Aunque el más reciente informe del Departamento istrativo Nacional de Estadística (DANE) celebró una reducción significativa en la tasa de desempleo en Colombia, no todo son buenas noticias. El presidente de la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia (ANDI), Bruce Mac Master, advirtió sobre una preocupante realidad detrás de las cifras: el empleo informal está creciendo aceleradamente.
Según el DANE, en abril de 2025 la tasa de desempleo en el país se ubicó en 8,8 %, una caída notable frente al 10,6 % registrado en abril de 2024. Se trata de la cifra más baja desde abril de 2001. No obstante, Mac Master hizo una lectura crítica del panorama laboral: de los 711.000 nuevos trabajos generados, el 74 %, es decir, 528.000, corresponden a personas que se vincularon como “cuentapropistas”. En otras palabras, trabajos informales.
“Lo que estamos viendo es un incremento inmenso en la informalidad laboral de Colombia”, escribió el líder gremial en su cuenta de X (antes Twitter). Además, señaló que otros 300.000 colombianos salieron del mercado laboral, lo que contribuyó a reducir artificialmente la tasa de desocupación, ya que esta se calcula sobre la población que sigue buscando empleo.
Nivel de desempleo en Colombia., Foto:DANE
Mac Master también indicó que uno de los sectores donde más creció el empleo fue el de la istración pública, especialmente en áreas como educación y salud, que sumaron alrededor de 235.000 puestos de trabajo. Sin embargo, alertó que no se están tomando medidas para frenar el avance de la informalidad: “Está creciendo a pasos agigantados y no estamos haciendo nada contra eso”.
Por su parte, los datos del DANE muestran que la Tasa Global de Participación (TGP) también disminuyó levemente, pasando de 64,0 % en abril de 2024 a 63,7 % en abril de 2025. Esto indica que hay menos personas activas en el mercado laboral. En contraste, la Tasa de Ocupación (TO) aumentó de 57,2 % a 58,1 %.
Si bien la baja del desempleo es, en principio, una señal positiva para la economía nacional, el trasfondo revela desafíos estructurales que persisten: empleos sin garantías, reducción de la población económicamente activa y un aparato estatal que absorbe buena parte del crecimiento laboral. Las cifras, aunque alentadoras a primera vista, exigen un análisis más profundo y políticas públicas que respondan a la informalidad galopante en el país.
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