Hace algunos días, un
Elon Musk orgulloso le contaba al mundo que su compañía, Neuralink,
había logrado implantar un chip en el cerebro de una persona para que esta pudiera realizar varias acciones con solo pensarlo.
Pues, esto no solo ha sido idea de Musk, sino que ha venido desarrollándose ese trabajo desde años anteriores y el neurocirujano Ahmed Raslan, de la Universidad de Ciencias y Salud de Oregón, en Portland, llevó a cabo el procedimiento para poder tratar ataques epilépticos en una paciente.
Ella, Amber Pearson, recibió un implante de 32 milímetros para tratar sus ataques epilépticos y a su vez ella misma les sugirió a los médicos que también le programaran otra función para ayudarle a combatir un transformo obsesivo -TOC - que la estaba afectando de manera importante.
La mujer tenía una obsesión con el lavado de manos, que la llevaba incluso al límite de sacarse sangre por su pensamiento de contaminarse, por haber tocado cualquier objeto.
Pearson le expresó a la AFP: “Estoy realmente presente en mi vida diaria y eso es increíble. Antes, estaba constantemente dentro de mi cabeza, preocupándome por mis compulsiones”.
Aunque Pearson tuvo que esperar nueve meses para ver los resultados, se siente complacida, puesto que ha visto grandes cambios en su vida con estos dos problemas que la afectaban: la epilepsia y su TOC.
Fue su idea decir: 'Bueno, vas a entrar en mi cerebro y poner este cable, y tengo TOC, ¿puedes simplemente poner un cable para TOC?'", confesó el neurocirujano Raslan, sobre Pearson.
Lo que hace el chip en el cerebro de Pearson es mandarle una señal que asila eficazmente la actividad cerebral asociada al TOC, al igual que cuando va a tener un ataque de epilepsia.
Para poder lograrlo, Aslan y su equipo programaron el chip para que ejecutara las dos funciones, siendo cada uno de ellos independiente uno del otro.
Tras el implante, los médicos iniciaron con las pruebas en Pearson, sometiéndola a diferentes sustancias y olores que anteriormente le hubiera despertado su obsesión por el lavado de manos, como por ejemplo, el olor a mariscos.
El chip pudo aislar este momento estresante, mediante unos pulsos eléctricos.
Su obsesión por el lavado de manos extrema fue disminuyendo con el tiempo y según Raslan, se espera que como Pearson sean millones de personas con TOC y otro tipo de afectaciones, se puedan ver beneficiadas con el implante de estos chips.
LUZ ANGELA DOMÍNGUEZ CORAL
REDACCIÓN ALCANCE DIGITAL
EL TIEMPO
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