Conforme avanza la edad, el cerebro puede experimentar un deterioro natural, pero esto no significa que el envejecimiento cerebral tenga que ir necesariamente acompañado de pérdida cognitiva.
Neurocientíficos han demostrado que ciertas actividades pueden estimular la neuroplasticidad, es decir, la capacidad del cerebro para crear nuevas conexiones neuronales, incluso en la tercera edad. En un contexto donde la esperanza de vida aumenta, mantener la mente ágil se vuelve una prioridad para millones de personas.
A continuación, se detallan cinco actividades recomendadas para proteger el cerebro después de los 60 años:
1. Aprender habilidades completamente nuevas
El cerebro se fortalece cuando se enfrenta a desafíos que requieren concentración sostenida. Estudios del Instituto Nacional sobre el Envejecimiento indican que actividades como aprender un nuevo idioma, tocar un instrumento musical o dominar la tecnología digital después de los 60 años favorecen la creación de nuevas redes neuronales. Estos ejercicios estimulan simultáneamente diversas áreas cerebrales: la memoria (hipocampo), la coordinación (cerebelo) y la función ejecutiva (lóbulo frontal).
Estas actividades estimulan simultáneamente múltiples áreas cerebrales. Foto:iStock
2. Ejercicio físico regular con componente aeróbico
Practicar caminatas rápidas, natación o baile no solo mejora la salud cardiovascular, sino que también incrementa el flujo sanguíneo cerebral y promueve el crecimiento del hipocampo, fundamental para la memoria. Investigaciones de la Universidad de Pittsburgh señalan que adultos mayores que realizan al menos 150 minutos semanales de ejercicio moderado presentan un mayor volumen cerebral en comparación con sus pares sedentarios.
Actividades como el tai chi combinan movimiento, equilibrio y concentración, ofreciendo beneficios integrales. Se destaca que el efecto protector es acumulativo, por lo que la constancia tiene más peso que la intensidad. Incluso tareas cotidianas como la jardinería o subir escaleras pueden contribuir si elevan la frecuencia cardíaca durante al menos 10 minutos continuos.
Actividades como el tai chi son especialmente valiosas por combinar movimiento y equilibrio. Foto:iStock
3. Juegos estratégicos y rompecabezas variados
Juegos como el ajedrez, crucigramas, sudokus y cartas estratégicas, por ejemplo el bridge, ejercitan el pensamiento lógico y la memoria de trabajo. Neuropsicólogos de la Clínica Mayo recomiendan la variedad en estos juegos, ya que alternar entre desafíos numéricos, espaciales y lingüísticos activa distintas redes cognitivas, favoreciendo un entrenamiento cerebral más completo.
El ajedrez, crucigramas, sudokus y juegos de cartas estratégicos ejercitan el pensamiento lógico. Foto:iStock
4. Socialización activa y conversaciones profundas
Interacciones superficiales no alcanzan para estimular plenamente el cerebro. Según investigaciones de Harvard, discusiones intelectuales, debates y discrepancias cordiales generan mayor actividad cerebral que las interacciones banales.
Participar en clubes de lectura, grupos de debate o actividades de voluntariado exige procesar información compleja y manejar dinámicas sociales, lo que estimula diversas funciones cognitivas. La soledad crónica está asociada a un aumento del 40 % en el riesgo de Alzheimer. Actividades como enseñar a jóvenes o participar en coros comunitarios son especialmente beneficiosas, ya que integran la transmisión de conocimientos, coordinación y emociones positivas. Asimismo, recordar y compartir historias personales fortalece la memoria episódica.
Unirse a clubes de lectura o grupos de debate exige al cerebro procesar información compleja. Foto:iStock
5. Prácticas de meditación y mindfulness
La meditación regular puede aumentar el grosor cortical en áreas relacionadas con la atención y reducir la atrofia cerebral asociada al envejecimiento. Un estudio publicado en NeuroImage mostró que adultos mayores que participaron en un programa de mindfulness durante ocho semanas mejoraron significativamente en pruebas de memoria y flexibilidad cognitiva.
La meditación regular puede aumentar el grosor cortical en áreas relacionadas con la atención. Foto:iStock
Este contenido fue reescrito con la asistencia de una inteligencia artificial, basado en información de El Universal (GDA), y contó con la revisión de la periodista y un editor.
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