El pasado domingo 11 de julio fue el primer vuelo tripulado de Virgin Galactic, empresa dedicada a proporcionar vuelos espaciales suborbitales tripulados, lanzamientos suborbitales para misiones científicas y lanzamientos orbitales para satélites pequeños.
Entre los seis tripulantes, dos pilotos y cuatro pasajeros, se encontraba el multimillonario Richard Branson, fundador de la empresa, los cuales estuvieron a más de 85 kilómetros de la superficie del planeta y disfrutaron de unos minutos sin gravedad. "Es la experiencia completa de toda una vida", dijo Branson mientras el V.S.S. Unity descendía.
Los viajes privados al espacio no son nuevos. Desde el año 2000, varios turistas adinerados han gastado decenas de millones de dólares para volar a la Estación Espacial Internacional (EEI).
La Nasa ha estado encargada de los vuelos de carga comercial desde 2012 y de los vuelos de tripulación comercial desde 2020. Sin embargo, ha insistido poco a poco a las empresas privadas que asuman los lanzamientos de carga y astronauta a la EEI.
Empresas como Virgin Galactic y Blue Origin han trabajado en un tipo de vuelo espacial diferente: turismo espacial suborbital. Cualquiera que tenga cientos de miles de dólares pronto podrá viajar durante unos minutos hasta la frontera del espacio.
Aún cuando estas empresas lleven a clientes y consigan contratos de investigación, Laura Seward Forczyk, analista del sector espacial, dijo en una entrevista con la revista National Geographic que aún no sabemos qué tamaño acabará teniendo el mercado suborbital.
En teoría, ante la demanda de tiquetes, los precios bajaran y los vuelos se volverán más comunes. Pero actualmente, este sector se dirige a las personas más adineradas, sus invitados e investigadores financiados.
Según Forczyk, a medida que la tecnología avance, sabremos si las empresas multimillonarias de vuelos espaciales pueden cumplir su promesa de democratizar el espacio o si los viajes suborbitales seguirán siendo un lujo.
El futuro de estos viajes también dependerá de la seguridad de los vehículos. De acuerdo a la actual legislación estadounidense, las autoridades federales tienen una capacidad limitada para regular la seguridad de los pasajeros en los vuelos espaciales comerciales hasta 2023. "No creo que alguien se engañe y piense que esto va a ser un entorno libre de riesgos", dice Forczyk. "Creo que debemos prever y esperar que se produzcan accidentes mortales".
Pero aunque los incidentes frenen el desarrollo, es probable que el de los consumidores al espacio suborbital y más allá siga expandiéndose. "Yo lo vería más bien como el fin del principio", dijo al mismo medio a historiadora espacial Jennifer Levasseur, del Instituto Smithsoniano. "Los vuelos espaciales nunca van a ser rutinarios; esto no es un proceso rutinario... (Pero) estamos entrando en una nueva fase de regularidad".
REDACCIÓN VIAJAR
Con información de National Geographic
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