Grecia: la patria espiritual de los hombres libres

Grecia es la patria espiritual de los hombres cultos que aman la libertad y la democracia. Visitarla al menos una vez en la vida es imperativo de la gratitud, la elegancia intelectual y la belleza.

Con Sócrates, Platón, Aristóteles, Demócrito y Heráclito aprendimos a pensar, con Esquilo, Sófocles y Eurípides buceamos en los trágicos y oscuros recovecos del corazón de los mortales y desde las comodidades que nos proporciona la modernidad no dejamos de irar a Diógenes y sus inimitables genialidades. 

(Le puede interesar: 'Hoy Colombia está de moda': Paula Cortés, presidente ejecutiva de Anato)

Grecia es la madre de la cultura del mundo occidental. A ella acudimos para entender los orígenes de la filosofía, del arte, de la biología y del olimpismo. ¿Cómo no amar y irar a un pequeño país que dejó grabada su impronta física y cultural en todo el mundo conocido de entonces y de siempre?

He aquí una breve lista de los lugares medulares que no deben faltar en una visita a Grecia.

Levantado en la Acrópolis de Atenas, este templo no deja indiferente a ningún visitante por la belleza, armonía y perfección de las formas. Lo ordenó construir Pericles en agradecimiento por haber ganado a los persas en la batalla de Maratón. Según muchos arquitectos es el templo más bello no solo de la antigüedad sino del mundo. Sus constructores fueron Calícrates e Ictino y el decorador Fidias que fue quien hizo la estatua de Atenea, deidad a la que está dedicado el templo. La estatua criselefantina (de oro y marfil) de la diosa empleó 1.150 kilogramos de oro. Fueron necesarias 22.000 toneladas de mármol blanco para la construcción del templo.

Son pináculos rocosos de absoluta verticalidad que alcanzan 613 metros sobre el nivel del mar. Se destacan en la llanura sobre la que levantan sus impresionantes paredes. En sus cumbres hay monasterios de monjes ortodoxos. En el siglo XVI eran 24 monasterios y en la actualidad quedan seis. Algunos fueron destruidos por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial. Es posible subir a ellos y visitar los monasterios.

Situado en el Peloponeso y levantado en la Acrópolis de Atenas, este templo resalta por la belleza, armonía y perfección de las formas. Lo ordenó construir Pericles en agradecimiento por haber ganado a los persas en la batalla de Maratón. Según muchos arquitectos es el más bello no solo de la antigüedad sino del mundo. Sus constructores fueron Calícrates e Ictino y el decorador Fidias, quien hizo la estatua de Atenea, deidad a la que está dedicado. La estatua criselefantina de la diosa empleó 1.150 kilogramos de oro. Y se necesitaron 22.000 toneladas de mármol blanco para la construcción del templo. Entre los teatros griegos que quedan en pie desde la antigüedad, el más famoso es el Epidauro. Sus graderías albergan 12.000 espectadores y todavía hoy se utiliza para las representaciones de las tragedias de Esquilo, Sófocles y Eurípides. El genio griego lo construyó de tal manera que los actores hablando normalmente en el escenario eran escuchados perfectamente en las más altas graderías.

En esta ciudad se celebraron los primeros Juegos Olímpicos de la antigüedad en el año 776 a.C. Es emocionante correr los 100 metros en la pista sagrada que recorrieron los primeros atletas y que se conserva intacta. La antigua Olimpia era un santuario griego dedicado al culto de Zeus, que con los años se convirtió en un museo vivo del arte y la cultura griegos. Está declarada por la Unesco Patrimonio de la Humanidad. En Atenas también se debe visitar el Estadio Panatenaikos donde se celebraron en 1.896 los primeros Juegos Olímpicos de la era moderna.

Su tumba y la de su esposa Clitemnestra. Se encuentran en las afueras de Micenas. La tumba, que se cree es de Agamenón, fue construida el año 1.250 a.C, es abovedada y la piedra del dintel es la más pesada del mundo, pesa 120 toneladas. Agamenón fue el rey de reyes de los griegos en la guerra de Troya. Cerca está la tumba de su esposa Clitemnestra y en la cima de la colina se levanta la Ciudadela de Micenas con el Palacio de Agamenón. La entrada a la fortaleza es La Puerta de los Leones, un prodigio de la ingeniería.

Los griegos fueron un pueblo esencialmente navegante y establecieron muchas colonias en todo el Mediterráneo, colonias que eran bendecidas por el dios Apolo, en el oráculo de Delfos. En Delfos se encontraba el templo de Apolo y muchas capillas, llamadas tesoros, en los que las ciudades dejaban exvotos de agradecimiento al dios. La Pitonisa, llamada también Sibila, era la encargada de trasmitir los mensajes de Apolo. Ella entraba en trance merced a unos vapores que surgían del suelo y trasmitía los oráculos que muchas veces eran confusos y de contradictoria interpretación.

ANDRÉS HURTADO GARCÍA

Especial para Viajar