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La grave crisis que pone en riesgo el futuro de los delfines de río en la Amazonia
Amazonia enfrenta una crisis inminente en la que los delfines de río, están en peligro de extinción.
Jimena Valderrama, médica veterinaria de la Fundación Omacha, revisa el cadáver de un delfín rosado encontrado en la zona fronteriza entre Colombia y Perú. Foto: Dylan Escobar
Los estragos de una sequía que no padecía la región amazónica hace más de una década se ven reflejados en el olor desagradable y varios signos de descomposición del cuerpo sin vida de un delfín rosado.
La Amazonia enfrenta una crisis inminente en la que los delfines de río, animales emblemáticos de esta región, están en peligro de desaparecer. En China, donde estos cetáceos odontocetos, fue declarada probablemente extinta en 2007 y no es raro pensar que con las amenazas que se presentan en esta zona del país como la sequía, la pesca ilegal, el calentamiento global y la contaminación con mercurio, acá pueda suceder algo similar.
Desde la década de 1980 el número de todas las especies de delfines de río ha descendido en un 73 por ciento, según el informe de Planeta Vivo de 2022 de la WWF, donde declaran que las amenazas que más impactan a esta población natural son la infraestructura hídrica, la pesca insostenible, y las consecuencias de la contaminación.
El último antecedente de una mortandad de estos animales en la Amazonia fue en septiembre de este año, donde el Instituto Chico Mendes para la Conservación de la Biodiversidad (ICMBio), reportó la muerte de al menos 141 delfines en el lago Tefé, en Brasil.
El pasado 17 de octubre, EL TIEMPO tuvo la oportunidad de participar en una expedición para ver las repercusiones que la sequía está generando en las poblaciones de delfines de río amazónicos del país. Ese día, y aunque no era uno de los objetivos, el equipo de periodistas, biólogos y habitantes locales encontraron cerca a la comunidad naranjales del municipio de Puerto Nariño, en la zona fronteriza con Perú, el cadáver de un delfín rosado (Inia geoffrensis) con varios signos de descomposición. Esta especie está en la categoría En Peligro de extinción.
Esto refleja los estragos que está generando la sequía en el ecosistema de la región Amazónica, que sigue en riesgo inminente por el fenómeno de El Niño que según el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam), se extenderá hasta mayo del próximo año y que será más fuerte entre los meses de noviembre, diciembre de 2023 y enero de 2024.
El primero en dar indicios del fallecimiento del mamífero acuático fue Segundo Peña, pescador de Puerto Nariño, que mientras recorría el río Amazonas en busca de peces para comercializarlos, se percató del cuerpo inerte de un delfín tendido cerca a territorio peruano.
Don segundo fue la persona que dio indicios del cuerpo inerte tendido del delfín rosado Foto:Dylan Escobar / EL TIEMPO
Al momento de ser encontrado, el cadáver presentaba signos de descomposición y tenía encima varias aves carroñeras. “No sabemos realmente las causas de su muerte, porque al menos, lleva cinco o seis días en este estado”, aseguró Jimena Valderrama, médica veterinaria de la Fundación Omacha, quien fue la primera persona en revisar el cuerpo del delfín.
En ese estado, el color rosado característico de esta especie se va deteriorando hasta quedar pálido, y comienza a desprender un olor desagradable en el ambiente que con el calor se vuelve más complejo de tolerar.
En el proceso exhaustivo de revisión, Valderrama procede a colocarse guantes y tomar un bisturí para realizar la primera muestra de un análisis genético. “Desde hace varios años realizamos este procedimiento porque se han detectado otras especies de delfines diferentes al Inia geoffrensis, como el Inia Boliviensis en Bolivia, y el Inia Araguaianieisis en el río Araguaia de Brasil”, afirmó la experta.
El cuerpo del delfín estaba cerca a la comunidad Naranjales, en la zona fronteriza entre Colombia y Perú. Foto:Dylan Escobar / EL TIEMPO
En el procedimiento, Valderrama realiza el conteo de dientes y otros diagnósticos iniciales para tener algún indicio de la posible causa de muerte. La veterinaria concluye que, “debido al estado en el que se encuentra, una necropsia no ayuda a revelar las razones de su fallecimiento, ya que muchos de sus órganos están descompuestos”. No obstante, aclara que no presentaba signos de alguna lesión aparente con una red, ni tampoco de una enfermedad.
Las primeras sospechas recaen en que fue un conflicto con algún pescador, debido a que los delfines de río rompen las redes llenas de peces para alimentarse. La especialista de la Fundación Omacha enfatiza que, “cada individuo que se muere de una población en peligro de extinción repercute en todo el ecosistema natural”.
Ese es el tercer individuo cuya muerte es registrada este año en Colombia por la Fundación Omacha, aunque se sospecha que podrían ser más, dado que el monitoreo de estos decesos es complejo en una zona tan amplia como la Amazonia.
Las amenazas
La muerte de los delfines de río puede tener distintos móviles ambientales y sociales. La bióloga Silvia Vejarano, especialista en Conservación de WWF, enfatiza que “la causa más directa que se tiene en la región amazónica es el cambio climático. El calentamiento global incrementa cada vez su impacto sobre las especies y esto repercute en problemas en el ecosistema”.
La deforestación es otro de los factores que aumenta el riesgo de extinción de esta especie. Según Vejarano, “se debe erradicar esta actividad para que las partes altas de las cuencas de ríos como el Amazonas mantengan un flujo de caudales constantes porque las especies que viven en la región lo necesitan”.
Esto porque cuando hay menos árboles en las cuencas eso se traduce también en afluentes hídricos más escasos. Además, cuando la sequía es prolongada, como la que se presenta actualmente, ese otro factor genera mayores presiones en la dinámica natural.
También la sobrepesca es uno de los peligros a los que se enfrentan los delfines de río en la Amazonia. Valderrama señala que, “las ‘capturas accidentales’ o las retaliaciones por parte de los pescadores es uno de los grandes problemas que presentan estas especies en la región”. También, la minería ilegal y la contaminación por mercurio son presiones que empeoran la problemática.
Quedarse sin delfines es un escenario que pone en riesgo al ecosistema amazónico. Estos animales son catalogados ‘especies sombrilla’, pues son indicadores importantes de la salud de los ríos en los que viven, dado que su presencia indica un ecosistema acuático sano.
Según estudios, cuando las poblaciones de delfines son prósperas, las poblaciones de peces también lo son, lo que es clave para el sustento de cientos de pescadores y familias que dependen de su presencia.
Para contrarrestar los efectos climáticos y la incidencia humana en el aumento de la probabilidad de extinción de los delfines de río, se han efectuado estrategias para la preservación de esta especie acuática y del ecosistema.
Desde WWF, Vejarano afirma que, con la Iniciativa de Delfines de Río de Suramérica (Sardi) se hacen varios estudios poblacionales y cálculos de la cantidad de mercurio que tiene esta especie, junto investigaciones de reproducción y migración”.
También, WWF emplea tecnología satelital para monitorear constantemente el desplazamiento y comportamiento de los delfines de río de la región; y en un panorama más amplio están trabajando en la erradicación de la deforestación y de la minería de oro.
Lanchas en la zona de embarque de Puerto Nariño llevan turistas por el río Amazonas para el avistamiento de delfines de río. Con la extinción de la especie, muchas familias se verán afectadas Foto:Dylan Escobar / EL TIEMPO
Por su parte, la Fundación Omacha lleva al menos treinta años realizando distintos programas para la conservación de las especies vulnerables y en riesgo de extinción, fomentando proyectos con las comunidades de la región Amazónica. “Hacemos telemetrías satelitales para la evaluación de la salud de los delfines y también nos enfocamos en la rehabilitación de manatíes, y tratamos de generar alternativas económicas para la región porque la conservación se hace de la mano de las comunidades”, recalca Valderrama.
Lo cierto es que al ritmo actual, los avistamientos de delfines de río, un atractivo turístico de la Amazonia colombiana, se pueden convertir en una mortandad de especies acuáticas con las repercusiones constantes que permanecen en la actualidad, afectando no solo al ecosistema natural, sino además, las familias que dependen económicamente de la visita de turistas a la región.