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Pitillo biodegradable: ¿Realmente ayuda al medio ambiente?

Existen opciones de pitillos fabricados con otros materiales. Los más usados, los de papel y bambú.

Ante la tendencia de disminuir el consumo de plásticos desechables, empresas le apuesta a otro tipo de pitillos.

Ante la tendencia de disminuir el consumo de plásticos desechables, empresas le apuesta a otro tipo de pitillos. Foto: Archivo particular

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Entre los productos de materiales biodegradables más populares que están reemplazando a los de plástico figuran los pitillos de bambú, silicona y acero. 
La preocupación con los pitillos es que son uno de los 10 elementos de plástico que más contaminan nuestros mares, asegura un reporte del Fondo Mundial para la Naturaleza. Se han encontrado residuos plásticos en el 90 por ciento de las aves marinas y en todas las especies de tortugas que nadan en el océano.
El asunto ahora es si el plástico biodegradable y las otras alternativas sí están solucionando el problema.
"Usar una botella, bolsa, pitillo, tenedor, mezclador, etc, y tirarlos a la basura después de un uso ¡no tiene sentido! No solo porque el plástico es casi indestructible, sino porque los sistemas de manejo de residuos son incapaces de procesar la cantidad de basura que producimos 8 mil millones de personas. Por eso, estos van a dar a la naturaleza donde se convierten en una trampa mortal", advierte WWF.

¿Qué son los plásticos biodegradables?

Que un material sea biodegradable quiere decir que sus componentes pueden ser comidos por organismos vivos, como los hongos y las bacterias. El plástico está compuesto por carbono, que proviene de distintas fuentes: del petróleo que sacamos de lo más profundo de la tierra o de los almidones y azúcares de las plantas.
Solo el 9 por ciento de todo el plástico que consumimos en el mundo se recicla. El otro 91 por ciento se convierte en basura.
Ese es el origen de la mayoría de los plásticos (los biodegradables y los que no lo son), pero eso sí, hay que aclarar: que un plástico se haga con petróleo no quiere decir que no sea biodegradable, de la misma manera que el hecho de que se haga con plantas no quiere decir que lo sea. La diferencia está en los aditivos que se agregan al plástico para que tenga distintas propiedades. Esos componentes se pueden combinar de tal manera que sean enteramente biodegradables y así lograr una solución ecológica a muchos problemas derivados del plástico.

¿Sirven para todo?

Para poder reemplazar la totalidad de los plásticos existentes por opciones biodegradables, estas deberían tener las mismas propiedades físicas y químicas que tienen los distintos tipos de plástico que se usan alrededor del mundo. Esto es: los plásticos se fabrican según el contenido que van a llevar adentro y no es igual el que se usa para construir un avión que el que tienen los envases de la casa.
Lo que jamás puede pasar es que un producto se desintegre antes de cumplir el fin para el que fue hecho. Ahí está el problema: los plásticos biodegradables no pueden reemplazar la totalidad de los plásticos convencionales, pero sí algunos. Por ejemplo: en Noruega y Alemania los usan en los empaques de las verduras o en las botellas de jugos exprimidos. ¿Por qué acá no?

¿Cómo se reciclan?

Los plásticos biodegradables no se reciclan como el resto de los plásticos. La mayoría necesita de un proceso especial para descomponerse: tienen que tirarse dentro de un compost industrial orgánico, en donde finalmente se degradan cuando el sustrato llega a los 50° de temperatura. Es decir, para que estos bioplásticos sean correctamente tratados, habría que poner en marcha una red de tratamiento de los residuos orgánicos hogareños, algo muy costoso y que en nuestro país no existe.
De hecho, hoy los orgánicos van a parar a una mezcla junto con muchos plásticos que no se pudieron recoger para su correcto reciclado. Si ya reciclar los plásticos convencionales es complejo, imagínate lo que sería recolectar los bioplásticos. Muy difícil que suceda en el corto plazo.

¿Qué podemos hacer?

En definitiva, no todos los plásticos se pueden reemplazar y la degradación de los biodegradables no es tan sencilla. La clave parece estar más en cambiar nuestro comportamiento que en modificar el material con que se hacen los productos.
Pregúntate: ¿nunca compraste algo solo porque tenía un empaque más lindo, pero que descartaste en el momento en que lo abriste? La mejor manera de ayudar es reutilizar las cosas todo lo posible, optar siempre por productos hechos con materiales renovables (como madera o caña de azúcar) y pedirles constantemente a los gobiernos que mejoren los métodos de reciclaje y recuperación de residuos. Sobre esa base, sin duda, va a ser mucho más fácil solucionar el problema.

En números

El plástico convencional tarda entre 500 y 1000 años en descomponerse.
3 meses tarda un bioplástico en compostarse.
350 millones de toneladas de plástico se generan en el mundo por año.
Para 2020 se espera producir mundialmente 884 toneladas de plástico biodegradable.
Los bioplásticos producen un 70 por ciento menos de gases invernadero que los plásticos convencionales.
Con información de LA NACIÓN (ARGENTINA) - GDA

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