Además de los balances que es costumbre hacer en estas fechas decembrinas, está la priorización de las tareas para el año nuevo que se avecina.
Si esta reflexión se lleva a la investigación en costas y mares de Colombia, la lista puede ser infinita; sin embargo,
me permito proponer algunos de los principales aspectos que, como país, deberíamos investigar en mayor profundidad con el fin de proponer estrategias de uso y conservación responsables. No podemos perder de vista que será un 2018 muy difícil para el ambiente y la investigación de nuestros
ecosistemas.
De esa lista que menciono forman parte la erosión costera, entendida de manera integral con los cambios de uso de playas, deforestación de manglares y alteraciones en las dinámicas hidrológicas de ríos y estuarios que desembocan en diferentes puntos de territorio costero nacional; la elevación del nivel del mar y la definición clara de escenarios predictivos para las poblaciones costeras, que desde ya se están viendo impactadas por uno de los brazos malignos del cambio climático, y la acidificación marina, no solo debida a los incrementos de dióxido de carbono atmosférico, sino a los elevados aportes antropogénicos de materia orgánica a los mares, que se descompone y libera este gas de efecto de invernadero.
También hay que incluir los proyectos productivos viables, basados en especies marinas, encaminados a mejorar la calidad de vida de los habitantes costeros y a ofrecer estrategias de empleabilidad en el
posconflicto, y las energías renovables alternativas, pues es hora de ver con profundidad e interés este campo teniendo al mar como matriz de desarrollo, ya sea por oleaje, mareas o corrientes.
Obviamente, no debemos descuidar los ya avanzados estudios en biodiversidad, contaminación marina, recursos pesqueros someros y profundos, o aquellos focalizados en el desarrollo de planes para el manejo integral de la zona costera y oceánica, alineados a los Objetivos de Desarrollo Sostenible y la premisa fundamental que debe mover la investigación científica del país: la inequidad y la pobreza son los principales problemas ambientales.
Que la luz que brille en Colombia sea la de la investigación certera y aplicada para atacar estos dos flagelos de la humanidad.
ANDRÉS FRANCO HERRERA
Director del Departamento de Ciencias Biológicas y Ambientales de Utadeo