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Análisis
La COP29 y la urgencia de acordar nuevas metas de financiación climática
Aunque en las COP se ha llegado a acuerdos multilaterales importantes, como el de París, los países muestran poco compromiso en cumplirlos, poniendo en duda la efectividad del sistema.
La COP29 se realizará del 11 al 22 de noviembre en Baku, Azerbaiyán. Foto: Tomada de X: @COP29_AZ
El mundo se encuentra en una coyuntura crítica. Los efectos devastadores del calentamiento global son cada vez más evidentes, y la crisis se está profundizando. Para mitigarla, es urgente reducir la emisión mundial de gases de efecto invernadero. Demorar la acción aumentará los costos humanos y económicos.
La Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP29) en Bakú (Azerbaiyán) es una oportunidad única para la acción colectiva eficaz. En un contexto de crecientes tensiones geopolíticas e incertidumbre global, la COP29 es una prueba para el sistema multilateral, del cual depende la capacidad de la humanidad para responder a esta amenaza existencial.
Las bases para la acción coordinada se sentaron en Río de Janeiro en 1992, con la creación de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), que instituyó que cada año se celebrara una Conferencia de las Partes (COP) para promover soluciones consensuadas. La idea era sencilla: el cambio climático es un problema global y para darle respuesta se necesitan acciones concertadas.
La CMNUCC fomenta la cooperación entre los países pequeños y las superpotencias, permite un diálogo directo entre las organizaciones de la sociedad civil y los Gobiernos y facilita la transferencia transfronteriza de tecnología. Pero, sobre todo, ofrece un marco para la acción colectiva donde los esfuerzos de cada nación alientan a otros a incrementar los suyos.
En 1997, el Protocolo de Kioto estableció objetivos vinculantes de reducción de emisiones para las economías desarrolladas, pero pronto quedó claro que no eran suficientes. Por eso, en 2009, los países desarrollados se comprometieron a que en 2020 movilizarían 100.000 millones de dólares al año en apoyo de las políticas climáticas de las naciones en desarrollo.
El Acuerdo de París (2015) fue un punto de inflexión, donde se estableció el objetivo de limitar el calentamiento global a 1,5 °C por encima de los niveles preindustriales y mantenerlo en cualquier caso muy por debajo de 2 °C. Para hacer un seguimiento de los avances, el acuerdo estableció un sistema de contribuciones determinadas a nivel nacional (NDC, por la sigla en inglés), por las que cada país presenta planes detallados para la reducción de emisiones. Auditorías mundiales periódicas evalúan la situación de los países respecto al cumplimiento de sus compromisos climáticos.
Los resultados
Lamentablemente, la primera de esas auditorías, cuyos resultados se publicaron antes de la COP28 del año pasado en Dubái, mostró que estamos lejos de cumplir las metas. También se presentó una hoja de ruta integral en la que se pide a todos los países comprometerse con NDC alineadas con el objetivo de 1,5 °C y establecer medidas y cronogramas claros (con inclusión del abandono gradual de los combustibles fósiles) que hagan posible el cumplimiento del Acuerdo de París.
La COP29 es el siguiente paso de este esquema multilateral y está previsto que en ella la dirigencia internacional acuerde un aumento significativo del objetivo de 100.000 millones de dólares de financiación climática: el llamado “Nuevo Objetivo Colectivo Cuantificado” (NCQG). Además, cada país deberá presentar NDC actualizadas antes de febrero de 2025.
En este proceso, es esencial la transparencia. Si los objetivos del Acuerdo de París son el destino y las NDC son el mapa, el NCQG es el combustible necesario para llegar. Como presidente de la COP29, Azerbaiyán está exhortando a todos los países a presentar lo antes posible NDC alineadas con el objetivo de 1,5 °C. También estamos haciendo todo lo posible para asegurar una nueva meta de financiación climática que tenga en cuenta las necesidades de los países en desarrollo y esté a la altura de la escala y urgencia de la crisis.
Líderes mundiales posan para una foto de familia en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático COP29 en Bakú, Azerbaiyán, el 12 de noviembre de 2024. Foto:EFE
La meta es cumplir
Si no cumplimos, tendremos que hacernos preguntas difíciles: ¿estamos dispuestos a aceptar el fracaso del Acuerdo de París? ¿Y cuáles son las alternativas? Una cosa está clara: en ausencia de un plan de respaldo viable, hay que hacer todo lo posible por cumplir el objetivo de 1,5 °C. No podemos permitir que la inacción nos lleve a una catástrofe climática.
El sistema multilateral no es perfecto, pero sigue siendo el mejor mecanismo para dar respuesta a este problema abrumador. Por más de tres décadas ha fomentado cooperación internacional, comprensión compartida de los datos científicos y un firme consenso en torno a los propósitos climáticos globales.
La alternativa al multilateralismo es una respuesta fragmentada, en la que cada Gobierno lleva adelante agendas propias sin coordinación ni cooperación. Esto implicaría más lentitud en los avances, costos más altos y menos equidad en los resultados. Sin un objetivo unificador, desaparecerá en la práctica cualquier idea de propósito compartido. Piénsese, por ejemplo, en el objetivo de la COP29 de finalizar negociaciones sobre el artículo 6 del Acuerdo de París, que busca estandarizar los mercados de carbono. Mediante la canalización de recursos a los proyectos de mitigación más eficaces, este marco puede permitir un ahorro de 250.000 millones de dólares al año en 2030, una mejora sustancial en una era de recursos limitados.
Dadas las alternativas, nuestra única opción es hacer que el sistema actual funcione. La COP29 puede ayudar a cerrar las divisiones geopolíticas. Pero nuestro éxito depende de que todos los países estén dispuestos a participar y comprometerse con el proceso multilateral.
Los datos científicos son claros, los marcos para la acción coordinada ya existen y el plan está trazado. Ahora debemos hallar la voluntad política para usar estas herramientas. La COP29 es nuestra oportunidad para demostrar que el multilateralismo funciona.
(*) Presidente designado de la COP29 y ministro de Ecología y Recursos Naturales de Azerbaiyán.
La cifra que piden los países
El objetivo principal de la COP29 es lograr un nuevo acuerdo que aumente el dinero para combatir el cambio climático, detallando una meta, quiénes pagan y bajo qué condiciones. La cifra actual es de poco más de US$ 100.000 millones anuales y ahora las exigencias de los países pobres y que sufren más fuertemente las consecuencias del cambio climático oscilan en torno al billón de dólares. Un grupo regional latinoamericano propuso una partida de ayuda específica para esa región; también hay posturas como las del líder interino de Bangladés, Muhammad Yunus, quien dijo: “Creo que es humillante para las naciones venir y pedir dinero para arreglar (...) el problema que otros les causaron”. El 22 de noviembre termina esta COP y se espera que cierre con un acuerdo financiero firmado.