La Organización Internacional del Trabajo (OIT) ha venido desarrollando investigaciones sobre el potencial de creación de empleos verdes en el país, una línea de acción indispensable para la transición justa hacia una economía eficiente en carbono y recursos, a la que los países se comprometieron durante la Conferencia de Cambio Climático (COP26) en la Declaración sobre Transición Justa.
Entre las metas más ambiciosas que Colombia se ha propuesto, está reducir la emisión de gases de efecto invernadero de 0 a 51 % para 2030, como lo establece la Contribución Determinada a Nivel Nacional de Colombia (NDC).
Una de las investigaciones en marcha de la OIT, que se adelanta junto a investigadores indígenas, ha buscado identificar las oportunidades que tiene el país para avanzar hacia el desarrollo sostenible en los territorios indígenas de Colombia, teniendo a los jóvenes como protagonistas. Los pueblos indígenas han sido los guardianes milenarios de los recursos naturales del país y esto, sumado al bono demográfico que muestra la prevalencia de una población fundamentalmente joven, se convierten en el escenario ideal para impulsar los empleos verdes, el desarrollo sostenible y el trabajo decente.
Las investigaciones de la OIT apuntan a identificar las posibilidades de empleos verdes, en sintonía con la vocación de los territorios en los que residen mayormente los jóvenes indígenas. Así, se ha encontrado que, en los departamentos de La Guajira, Córdoba y Vichada, existe el potencial de las energías renovables, principalmente la solar fotovoltaica y la hidroeléctrica. Por ejemplo, en ecosistemas como el de la alta Guajira, donde reside principalmente el pueblo Wayuú, con vientos a lo largo del año, los parques eólicos son una oportunidad para la producción de energías verdes, cuya demanda podría servir para garantizar la autonomía energética de la región Caribe y del país, e incluso para ser exportada.
Dichas iniciativas deberán desarrollarse con la participación y consulta, señala la OIT, y además teniendo en cuenta lo establecido en el Convenio 169 de la OIT sobre pueblos indígenas y tribales, único tratado internacional vinculante en la materia, que reconoce a los indígenas su categoría de sujetos de derecho y su rol de protagonistas de su propio desarrollo.
La OIT también ha identificado oportunidades de empleos verdes en actividades de la bioeconomía, entre otros, como la farmacia y cosmética natural; el turismo de naturaleza, etnoturismo y agroturismo; cultivos comerciales que permitan la tecnología de policultivos y la protección del bosque y las fuentes hídricas de las cuales ya existen casos exitosos como la comercialización y exportación con el cultivo del café bajo sombra en los pueblos Nasa, Misak, e Inga en el suroccidente; Kankuamo, Arhuaco, Kogi y Wiwa en la Sierra Nevada; y Embera Chamí en Antioquia.
Según destacó la OIT: "Los empleos verdes deben ser un instrumento para garantizar el ‘buen vivir’, que los pueblos indígenas definen también como ‘vida armónica’, con un enfoque de empleo sustentable y sostenible con el medio ambiente. En la propuesta que OIT está construyendo, junto a investigadores indígenas, se reconoce la garantía de los derechos fundamentales del trabajo y de la protección social, contemplando también nuevos modelos de aseguramiento comunitario partiendo del espíritu colectivo que caracteriza a los pueblos".
“Es hora de ver a los pueblos indígenas como agentes de cambio para el logro de un desarrollo sostenible e incluyente en Colombia. Su demostrada contribución a la conservación de los recursos naturales y su aprovechamiento sostenible es hoy más valiosa que nunca y debemos potenciarla” agregó al respecto del tema, Hernán Coronado Chuecas, asesor principal de la OIT para los temas de pueblos indígenas en América Latina.
REDACCIÓN MEDIOAMBIENTE
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