Indígenas y áreas marinas protegidas, los dos logros de la COP16 a un día del cierre

En la recta final de las negociaciones, la plenaria de la COP16 debatió dos noches consecutivas hasta la madrugada. Los delegados, que llevan ya semana y media de negociaciones en Cali, lograron tras extensas discusiones llegar a un acuerdo en dos puntos, uno de ellos clave desde la visión del Gobierno y el otro fundamental desde la visión de la protección global de los océanos.

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“Logramos el primer objetivo importante de negociación en la plenaria de ayer, que fue la aprobación del Plan de Trabajo para Pueblos Indígenas y Comunidades Locales, una decisión que genera una ruta de implementación clara para pueblos indígenas del Marco Kunming-Montreal, contando con el consenso de todos los países”, dijo el jueves la presidenta de la COP16, Susana Muhamad.

El Plan de Trabajo era un punto que Colombia había apoyado desde antes de que se iniciara la cumbre. Sin embargo, era solo una parte de lo que se esperaba lograr dentro del discutido artículo del 8j, pues allí aún quedan discusiones por saldar, como la inclusión del pueblo afrodescendiente en el mismo apartado y la creación de un órgano subsidiario para las comunidades, lo que esencialmente se traduciría en que tendrían más representación dentro de la Convención de Diversidad Biológica (CDB). Al cierre de esta edición, los cientos de delegados presentes en el Centro de Eventos Valle del Pacífico seguían tratando de llegar a un consenso, mientras el Gobierno mantenía una visión positiva al respecto.

“Estamos muy contentos de que se haya aprobado lo que habían propuesto las comunidades indígenas porque tenemos unos derechos ganados desde hace más de 494 años y yo creo que es un poquito lo que nos está devolviendo la vida por haber sido constantes en la protección, por lo que creo que hoy se está reivindicando un poquito la historia con nosotros”, aseguró la gobernadora indígena de las Autoridades Indígenas del Suroccidente Colombiano (Aiso), María Yolanda Campo.

El segundo gran acuerdo logrado el jueves en la madrugada fue una lucha de ocho años. Se trata del acuerdo global para identificar y conservar áreas marinas de alta importancia ecológica en aguas internacionales. Este punto era clave porque para cumplir uno de los objetivos del Marco Kunming-Montreal sobre la protección del 30 por ciento de áreas marinas se requería que las zonas del océano que hoy son mar territorial internacional pudiesen ser declaradas como áreas protegidas por la ONU.

En ese sentido, para lograrlo, el acuerdo global suscrito en la COP16 y respaldado por delegados de diversas regiones del mundo establece un innovador proceso científico y técnico para identificar áreas marinas de importancia ecológica y biológica (Ebsas, por su sigla en inglés). Así, se promueve la protección de especies y ecosistemas esenciales en aguas internacionales, fuera de la jurisdicción de cualquier país.

Para identificar las Ebsas se creará un grupo asesor de científicos compuesto por expertos globales, que tendrá la misión de supervisar la identificación y actualización de las Ebsas, coordinando esfuerzos de conservación en zonas internacionales. Además, la descripción de estas áreas se realizará exclusivamente bajo criterios científicos y técnicos, sin implicaciones sobre soberanía territorial, manteniendo la neutralidad y respeto entre las naciones.

Gracias al apoyo de países como Alemania, Bélgica, Canadá, Noruega y Suecia, se realizarán talleres científicos y técnicos que reunirán a científicos y representantes comunitarios para ajustar las descripciones de las Ebsas.

Al respecto, el biólogo marino y director de Sharky Management and Consulting, Carlos Julio Polo Silva, destacó que esta decisión histórica permitirá un mejor manejo y conservación de las especies en áreas claves para la biodiversidad. “El hecho de crear un grupo con expertos de diferentes lugares del mundo es uno de los criterios clave para definir cuáles son las áreas relevantes, no solamente para una especie como tiburones, sino para muchas más. Esto nos ayudará a describir, preservar y manejar de forma sostenible”, resaltó.

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Finalmente, aunque todavía queda un día de negociaciones, de acuerdo con los expertos es poco probable que Colombia alcance a crear el mecanismo para la repartición justa de beneficios por secuencias genéticas digitalizadas, un punto que era fundamental para el Gobierno, pero que generó diferencias entre los negociadores por quién iba a poner la plata.

Las secuencias genéticas digitalizadas son esencialmente la información genética de plantas y especies que sirve para generar productos (como los genes del estevia por ejemplo) que como ya se han convertido en códigos digitales hoy ya no se traducen en pagos de las compañías y multinacionales que usan dicha información, pues basta con descargar las secuencias de un servidor en una página web y usarlo en proyectos biotecnológicos. Según explicó la ministra de Ambiente, Susana Muhamad, el quid del asunto ha estado en la definición de quiénes pagan: si multinacionales, medianas y grandes empresas o si definitivamente todo el mundo.

Al respecto, expertos como el presidente del Foro Nacional Ambiental, Manuel Rodríguez Becerra, ya habían señalado que aunque este podría ser un gran legado, la oposición de biofarmacéuticas y megacorporaciones a esta idea podría traducirse en un freno a esta discusión, que aunque aún tiene tiempo para realizarse, probablemente quede aplazada para la próxima cumbre.

A tan solo horas de que acabe el encuentro, el Gobierno, según reveló la ministra Muhamad, se concentrará en lograr lo que falta del artículo 8J, con la inclusión de pueblos afros dentro del documento; por lo que lo más probable es que estos dos puntos sean los legados diplomáticos de la cumbre que movió miles de personas, pero que, como es usual en estos encuentros, fue parca en lo diplomático.