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Noticia
Hipopótamos, pez león y retamo espinoso: ¿cómo se debe actuar ante las especies invasoras?
Investigadoras del Instituto Humboldt explican mitos y realidades a la hora de actuar ante las especies invasoras.
En Colombia hay más de 160 hipopótamos invasores que viven a sus anchas en la cuencua del río Magdalena, de acuerdo con el Isntituto Humboldt. Foto: Fernando Ariza Romero / EL TIEMPO
En el último Informe de ‘Especies invasoras y su control’ de la Plataforma Intergubernamental Científico-normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas (Ipbes), publicado en 2023, las especies exóticas invasoras fueron identificadas como uno de los principales impulsores directos de la pérdida de biodiversidad en todo el mundo.
El retamo espinoso es considerada una especie invasora. Foto:CAR Cundinamarca
El informe señala que las especies exóticas invasoras, por sí solas o en combinación con otros factores impulsores, han contribuido al 60 % de las extinciones mundiales registradas y son la única causa del 16 % de las extinciones mundiales de animales y plantas.
Junto con el cambio en el uso del suelo y del mar, la explotación directa de organismos, el cambio climático y la contaminación, las especies exóticas invasoras representan una amenaza significativa para la biodiversidad. Sin embargo, a pesar de esta realidad, el problema continúa avanzando a nivel mundial. Una de las principales dificultades radica en el desconocimiento generalizado sobre las verdaderas consecuencias que implica la presencia de estas especies.
Con el ánimo de seguir avanzando en la discusión, La Casa Humboldt en Medellín le abrió las puertas al debate con el objetivo de desmitificar conceptos. En una charla abierta con María Piedad Baptiste y Laura Nova, investigadoras del Instituto Humboldt, y la comunidad se aclararon algunos de los mitos y dudas que aún persisten.
La Casa Humboldt es una experiencia viva y en movimiento. Inició en 2024 durante la COP16. Foto:Instituto Humboldt
Los mitos y realidades a la hora de actuar ante las especies invasoras
Según aclararon las expertas, las especies exóticas no son per se invasoras. Esto, pues no todas las especies exóticas (animales, plantas y otros organismos presentes en una región de la que no son nativas) cumplen con las condiciones para ser consideradas invasoras.
Las especies invasoras tienen atributos o características que favorecen su dispersión o propagación y potenciales impactos, algunas de las cuales incluyen: alta tasa de reproducción, alta tolerancia a condiciones extremas, rápido crecimiento, madurez sexual temprana, rápida propagación y dispersión y son exitosas en la consecución de recursos (como alimento); generando impactos negativos sobre las especies nativas y los ecosistemas locales; así como en las comunidades.
También es falso que la única vía de entrada de las especies exóticas invasoras es la introducción intencional humana Esto porque los mecanismos por los cuales una especie exótica se traslada de un lugar a otro son muy variados y pueden ser intencionales o involuntarios. Estas especies pueden ser trasladadas en las aguas de lastre de los buques que hacen viajes interoceánicos, en la arena usada para la construcción o jardinería, estar incrustadas en las superficies de los barcos o ir inadvertidamente en buques de comercio internacional como polizones.
Un ejemplo es el pez león que afecta actualmente al Caribe, el cual se cree llegó cuando se liberaron individuos de acuarios en Florida, posiblemente después de que el huracán Andrew afectara a la zona. Sin embargo, es cierto que en el 90 % de las ocasiones, según los datos disponibles, las especies exóticas invasoras sí son introducidas de manera intencional por la actividad humana.
Plantas invasoras ciegan el cauce de un río. Foto:Ipbes
Un punto que es polémico es que las medidas de manejo de las especies invasoras deben apostar siempre a la erradicación. De acuerdo con las expertas Baptiste y Nova, las medidas a implementar dependen del estado de la invasión. Si se trata de una especie recientemente introducida y aún localizada (es decir, que no se ha dispersado), lo recomendable es optar por su erradicación. En cambio, si la especie ya está establecida y dispersa, lo más adecuado es aplicar estrategias de control y mitigación, ya que la erradicación resulta ineficaz en ese punto. Además, en ciertos ecosistemas, como los acuáticos, la erradicación puede ser aún más compleja debido a la dificultad de y a la identificación precisa de los individuos.
Lo que sí es cierto es que en especies exóticas invasoras se debe aplicar el principio de precaución. Este principio señala que basados en la incertidumbre respecto al potencial invasor de una especie exótica y el riesgo o peligro que generan las especies reconocidas como exóticas invasoras para la biodiversidad nativa, los pronunciamientos internacionales han sugerido la aplicación del principio de precaución en caso de una invasión biológica.
Esto, de acuerdo con las investigadoras, obliga al Estado y a las autoridades competentes a tomar acciones concretas para proteger la biodiversidad nativa. Existen muchos marcos decisorios y enfoques para apoyar la gestión de las especies exóticas invasoras en todas las etapas del proceso de invasión biológica; no obstante, lo mejor es la prevención temprana.
Los chitales tendrían mayor potencial invasor que hipopótamos. Foto:Román Jiménez.
Baptiste y Nova enfatizaron en que es totalmente claro que existen casos documentados sobre invasiones biológicas que forzaron la extinción de especies nativas. En dicho escenario, los ecosistemas insulares, por su fragilidad, son especialmente vulnerables a la presencia de especies exóticas invasoras, las cuales han sido responsables de extinciones de especies nativas. Un ejemplo emblemático es el de los gatos ferales -animales originalmente domesticados que han retornado a la vida silvestre-, que han provocado la desaparición de diversas especies de aves endémicas de las islas.
Según el último informe ‘Especies invasoras y su control’ de la Ipbes, el 90 % de las extinciones globales confirmadas atribuidas principalmente a especies exóticas invasoras han ocurrido en islas. Además, del total de impactos registrados en estos ecosistemas, el 9 % corresponde a extinciones locales.
De igual forma es cierto que una especie trasplantada presenta los mismos riesgos de una especie exótica invasora. Esto, pues las especies trasplantadas son animales, plantas u otros organismos trasladados a una región biogeográfica o cuenca hidrográfica diferente de su área de distribución natural, aunque permanezcan dentro del mismo país. Debido a este desplazamiento, pueden comportarse de manera similar a las especies exóticas invasoras, afectando gravemente los ecosistemas locales.
Un ejemplo ampliamente conocido es el del buchón de agua o jacinto de agua, una planta acuática originaria de la cuenca amazónica que fue introducida en regiones andinas como Cundinamarca. Allí, se ha convertido en una especie invasora, generando impactos ecológicos significativos. Hoy en día, el buchón de agua está catalogado entre las 100 especies exóticas invasoras más dañinas del mundo.
El Comité Nacional de Especies Invasoras declaró invasor al hipopótamo en Colombia. Foto:Minambiente
Sin embargo, es falso que mientras una especie no sea declarada como exótica invasora no genera efectos nocivos sobre los ecosistemas. Según las investigadoras, la ausencia de evidencia o de una declaratoria no es un criterio para desconocer una especie como “exótica potencialmente invasora” y para asegurar que no se esté reproduciendo y que tenga efectos negativos sobre los ecosistemas.
Según la Ipbes, en algunas especies exóticas invasoras la propagación es inmediata, pero otras especies tardan en propagarse tras su introducción, lo que significa que las amenazas que hoy se perciben pueden llevar a subestimar la magnitud de los efectos futuros. Tras un largo período de baja densidad, las especies exóticas invasoras pueden aumentar cuantitativamente como resultado de la alteración de sus interacciones con otras especies; por ejemplo, cuando se introduce un agente dispersor que no estaba presente o se elimina una especie competidora.
Un punto que es clave es que las especies exóticas invasoras carismáticas son más difíciles de erradicar. Esto, pues las especies exóticas invasoras carismáticas, es decir, aquellas que generan una conexión emocional o económica con las personas, suelen ser más complicadas de erradicar. La resistencia social a su eliminación se ve incrementada debido a su popularidad y a la percepción de que forman parte integral de los sistemas de vida de la comunidad.
Esta relación emocional puede generar oposición a las decisiones de control o erradicación, ya que muchos consideran a estas especies como elementos valiosos de su entorno y cultura. Sin embargo, es importante subrayar que, a pesar de esta afinidad, los impactos biológicos de estas especies sobre el ecosistema no deben ser subestimados ni ignorados.