Redonda, una pequeña isla del Caribe de apenas 1,6 kilómetros de largo, ahora es una zona paradisíaca después de que un grupo de ambientalistas decidió recuperar el terreno, el cual fue azotado por ratas y cabras durante mucho tiempo.
La rocosa isla, que hace parte del país Antigua y Barbuda, durante siglos no tuvo o humano y se volvió un hogar único para la vida silvestre. Las aves migratorias de todo el mundo lo convirtieron en un sitio clave para la anidación.
Sin embargo, los roedores y las cabras de cuernos largos estaban afectando el bienestar de otras especies.
(Si nos lee desde la app de EL TIEMPO, puede ver la imagen aquí). En 2016, varias organizaciones decidieron eliminar las miles de ratas negras y cabras salvajes del lugar. Era un plan bastante ambicioso y, hace aproximadamente un año y medio, se comprobó que fue todo un éxito.
¿Cómo lo lograron?
Las ratas llegaron alrededor del siglo XIX, junto con las comunidades que explotaban guano (abono procedente del excremento de aves marinas que sirve como fertilizante natural). Desde entonces solían alimentarse de reptiles y se comían los huevos de las aves.
Para erradicarlas, los conservacionistas
ubicaron cebos en todas las grietas y huecos de la zona. Estos contenían pesticidas que atraían a los roedores, pero eran desagradables para las
aves y reptiles.
Utilizaron alimentos como mantequilla de maní y chocolate “para asegurarnos de atrapar a las más quisquillosas”, explicó Shanna Challenger, miembro de ‘Environmental Awareness Group’, organización a cargo del proyecto.
(Si nos lee desde la app de EL TIEMPO, puede ver la imagen aquí). Era difícil llegar a todos los rincones de la región porque el terreno estaba lleno de precipicios y desmoronamientos de rocas. Pero se las ingeniaron y encontraron formas alternativas para distribuir los cebos.
“También lanzamos cebos desde helicópteros y los montañistas descendieron por acantilados para asegurarnos de que no pasábamos por alto ningún lugar de la isla”, dijo Challenger.
Las cabras, según varios medios, fueron introducidas a la isla por los primeros colonos, hace 300 años.
Se comieron casi todas las plantas de Redonda y, de hecho, arrasaron de tal manera que en la actualidad padecían de hambre.
Estos animales fueron acorralados y trasladados hasta unas granjas que estaban interesadas en criarlas por sus genes resistentes a la sequía.
El radical cambio
La isla fue declarada libre de ratas y cabras en julio del 2018 y, hace unos 18 meses, los participantes del proyecto viajaron hasta el lugar para comprobar que su propósito se había cumplido.
(Si nos lee desde la app de EL TIEMPO, puede ver la imagen aquí). “Fue un contraste tan marcado respecto a la primera vez que vi Redonda en 2016, cuando estaba literalmente desmoronándose en el mar”, recordó Challenger.
“A medida que el helicóptero se acercaba, pude ver todos esos pequeños círculos verdes y me di cuenta de que eran árboles y arbustos nuevos. No solo la vegetación se recuperó, sino que está floreciendo”, agregó.
(Si nos lee desde la app de EL TIEMPO, puede ver la imagen aquí). “Y no me hagas hablar de las lagartijas. Que haya vegetación significa que hay más insectos para comer y su población se ha expandido muchísimo. Te pasan por encima, literalmente”, dijo Challenger para terminar su relato.
Fauna & Flora Internacional (FFI), organización que también participó en el proyecto, informó que la población de las lagartijas que habitan en la isla se ha multiplicado por ocho.
(Si nos lee desde la app de EL TIEMPO, puede ver la imagen aquí). También se disparó la cantidad de especies de
plantas (antes eran 17, ahora son 88), incluido un nuevo árbol de
ficus, cactus y helechos, mientras que más de una docena de especies de aves terrestres han reaparecido.
“En un momento en que gran parte de las noticias sobre el estado de nuestro planeta son comprensiblemente deprimentes, el renacimiento de esta isla muestra que, si le damos una oportunidad a la naturaleza, puede recuperarse, y lo hará”, dijo Jenny Daltry, de FFI.
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