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En Gachancipá, la lucha por el agua ya llegó a una comunidad campesina que denuncia que hay ‘intereses externos’ que buscan apropiarse de su acueducto comunitario
Una discusión entre los de la junta que istra el acueducto muestra la fragilidad en el al agua, aun en zonas ricas en este recurso.
Gonzalo Morales, vicepresidente del acueducto comunitario de la vereda San José, señala las montañas de donde surge la quebrada La Moya, donde obtienen parte del líquido que surte la demanda de la comunidad. Foto: Edwin Caicedo. EL TIEMPO

PERIODISTA DE MEDIOAMBIENTE Y SALUDActualizado:
Desde los años ochenta, la comunidad campesina de la vereda San José, del municipio de Gachancipá, se organizó para tener a su propia agua a través de un acueducto comunitario. En aquel momento, siendo apenas 30 familias, recibieron autorización para captar el líquido de una pequeña quebrada llamada La Moya que nace entre las montañas donde entonces solo había campesinos y comunidad local, una realidad que ha venido cambiando con el tiempo.
En el mundo existe la consciencia de que a futuro, con un al agua cada vez más limitado, se podrían generar conflictos entre aquellos que quieren poseerla y istrarla. Tan solo en marzo de este año, la Comisión Europea advirtió sobre la posibilidad de que la escasez de agua desate “conflictos” en esa región del mundo, una realidad que ya venían advirtiendo organizaciones civiles y organismos multilaterales. Pero en Colombia, específicamente en las frías y fértiles montañas de Gachancipá, esa realidad ya está aquí.
El conflicto por el agua en una vereda de Gachancipá
De acuerdo con Jiménez si bien es cierto que actualmente hay problemas con la calidad del agua que se envía desde el acueducto comunitario -que no es potable- sobre todo en época de sequía cuando se requiere obtener agua del pozo profundo la cual tiene altos niveles de hierro, también es importante recalcar que durante los últimos cuatro años y medio han mejorado la gestión del acueducto, pasando de recaudar en efectivo los recursos a hacerlo a través de una cuenta bancaria que permite un manejo con mayor control de lo que se obtiene para el funcionamiento del sistema. Además, han aplicado y ganado convocatorias con apoyos monetarios de Empresas Públicas de Cundinamarca (EPC), que les han ayudado a ir mejorando la capacidad que tiene el acueducto.
“Hace cinco días acabo de recibir otro derecho de petición. Por supuesto, hay que solicitar la información y la información está, pero la forma en la cual se solicita la información y se pretende que vengan personas externas que no son de la comunidad a revisar la planta, pues consideramos que hay otros intereses. Como mujer vengo liderando esta labor y he dado resultados”, señala Jiménez.
La actual presidente ya estuvo cuatro años en el cargo istrando la empresa comunitaria hasta 2023, fue reelegida el año pasado para seguir istrando por cuatro años más el acueducto, tras una votación entre los de la junta directiva de la comunidad. Por su parte, Yhon Gabriel Gómez, quien funge como Fiscal del Acueducto de la Vereda San José, fue reemplazado por Gonzalo Morales, quien fue electo como nuevo vicepresidente.
Yadira Jiménez, habitante de Gachancipá y presidente de la junta directiva de la Asociación De s a De Servicios Públicos Domiciliarios Del Acueducto Vereda San José, muestra parte de la Planta de Tratamiento de la comunidad que nunca ha funcionado por un error en su diseño Foto:Edwin Caicedo. EL TIEMPO
“Hay una difusión negativa de nuestra empresa de acueducto y sobre nosotros que fuimos elegidos por la honorable asamblea. No tanto a nivel veredal, sino a nivel urbano y a nivel istrativo, que es un punto negativo. Lo que pasa es que en este momento que vivimos hay muchos intereses, sobre todo en el tema del agua, y yo pienso que de pronto hay intereses distintos a ver si de pronto nosotros nos cansamos, porque nosotros hacemos esta istración voluntariamente”, resalta Morales.
Por su parte, Jiménez, quien junto con su madre son las únicas campesinas en Colombia que han ganado el premio iberoamericano Excelencias Gourmet del Grupo Excelencia por su trabajo para recuperar y preservar los sabores típicos y la cultura de la región mediante una pequeña posada y un museo campesino que tienen en la vereda, asegura que durante todo este tiempo lo único que han buscado es mejorar la prestación del servicio de agua, sin ninguna retribución, pero que se han enfrentado a grandes retos como la reciente sequía y la solicitud de al menos 40 nuevos puntos de dado que la comunidad sigue creciendo.
Yadira Jiménez, junto con su madre, son las únicas campesinas en Colombia que han ganado el premio iberoamericano Excelencias Gourmet del Grupo Excelencia. Foto:Edwin Caicedo. EL TIEMPO
“El agua está llegando muy sucia y muy deteriorada”
“No tengo evidencias ni me consta que la actual presidenta esté haciendo malos manejos. Pero sí ha disminuido la calidad del agua. El agua está llegando muy sucia y muy deteriorada y no estaba llegando así, pero en este período está llegando así y por eso es la inquietud de toda la comunidad y todas las personas. Yo soy natal de la vereda, allí está mi casa natal donde vive mi familia, mi mamá, mis hermanos y mis sobrinos. A mí lo que me interesa es que se preste un servicio de agua con calidad. Sé que no es culpa de los de la junta porque no tenemos planta potabilizadora, pero la idea es hacer un seguimiento a ver porqué está llegando el agua así”, resalta Gómez.
Por un error de diseño, la Planta de Tratamiento de la comunidad, construida hace décadas, nunca ha funcionado por lo que no ha podido cumplir su función de tratar el agua que llega con altos niveles de hierro. Foto:Edwin Caicedo. EL TIEMPO
La única vereda con problema
Ante ello, señala Jiménez, han buscado varias opciones y la más viable de ellas es construir una nueva Planta de Tratamiento de Agua Potable (Ptap), que además les permitiría no solo tratar correctamente el agua sino también que el líquido se pueda consumir, algo que hoy no es posible. Sin embargo, el alto costo de la planta y la falta de recursos impide que eso sea posible. Además, si bien en la vereda viven más de 900 personas y es una comunidad que se está expandiendo, desde la alcaldía no hay destinación de recursos para que la comunidad pueda mejorar su al servicio de agua.
“En los últimos cuatro años, solo hemos recibido apoyo de Empresas Públicas de Cundinamarca (EPC), que tiene un programa que brinda recursos a los acueductos veredales. Lamentablemente nosotros fuimos excluidos de un proyecto de plantas de tratamiento del EPC por una mala gestión de la anterior alcaldesa, pero estamos en la mejor disposición para volver a intentar presentarnos a esa convocatoria donde aunque seguramente no obtendremos todos los recursos que necesitamos, sí hay una parte que nos puede permitir a futuro tener la planta potabilizadora”, resalta Jiménez.
Al respecto, destaca Jorge Machuca López, gerente de Empresas Públicas de Cundinamarca (EPC), le dijo a EL TIEMPO que desde la Dirección de Aseguramiento de la entidad se ha buscado prestar apoyo a las comunidades organizadas en el proceso de viabilizar proyectos de inversión de agua potable y saneamiento básico para que más personas puedan acceder al servicio.
“Los prestadores comunitarios son importantes para EPC, en la medida que a través de este esquema de prestación de servicio se garantiza el al agua en las zonas rurales, lo que permite disminuir la brecha entre lo urbano y lo rural. EPC promueve esta forma de prestación del servicio a través del fortalecimiento institucional que se realiza con los programas estratégicos como agua a la vereda y alcantarillado al campo financiados por el departamento”, destacó Machuca.
Gonzalo Morales, vicepresidente del acueducto comunitario de la vereda San José, señala las montañas de donde surge la quebrada La Moya, donde obtienen parte del líquido que surte la demanda de la comunidad. Foto:Edwin Caicedo. EL TIEMPO
EL TIEMPO se comunicó con el actual alcalde de Gachancipá, Alfonso López, para consultarle sobre las medidas que desde la istración están tomando ante la grave problemática que padece la vereda más grande de su municipio en términos de al agua y el complejo conflicto que hoy existe por el al agua; sin embargo, hasta la publicación de este artículo no habíamos obtenido respuesta.
“Sin agua no hay vida. A raíz del agua gira todo. Nosotros podemos tener acá esta tierra que es tranquila y productiva, porque si usted siembra acá cinco variedades de frijol todas le dan, pero si sumercé no tiene agua no puede sobrevivir. Nuestros padres, ya abuelos de 80 años, cada vez con más tristeza ven como las montañas se van secando, como tenemos menos especies de árboles nativos y como cuando llueve el agua se pierde más rápido. Sin agua no podemos subsistir”, finaliza Jiménez.
Periodista de medioambiente y salud
@CaicedoUcros
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