'Colombia tiene potencial de producir y exportar combustibles sostenibles de aviación, pero se requieren incentivos del gobierno': Latam Airlines

Desde hace varios años Latam Airlines puso sus ojos en Colombia como columna vertebral de su estrategia de sostenibilidad. Actualmente no solo apoyan en el país la conservación de más de 312.000 hectáreas de bosque (que esperan aumentar hasta las 575.000 hectáreas) en las sabanas de la Orinoquía, como parte de su estrategia de compensación de emisiones, sino que además, trabajan en impulsar al país como uno de los centros de producción de Combustible Sostenible de Aviación (SAF, por sus siglas en inglés) en la región.

Este jueves, Latam, Airbus y expertos del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés) presentaron los resultados preliminares de un estudio que demuestra que nuestro país tiene mucho potencial en la producción de SAF a futuro, pero que aún existen grandes retos por resolver.

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En entrevista con EL TIEMPO, Juan José Tohá, director de Asuntos Corporativos y Sostenibilidad de Latam y quien asistió a la presentación del estudio, destaca que el Gobierno ha apoyado e impulsado los esfuerzos de la industria por convertir al país en referente en la producción de SAF, aunque enfatiza que este es un proyecto a largo plazo del cual no se verán resultados inmediatos.

Colombia, para nosotros, es relevante en todos los aspectos de la sostenibilidad. Yo en la mañana decía que hemos encontrado en Colombia una calidad de profesionales en temas de sostenibilidad muy alto. Hemos encontrado una madurez institucional y de políticas públicas que está muy avanzada. Hemos encontrado soluciones que están dadas por los ecosistemas que tiene Colombia, que son bastante únicos en el mundo.

En particular, nosotros estamos colaborando para la protección de la Orinoquía colombiana a través de la Fundación Cataruben, en uno de los hotspots a nivel mundial en términos de su impacto para hacer frente al cambio climático y para la protección de la biodiversidad. Esa es una zona absolutamente estratégica que está entre los 10 % de las zonas más estratégicas a nivel mundial. Entonces, nosotros tenemos un compromiso de largo plazo y, como decía, vamos a llegar hasta las 575.000 hectáreas protegidas en el tiempo.

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No es que lo diga yo, lo dice el MIT. Colombia tiene potencial de producir SAF, más allá de sus necesidades locales y tiene potencial de exportar SAF, pero hay que ser realistas en términos de que los desafíos que tenemos por delante son muy grandes. El estudio nos dice que el precio potencial, el que ellos ven de futuro, es un precio que está en torno al doble del precio del jet fuel hoy en día. Y evidentemente para poder llegar a que tengamos un precio competitivo del SAF colombiano queda un camino largo por recorrer, pero antes de que empecemos ese camino, más próximamente vamos a llegar a los resultados que estamos esperando.

En ese sentido, sentimos que la autoridad colombiana ha tomado esto con mucha seriedad, con mucho compromiso. Han elaborado un espacio de trabajo colaborativo con los distintos sectores de la cadena de producción y de consumo, y han recogido los puntos de vista de los distintos actores y han valorado mucho el trabajo de MIT en esa línea. Y precisamente elaborar políticas públicas basadas en la evidencia, basadas en información de calidad, en el análisis de gente como el MIT y de actores locales, es lo que puede llevar a que Colombia tenga una política pública que realmente la lleve a ser un actor importante en términos de ofrecer servicios ambientales al mundo.

Faltan muchas cosas. Este es un desafío muy grande, es un reto que no se va a resolver de un día para otro, pero lo que estamos viendo es que de parte del Gobierno existe la disposición para hacer los cambios regulatorios que permitan tener los estándares y las autorizaciones para utilizar SAF. Eso es lo primero. Hoy día no se podría utilizar SAF y hemos escuchado en la mañana que existe esa disposición. También vemos que existe la disposición a tener ciertos incentivos que son fundamentales.

Parte de lo que ha dicho el MIT es que para un país como Colombia se requieren incentivos, por ejemplo, fiscales para poder incentivar ya sea la producción o el consumo de SAF, y existe la disposición a hacer eso por parte del ecosistema de potenciales productores. También vemos distintos actores, pero cada una de esas cosas es un desafío y hay que trabajarla. Esto no es algo que vaya a entregar frutos en un año, hay que tener un poco de paciencia, pero vemos que estamos en el camino correcto.

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Nosotros hace años que lo hemos visto de esa manera. Cuando nosotros iniciamos nuestro proyecto en Colombia era uno que iba más allá de la conectividad, era un proyecto de contribuir con los desafíos que Colombia tiene como nación. Y en ese sentido nos llena de alegría contribuir tanto en el desarrollo de una industria nueva como el SAF, que eso va a traer beneficios muy grandes para la sociedad colombiana, empleos y otras inversiones, pero también en la conservación de los ecosistemas que tiene Colombia, que son únicos y que tienen un gran valor y que además tienen un rol muy importante que jugar en términos de hacer frente al cambio climático.

El estudio del MIT nos dice que es urgente tomar las acciones ahora, que por muy complejo que sea este desafío requiere que nos hagamos cargo ahora por las implicancias que tiene el cambio climático. Nos dice que la transición hacia una aviación sostenible es un proceso complejo que tiene costos y que para abordarlos se requieren políticas públicas que generen los incentivos adecuados para reducir al mínimo los impactos que tiene sobre la conectividad y sobre la industria, sobre la posibilidad de los pasajeros de volar en el futuro. 

EDWIN CAICEDO

Periodista de medioambiente y salud

@CaicedoUcros