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Ciénaga de Mallorquín: conozca el nuevo ecoparque y atractivo turístico de Barranquilla
El Ecoparque Ciénaga de Mallorquín abre sus puertas este 2 de septiembre de manera grauita.
Al norte de Barranquilla, hace algunos años, entre el verde de los mangles, había un basurero. Allí, al lado de la puerta de entrada al río Magdalena, se depositaban residuos sin ningún cierre técnico. También llegaban, sin ningún tratamiento, aguas servidas de barrios como La Playa y Las Flores. Hoy, ese mismo espacio, el ecosistema de la Ciénaga de Mallorquín, abre sus puertos como el nuevo atractivo ecoturístico que tiene para ofrecer Barranquilla.
El proyecto, denominado Ecoparque Ciénaga de Mallorquín, incluye al menos 17 intervenciones, entre ellas la ficorremediación de las aguas de la ciénaga (es decir, el uso de algas para recuperar la vida que se había perdido por culpa de la contaminación), la construcción de más de 6 kilómetros de senderos, la reforestación de mangle, la apertura de una playa y un tren turístico, entre otros.
La idea, según el alcalde de Barranquilla, Jaime Pumarejo, es que este sea el ejemplo de cómo recuperar y conservar el patrimonio natural del país. El proyecto, una de las iniciativas banderas de su istración, busca que el olvidado enclave sea un lugar que cautive a turistas nacionales y extranjeros, y que funcione como un espacio de descanso para los locales.
“Estamos recordándoles a los barranquilleros que tenían una playa, que tenían un complejo cenagoso, que tenían al lado al río Magdalena –señala Pumarejo–. Y que todo eso lo pueden usar para disfrutarlo, pero también para que se genere empleo. Además porque cuidar la ciénaga es obligarnos a cuidar todo lo que hay a su alrededor, eso significa ver cómo aprovechamos el agua y dónde botamos los residuos sólidos. Es la manera de decirle a Barranquilla: tenemos un patrimonio verde para cuidar”.
El funcionario, quien ha sido el principal impulsor del proyecto, señala que la construcción no habría sido posible sin el apoyo de diferentes entidades. Y es que en Barranquilla alianza de lo público-privado, que incluye a la academia, a las entidades y a las empresas, es probablemente la regla cuando se impulsa un proyecto.
En este caso, Mallorquín contó con apoyo y financiación del BID, la Agencia sa de Cooperación, el Banco de Desarrollo de América Latina, la academia a través de universidades como la Uninorte o la Uniatlántico, organizaciones como Conservación Internacional y entidades como la Corporación Autónoma Regional del Atlántico (C.R.A.), por nombrar algunos.
Y aunque no son pocos quienes han trabajado en Mallorquín, el liderazgo de Pumarejo ha sido fundamental. Es por eso que esta semana, en su inauguración, la C.R.A., como máxima autoridad ambiental del departamento, a través de su director, Jesús León Insignares, entregó el reconocimiento Atlántico Respira Ambiente, al alcalde por su gestión en la conservación y protección de la ciénaga Mallorquín, como ecosistema estratégico y fuente de vida de la Biodiverciudad de Barranquilla.
Jesús León Insignares, director de la C.R.A., entregó el reconocimiento Atlántico Respira Ambiente al alcalde de Barranquilla Jaime Pumarejo por su trabajo para recuperar Mallorquín. Foto:Alcaldía de Barranquilla
Pumarejo enfatiza en que Mallorquín es la consolidación de la capital del Atlántico dentro del proyecto de Biodiverciudad, un concepto del que hoy hacen parte una red (nacida en Barranquilla) de 120 ciudades en América Latina, que buscan generar conciencia ambiental y usar la biodiversidad de los centros urbanos para generar empleo y desarrollo al tiempo que se incentiva la conservación y la investigación.
Qué se puede hacer en la Ciénaga de Mallorquín y qupe viene a futuro
En Mallorquín el tiempo se detiene. Como muchas ciénagas, es el hogar de miles de aves, en este caso de al menos 79 especies. También de mangles, que son el corazón de este lugar, declarado además humedal Ramsar. Allí viven nueve especies de peces, nueve de anfibios y siete de reptiles.
El ecosistema cuenta con 741 hectáreas (ha) de humedal cenagoso, que tiene una profundidad de máximo 1,3 metros. El mangle abarca 298 ha (aunque se estima que ha perdido 381 ha desde 1985, y que, de no haberse intervenido, a mitad de este siglo perdería el 50 por ciento de los mangles que hoy conserva).
La naturaleza es uno de los grandes atractivos de Mallorquín. Contemplar las puestas de sol es casi una actividad obligatoria. Foto:Alcaldía de Barranquilla
Quien entra puede ver como el camino se hace más grande o más pequeño según se acerca más o menos al humedal. Esto pasa porque es la misma ruta que usaban los pescadores para adentrarse en la ciénaga y que, con el objetivo de no deforestar, las infraestructuras por las cuales se camina en Mallorquín tienen el mismo tamaño que los caminos que han atravesado desde siempre los pescadores que se internan allí para realizar sus faenas.
Estando adentro, uno puede dejarse solo llevar por los senderos, o bien sentarse a contemplar en ‘la playita’, unas gradas diseñadas para recostarse a mirar el sol que se pone al oeste.
Para los que buscan más diversión, se puede ir a la zona de deportes náuticos, donde hay kayaks, paddle y botes de pedales que permiten al visitante adentrarse en sus aguas. Unas aguas que hace algunos años estaban muertas, pero que hoy, gracias a los proyectos académicos para recuperarlas, albergan a pescadores trabajando por las tardes. También se pueden recorrer los caminos en bicicleta o realizar picnic en alguna de las plazoletas.
Martín Mejía es pajarero. Vino desde Cali a conocer Mallorquín y dice no haber visto nada así en el país. Recorre los senderos con su cámara sin dejar de mirar al cielo o a los árboles donde descansan o se preparan para volar las aves que cantan por las tardes y que él vino a contemplar.
Caminar entre los senderos de Mallorquín es sumergirse dentro de la naturaleza. Foto:Edwin Caicedo. EL TIEMPO
“Soy pajarero, fotógrafo de aves, y para esta actividad este lugar es increíble. Superinvitados todos los que quieran estar cerca del mangle y contar con un lugar seguro, amplio y bonito para avistamiento y fotografía de aves”, dice Mejía.
Otra experiencia es la de la barranquillera Adriana Dávila, que vino a recorrer Mallorquín para “escapar del calor” y se encontró con un oasis desconocido donde la brisa corre, la música es el viento y el sol alumbra y no quema. “Es muy interesante tener estos nuevos espacios que como barranquilleros no conocíamos. Es un lugar muy fresco, así que hace mucho sentido venir acá”, asegura Dávila.
Al frente está el mar Caribe, a la derecha el río Magdalena y atrás el inmenso verde del manglar. Todo eso está abierto desde hoy para que los visitantes puedan recorrerlo sin costo, todos los fines de semana.
A final de este año, también inaugurarán otros espacios del proyecto: un tren ecoturístico eléctrico que recorrerá el tajamar occidental del río Magdalena, conectando a los ciudadanos que están en Mallorquín con la playa de Puerto Mocho.
Esa playa, que tendrá la capacidad de recibir 1.337 personas y que será inaugurada en diciembre de este año, será junto con el tren otra de las fases del proyecto que busca impulsar la economía de los habitantes de la zona y de la ciudad, con el desarrollo de un ecohotel que mire de frente al mar y de espaldas a la ciénaga.
Pero eso, que usted acaba de imaginar, son solo el tren, la playa y las Unidades Funcionales (UF) 1 y 2. Aún faltan la 3, 4, 5 y 6, donde habrá más senderos, un bosque urbano y áreas para el esparcimiento. Esas UF se desarrollarán en los próximos años.
Mallorquín es una visión a futuro, de una ciudad que rescató un pulmón que se estaba asfixiando para convertirlo en un proyecto que busca darle a Barranquilla un atractivo imperdible, y un motor económico para los locales.
Qué tener en cuenta si usted visita la Ciénaga de Mallorquín
La entrada es gratuita, solo debe llegar al lugar ubicado en la vía La Playa.Recuerde usar protector solar, gorra y ropa fresca.
Por el momento estará abierto únicamente los fines de semana.
Las actividades náuticas tienen un costo y son operadas por habitantes de la zona capacitados por la Alcaldía.
La disponibilidad de los parqueaderos es limitada y en la zona no hay otras áreas donde parquear, por lo que es buena opción ir en transporte público.
El horario de funcionamiento es de 8 a. m. a 3 p. m. y hay seguridad privada.