Desde los últimos días, la temperatura en Colombia ha aumentado considerablemente, llegando incluso a alcanzar temperaturas de 40,4 °C en el municipio de Jerusalén (Cundinamarca), según el Ideam.
Estas temperaturas no solo encienden las alarmas sobre la ocurrencia de incendios forestales en ciudades como Bogotá, Bucaramanga, Nemocón, entre otras, sino que generan preocupación entre expertos y ciudadanos.
Los animales, especialmente las mascotas, también se han visto afectados por el aumento de las temperaturas, razón por la cual las autoridades hacen un llamado a proteger la salud y el bienestar de los animales, reportando la presencia de animales silvestres y ubicando bebederos en zonas cercanas a las residencias.
Altas temperaturas
Según el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam), la temperatura promedio en Colombia ha aumentado aproximadamente 1 °C en los últimos 50 años. Lamentablemente, el Servicio Meteorológico Nacional del Reino Unido predice que, para 2024, la temperatura media mundial se situará entre 1,34 °C y 1,58 °C, lo que hace que el panorama no sea muy alentador.
Señales de alarma
La temperatura corporal promedio de perros y gatos oscila entre los 38.3 °C y los 39.2 °C. Cuando la temperatura corporal supera los 41 °C aparecen los primeros signos de golpe de calor, daños cerebrales e, incluso, la muerte.
Nicolás Mejía comenta: “Hemos llegado a observar perros que ya manifiestan signos muy graves con solo exponerse a altas temperaturas durante 10 minutos”. Asimismo, añade que “existen algunas razas como los perros braquicéfalos (como pug, bulldog inglés o francés y gatos de pelo corto), que son más susceptibles, por lo que hay que estar más atentos”.
Los signos de alarma a los que se debe estar atento son:
- Salivación profusa.
- Jadeo constante.
- Agitación, nerviosismo e inquietud.
- Coloración rojiza o pálida de las mucosas de los ojos o de las encías.
- Coloración roja brillante de la lengua.
- Aumento de la frecuencia cardiaca y de la frecuencia respiratoria.
- Dificultad para respirar.
- Presentación de episodios de vómito o diarrea con sangre.
- Mareo, debilidad muscular y temblores.
- Alteraciones del comportamiento como confusión, delirio, inapetencia, etc.
- Episodios convulsivos.
- Poca o nula producción de orina.
- Estado de shock o de coma.
Si se observa alguno de estos signos, es esencial buscar atención veterinaria de inmediato. Otras medidas recomendadas por el médico veterinario Nicolás Mejía son:
- Rociar agua fría o fresca, nunca helada, sobre la piel, el pelo, las orejas, el vientre y las patas del animal.
- Evitar el ejercicio físico leve o intenso entre las 9 y las 3 p. m., que son los instantes de mayor calor.
Los riesgos
Como lo menciona el médico veterinario Nicolás Mejía, estos aumentos de temperatura generan problemas a perros y gatos.
“Tanto los perros como los gatos, son seres que pueden tolerar con cierta normalidad las temperaturas hasta los 19 °C o 20 °C; sin embargo, por encima de éstas se aumenta el riesgo de sufrir de golpes de calor y otras complicaciones”.
Además, se pueden presentar otros peligros: Deshidratación. Perros y gatos no sudan de la misma forma que lo hacen los seres humanos, sino que liberan el exceso de calor a través de diferentes mecanismos como las almohadillas de las patas, la respiración y el jadeo, y a través de la trufa o nariz.
Quemaduras. Se dan principalmente durante los paseos diarios, al tener o con el pavimento caliente.
Agotamiento. Como resultado de realizar actividad física intensa y sin buena hidratación y descanso, durante los días y franjas horarias de mayor calor.
Quemaduras solares. Perros y gatos no solo pueden sufrir quemaduras al exponerse prolongadamente al sol, sino que también pueden desarrollar cáncer de piel como resultado de estas.
Problemas oculares. Como lagrimeo constante, quemaduras de la córnea, lesiones en la retina e incluso presentación de tumores.
Convulsiones. Estos episodios se dan como resultado de exposiciones constante y prolongadas a altas temperaturas y son uno de los signos más alarmantes del llamado golpe de calor.
GABRIEL GARCÍA
*Médico veterinario