En una de sus Crónicas Marcianas, Ray Bradbury le da vida a una familia, muerta trágicamente en un holocausto nuclear, a través de sus robots domésticos. Los cuerpos del padre, la madre y los hijos permanecen en la casa como siluetas blancas pintadas sobre una pared calcinada. En el ala de la casa aún en pie, los electrodomésticos inteligentes continúan con la rutina diaria, como si el tiempo no se hubiese detenido para ellos.
Bajo la extraordinaria pluma de Bradbury en el cuento Vendrán las lluvias suaves, los robots domésticos hablan, dan órdenes, hacen el desayuno, limpian los muebles, preparan el baño para los niños; en general, mantienen vivos los hábitos de una humanidad que se agotó, pero cuyas costumbres han trascendido a través de ellos.
Así como la casa de ese cuento es el Marte de hoy: un hábitat de máquinas que llevan nuestra identidad, la inquietud por buscar nuestro origen, por modificar el paisaje extraterrestre a nuestra imagen y semejanza, por saber si la vida es exclusiva de la Tierra o si hay otras ocurrencias en el universo. En síntesis, cumplir con nuestros deseos.
Diferentes agencias del espacio, universidades y centros de investigación alrededor del mundo, en una mezcla de colaboración y competencia, participan en la aventura de la exploración a control remoto de este nuevo mundo. Entre ellos, la estadounidense, Nasa; la Agencia Espacial Europea, ESA; la Agencia Espacial del Reino Unido, UKSA y la rusa Roscosmos.
A pesar de la diversidad de fabricantes y responsables, todos estos robots tienen algo en común: son científicos. Son prueba de que la humanidad que llegó a posarse sobre otros planetas del sistema solar vive una era impulsada por la ciencia.
A la fecha de hoy ya hemos sembrado quince robots. Algunos propulsados, llamados rovers; otros anclados en el sitio que se les asignó para investigar. Las dificultades no han sido pocas. Posarse sin daños sobre la superficie marciana ha representado un gran desafío. Algunos se estrellaron durante el aterrizaje o no llegaron a entrar en operaciones. Otros estuvieron en servicio por varios meses o años y ya pasaron a retiro. Hoy siguen Curiosity e Insight de NASA trabajando y en pleno uso de sus facultades.
Bien sea en operaciones, dañados o apagados todos ellos han diseminado la huella humana por lo ancho y largo del planeta rojo.
Así comenzó la carrera por la colonización marciana a control remoto
El primer objeto hecho por el ser humano en alcanzar la superficie de Marte fue el rover ruso Mars 2. Lanzado en 1971, luego de su entrada triunfal a la atmósfera marciana, la secuencia de descenso no funcionó, según lo planificado, estrellándose en la superficie. Ese vestigio, nuestra primera contribución a la chivera interplanetaria, es un testimonio de que la Unión Soviética existió en la Tierra.
En 1976 la NASA logró plantar exitosamente a los robots Viking 1 y 2, ambos meteorólogos y sismólogos. Sus pequeños laboratorios funcionaron hasta principios de los 80 y después de eso se dedicaron a posar como esculturas, a la espera de que algún día un humano explorador se acerque y los reconozca.
Luego, hicieron su aparición en la escena marciana el Pathfinder, Spirit, Opportunity y Curiosity, todos de NASA, cuyos ingenieros parecen haber dominado el arte del amartizaje. Todavía difícil tarea para la Agencia Espacial Europea, quien hace un par de años estrelló el módulo de descenso Schiaparelli de la misión ExoMars (Exobiología en Marte), después de horas de tensión amplificada en las redes sociales.
Un paso pequeño para los rovers, y uno grande para la humanidad
El nuevo rover de Nasa, reprogramado para viajar a Marte el 30 julio, se llama Perseverance, que significa perseverancia o constancia en español. ¿Qué lo hace diferente de sus antecesores? Aparte de instrumentos de medición in situ y de comunicación, el nuevo pequeño paso para los rovers y grande para la humanidad es un geólogo de campo con aspiraciones de paleontólogo.
Llevar muestras de Marte a la Tierra es un gran desafío que Nasa está determinada a enfrentar. Perseverance comenzará por identificar, extraer y apartar porciones de rocas y suelo, que van a esperar por misiones posteriores que asumirán su traslado a la Tierra. Esto permitirá hacer un análisis mucho más detallado y variado de la superficie del cuarto planeta.
Además, este rover tiene la complicada misión de identificar evidencia de posibles formas de vida marciana en el pasado remoto.
¿Cómo se identifica vida pasada en un planeta donde no se ha reconocido vida en el presente? Lo que los científicos buscan son ciertos patrones junto a restos elementos y moléculas orgánicas particulares, que típicamente dejan los microbios en las rocas sedimentarias y que no se espera encontrar en capas de roca depositadas si no ha habido presencia de la vida.
Además de todo esto, Perseverance llevará en su mochila un dron-helicóptero. Su función será hacer un mapeo del suelo a baja altura, pruebas de funcionamiento de este tipo de vehículos en ese planeta, planificación de rutas de viaje y prevención de riesgos, así como identificación de puntos de interés para su rover.
Asimismo, la misión Mars 2020 de Nasa preparará el terreno para el futuro: Ensayará un método para producir oxígeno en la atmósfera marciana e identificará recursos que puedan ser aprovechables para futuros colonizadores humanos.
Con suerte, Perseverance no será el único en llegar a Marte este año
Rosalind Franklin es una rover astrobiólogo de la Agencia Espacial Europea en colaboración con la agencia rusa Roscosmos. Su nombre, elegido por los expertos entre los propuestos por ciudadanos, rinde tributo a la insigne química británica cuyo trabajo fue determinante en el descubrimiento de la estructura de la molécula de ADN, componente fundamental de la vida como la conocemos en la Tierra. Así también este nuevo rover va a buscar los secretos de la vida, esta vez, fuera de este mundo.
El sitio seleccionado por los científicos para ella, en el ecuador marciano que alguna vez fue rico en agua y pudo haber sido colonizado por vida primitiva.
Por otro lado, en noviembre pasado, la istración Nacional China del Espacio, anunció sus intenciones de enviar un satélite y un rover a Marte. Según el servicio de noticias China Daily el lanzamiento está pautado para Julio 2020.
El éxito de estas nuevas misiones aumentará la población de robots marcianos operativos. A su llegada, todavía estarán en operaciones: el astrobiólogo Curiosity, y el geólogo y sismólogo Insight, ambos de NASA. Todos estos artefactos, carentes de vida biológica, participan en una carrera por ser el primero en responder la gran pregunta: ¿hay vida fuera de la Tierra?
Alexandra De Castro, PhD
*Fue profesora de la Universidad Simón Bolívar, Caracas, Venezuela; experta en comunicación de la ciencia y la tecnología por la Universidad de Oviedo y es presidenta de la Fundación Persea.