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Share / Urgencias: la vida y la muerte en un turno de espera

Esto es lo que les espera a muchos colombianos en la sala de urgencias

Urgencias

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Sobreocupación

Análisis DE DATOS

La sobreocupación de los servicios de urgencias es un fenómeno generalizado y permanente que impacta negativamente en la calidad, oportunidad y pertinencia de la atención.

Resulta preocupante apreciar que hay un 50 por ciento más de pacientes, en promedio, en todas las áreas de urgencias del país. Y esa situación pone en evidencia que estos servicios se han convertido en la puerta de entrada al sistema de salud. Eso, con el agravante de que, en los hospitales de configuración mixta (como los públicos que están tercerizados con privados, o privados que han sido intervenidos), los excesos casi triplican las capacidades instaladas.

Si bien estos desbordes se presentan en los tres niveles de atención (baja complejidad, media y alta), en la baja es mucho mayor. Y ese dato desnuda, de manera preocupante, la carencia de redes ambulatorias para atender problemas menores. Es por esa razón que la gente, desafortunadamente, termina acudiendo a servicios de urgencias para solicitar atención a problemas que pudieron resolverse a través de citas o en sitios de baja complejidad.

Si a lo anterior se suma que el 20 por ciento de los servicios de urgencias en el país no cuentan con la dotación suficiente de acuerdo con su capacidad, los problemas de calidad en estas instituciones son mucho mayores. Eso, sin dejar de lado que, por estas condiciones, el 20 por ciento de los servicios de urgencia deberían ser cerrados por no cumplir con los estándares mínimos de habilitación.

Barreras de

Análisis DE DATOS

Muchas personas se ven obligadas a buscar servicios de urgencias, aunque no los requieran de verdad, por la ineficiencia de las redes o de las EPS. Son barreras de impuestas a todo nivel y revelan la carencia de un modelo nacional de atención. También ocurren por factores culturales, por ejemplo, como cuando alguna persona cree que cualquier dolencia requiere atención inmediata.

Por esta razón, las áreas destinadas a servicios urgentes se congestionan, lo que les resta oportunidad a pacientes verdaderamente graves.

Llama la atención que el 42 por ciento de los hospitales reconozcan que tienen, dentro de sus procesos de atención, barreras para los s. En este sentido, resulta preocupante que 15 de cada 100 no garanticen las condiciones físicas para que los pacientes reciban los servicios con facilidad. Muchos de ellos, simplemente, dejan de asistir por dichas circunstancias, con las consecuencias que esto acarrea: que los cuadros médicos empeoren o que se llegue a un diagnóstico tardío.

Por otro lado, resulta inconcebible que exista un 10 por ciento de barreras económicas impuestas a los s; lo anterior, teniendo en cuenta que, por norma, los servicios de urgencias deben prestarse de manera obligatoria y sin ningún condicionante de este tipo. Que quede claro: no tener dinero para pagar un servicio de urgencias no puede ser una razón para que le nieguen la atención.

De igual forma, las discriminaciones de diferente índole y las restricciones para acceder a información de calidad terminan configurando violaciones a los derechos de los pacientes.

Pero existen otro tipo de barreras sutiles, no por eso menos problemáticas: la disculpa de algunos hospitales que manifiestan atender solo determinado tipo de patologías o que rechazan una atención por supuestas inconsistencias en algunos documentos o por falta de convenios con las aseguradoras. Eso, a todas luces, resulta francamente ilegal.

Salas de espera y ‘triage’

Análisis DE DATOS

En las salas de espera y triage (método de selección y clasificación de pacientes para determinar la prioridad de la atención en urgencias) se aprecian congestiones condicionadas por la clasificación de pacientes, entre los cuales hay al menos una quinta parte que no debería estar en ese sitio.

De hecho, solo 7 de cada 10 consultan por síntomas agudos, mientras que el 20 por ciento acuden a urgencias para buscar soluciones a enfermedades crónicas que deberían ser atendidas de manera ambulatoria, pero que no encuentran otra vía dadas las barreras y limitaciones que se presentan por fallas, principalmente, de las aseguradoras.

Por la misma razón, muchos pacientes llegan a urgencias en busca de medicamentos que se les han terminado y otro gran número (14,5 %), porque simplemente no tienen más a dónde acudir, en razón a que carecen de afiliación, son migrantes o víctimas de desplazamiento.

Todos estos elementos terminan por afectar, de manera sería, la calidad de la atención.

La sobreocupación, sumada a limitaciones económicas en muchos hospitales, condiciona graves carencias de recursos físicos, técnicos y de talento humano, que ponen en riesgo la atención eficiente y oportuna que deben recibir los enfermos. Y esa situación atenta de manera crítica contra la dignidad y el trato humanizado que merecen todas las personas que llegan a estos lugares buscando ayuda.

Con respecto a la espera, las urgencias colombianas tienen en promedio una hora, con un rango que va de un minuto a nueve horas. Y si bien dentro de estos contextos se pensaría que la mayoría de los pacientes de urgencias recibe atención por las carencias antes descritas, al menos la mitad de ellos, ya clasificados, tiene que sobrepasar de manera exagerada los tiempos normales que requiere su atención. Una situación que, infortunadamente, se traduce en complicaciones.

No es anecdótico que haya pacientes que tienen que esperar hasta nueve horas para recibir una atención, simplemente porque en algunos sitios no existen los recursos necesarios o porque carecen de procesos istrativos ágiles para ofrecer un trato humanizado.

Salas de observación y consulta médica

Análisis DE DATOS

Las áreas de urgencias, en su mayoría, carecen de las condiciones mínimas para atender pacientes en condiciones aceptables.

El hecho de que uno de cada cuatro tiene que recibir tratamientos en una silla y al menos 2 de cada 100, en el piso, configura una violación al trato digno que merecen todos los pacientes.

Sin embargo, esta situación se ha convertido en algo ‘normal’ en la mayoría de hospitales, tanto que muchas personas terminan por aceptar estos malos tratos como el precio que tienen que pagar para ser atendidos.

Una mirada a las estancias en las salas de observación permite apreciar violaciones flagrantes a todas las normas establecidas. Por ejemplo, casi la mitad de los pacientes sobrepasa las 24 horas de observación; la mayoría de ellos, en espera de valoraciones por medicinas especializadas que muchas veces no llegan por falta de autorizaciones de las EPS o por insuficiencia de recursos en los hospitales.

Y frente a los traslados, la situación no es mejor: el 10 por ciento de ellos no se realizan por diferentes problemas, lo que termina por convertir el área de urgencias en una extensión del área de hospitalización, algo simplemente anormal.

Llama la atención que dentro de esos problemas, la mayoría son de carácter istrativo (falta de autorizaciones), económico (a las EPS les niegan los servicios por falta de pago); por carencias de redes o por simples fallas en los sistemas de referencias y contrarreferencia, sin dejar de lado la dispersión de obras.

Mal estado de los baños

Análisis DE DATOS

Resulta paradójico que un área hospitalaria que debe procurar las máximas condiciones de higiene carezca de servicios sanitarios suficientes. Pero sucede. Tanto que el 16 por ciento de estos lugares presentan servicios significativamente insuficientes; el 20 por ciento no los tienen adaptados para el ingreso de personas en condición de discapacidad y en la mayoría de ellos, cuando existen, se aprecia la carencia de elementos mínimos como jabón, papel higiénico y recipientes para desechos. Eso, sin dejar de lado que en muchos hospitales no existe la diferenciación por sexo en estos servicios, tal como lo indica la norma.

Talento humano

Análisis DE DATOS

La congestión, la falta de recursos y la lentitud de los procesos istrativos se suman a la carencia del talento humano en todos los niveles. A causa de esta situación, muchos pacientes terminan mal atendidos, con complicaciones, y se presenta un elevado porcentaje de casos no resueltos.

A pesar de las falencias, el 40 por ciento de médicos reconocieron constreñimiento de diferente origen al realizar su labor; lo mismo sucede con uno de cada cuatro auxiliares y con el 20 por ciento de los profesionales de enfermería.

A lo anterior se suma que el 66 por ciento de los trabajadores del área de urgencias manifiestan de manera grave que han sido agredidos por pacientes que los califican como responsables de las fallas que encuentran en su atención.

Y si bien la mayoría de las agresiones son verbales, preocupa que estas, en un 5 por ciento, sean de carácter físico; muchas veces, con desenlaces graves.

Por supuesto que a las condiciones adversas en las que trabajan muchos profesionales de la salud también hay que agregar que muchos son víctimas de acoso laboral, algo que impacta negativamente en la atención.

Conviene aclarar que la mayoría del personal de urgencias está conformado por las áreas de enfermería, el 20 por ciento son médicos, y de ellos, la tercera parte son especialistas.

Pero quizás uno de los elementos más inquietantes respecto al talento humano es la carencia de condiciones dignas desde el plano laboral. La mayoría se queja de malos salarios, trabajo excesivo y relaciones mediadas por contratos asimétricos, muchas veces, desamparados de las condiciones mínimas legales. Todo esto repercute, sin duda, en la calidad de la atención.

El sistema de salud en el país carece de modelos eficientes de referencia y contrarreferencia para determinar las asignaciones específicas y la remisión ágil y oportuna de los pacientes que lo requieran a sitios donde se les pueda brindar la atención pertinente.

Esto es más evidente en los servicios de urgencias porque afecta de manera grave la calidad de la atención y favorece la aparición de complicaciones, muchas veces letales.

URGENCIAS

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    Sobreocupación

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Estado de salud

HISTORIA CLÍNICA

NO. AB30-17

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Diagnóstico enfermedad común

Calificación del servicio 3.4/5

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Glosario

Créditos

  • EPS:

    Empresa promotora de salud

  • IPS:

    Institución prestadora de salud (hospital, clínica)

  • TRIAGE:

    Método de selección y clasificación de pacientes para determinar la prioridad de la atención en urgencias, de acuerdo con su gravedad.

  • Clasificaciòn/span>

    Nivel I - Reanimación

    Nivel II - Emergencia

    Nivel III - Urgencias

    Nivel IV - Urgencia menor

    Nivel V - Sin urgencia

  • URGENCIA:

    Estado de salud que compromete el bienestar por la vida de una persona.

  • FICHA TÉCNICA

    La muestra de Prestadores de Servicios de Salud de todos los niveles de complejidad fue de 170 Instituciones. Fue posible hacer la verificación en 153 IPS, se aplicaron 801 encuestas al personal médico en 142 IPS, se efectuaron 149 censos de pacientes en sala de espera y se aplicaron 1.773 encuestas a s en 155 IPS. Toda esta información permite tener datos relevantes para interpretación y análisis.


    Fecha de realización:

    Del 26 al 29 de agosto de 2019

Unidad de Salud de EL TIEMPO

Carlos Francisco Fernández, editor;

Ronny Suárez, periodista.


María Alejandra Rodríguez, redacción Bucaramanga; Carolina Bohórquez, redacción Cali; Fernando Umaña, redacción Pereira; Leonardo Herrera, redacción Barranquilla;

John Montaño, redacción Cartagena.

Reporteros gráficos:Vanexa Romero,Néstor Gómez.



Especiales digitales:

Editor de Especiales Digitales:  José Alberto Mojica.  Periodista y productora de audios:  Maru Lombardo.



Editor Gráfico:Beiman Pinilla

Equipo Diseño Digital: Sandra Rojas, Alejandra Anderson, Katherine Orjuela, Sebastián Márquez, Sebastián Forero y Claudia Cuadrado.

Maquetación: David Rodríguez, Giovany Ariza.



Edición de Video: César Mateus



Locuciones: Ronny Suárez, Juan David López,Ana González Combariza, José Mauricio Granados, Miguel Ángel Borrero Espinosa, Julián Espinosa.


Grabación de locuciones: Julián Castiblanco y María Angélica Castellanos.