Las placas en la garganta son una condición médica que puede ser causada por varias razones, y puede resultar en síntomas molestos y dolorosos.
Le contamos en qué consisten, cómo prevenir su aparición, cuál es su tratamiento y cuándo es necesario consultar a un médico.
Las placas en la garganta, también conocidas como placas amigdalinas o amigdalitis, son una inflamación de las amígdalas.
Las amígdalas son dos masas de tejido que se encuentran en la parte posterior de la garganta, y que ayudan a combatir las infecciones. Cuando se inflaman, pueden aparecer manchas blancas o amarillas en ellas, lo que se conoce como placas.
Causas
Las causas de este síntoma pueden variar. La más común es una infección viral o bacteriana, como la faringitis estreptocócica.
También pueden ser causadas por una reacción alérgica, la exposición a sustancias irritantes, como el humo del tabaco, o la sequedad de la garganta debido a una respiración por la boca.
Para prevenir la aparición de placas en la garganta, es importante mantener una buena higiene oral, lavarse las manos regularmente y evitar compartir utensilios o toallas con otras personas.
También es importante evitar el o cercano con personas que estén enfermas, y vacunarse contra enfermedades como la gripe y la meningitis.
Tratamiento
En cuanto al tratamiento, el mismo dependerá de la causa subyacente de las placas en la garganta.
Si la causa es una infección bacteriana, el médico puede prescribir antibióticos para tratarla. En el caso de una infección viral, el tratamiento puede incluir reposo y medicamentos para aliviar los síntomas.
Si la causa es una reacción alérgica, se puede recetar un antihistamínico.
¿Cuándo consultar?
Es importante consultar a un médico si se experimenta dolor de garganta persistente, dificultad para tragar o respirar, o si se tiene fiebre alta.
También se debe buscar atención médica si las placas en la garganta no desaparecen después de una semana o dos.
Según Mayo Clinic, en algunos casos puede ser necesario extirpar las amígdalas, especialmente si se tienen infecciones recurrentes o si las amígdalas inflamadas causan complicaciones respiratorias.
Sin embargo, esto sólo se considera como último recurso después de otros tratamientos no invasivos.
ANDRÉS FELIPE LEÓN MAFFIOLD
REDACCIÓN ALCANCE DIGITAL
EL TIEMPO
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