Más allá del aspartamo: alimentos con potencial cancerígeno y los límites recomendados

Esta clasificación, bajo la categoría 2B, se refiere a sustancias con evidencia limitada de relación con tumores tanto en estudios en animales como en humanos. Aunque la decisión puede sorprender, la IARC también incluye en esta categoría a otros alimentos comunes como las carnes rojas y procesadas.

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Entonces, ¿el aspartamo es cancerígeno? ¿Qué otros elementos pueden aumentar el riesgo de cáncer? ¿Cuáles son los límites seguros de ingesta? En cuanto al aspartamo, la OMS señala que algunos estudios han sugerido una posible relación con el carcinoma hepatocelular, un tipo de tumor hepático. 

Sin embargo, el Comité Conjunto de Expertos en Aditivos Alimentarios de la OMS y la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) determinó que la evidencia no es suficiente para cambiar el límite de consumo diario considerado seguro, que es de 40 mg por kg de peso corporal.

A pesar de esto, los expertos recomiendan reducir su consumo, dado que no es tan inofensivo como se pensaba cuando fue descubierto en los años 60. La OMS, en una nota técnica, abogó por “evitar el consumo de cualquier tipo de edulcorante artificial” y enfatizó la necesidad de “evaluar cuidadosamente el uso de esta sustancia”.

La mayoría de los estudios sobre el aspartamo se realizan en modelos animales, lo que plantea desafíos para extrapolar los resultados a humanos. 

“La investigación disponible en humanos es de observación, pero indica una asociación. Sabemos que los estudios en animales utilizaron dosis muy altas, y es difícil replicar esto en humanos para establecer una cantidad exacta segura”, explica Andrea Pereira, nutricionista y miembro del Comité Multidisciplinario de la Sociedad Brasileña de Oncología Clínica (SBOC). Por ello, se recomienda evitarlo, especialmente si existen otros factores de riesgo.

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Mientras la controversia sobre el aspartamo continúa, otros productos tienen una relación más sólida con el cáncer. Según las pautas de prevención del Instituto Nacional del Cáncer (INCA) de Brasil, hay cinco productos principales: carnes rojas, carnes procesadas, alimentos ultraprocesados, alcohol y bebidas muy calientes.

Las carnes rojas, como la ternera, el cerdo, el cordero y el cabrito, clasificadas en la categoría 2A de la IARC, se consideran “probablemente cancerígenas” debido a la fuerte evidencia en animales que las relaciona con tumores colorrectales, pancreáticos y de próstata. 

El INCA sugiere limitar su consumo a 500 g por semana, equivalente a unas tres porciones, debido al contenido de hierro hemo, que en exceso aumenta el riesgo de cáncer.

Más preocupantes aún son las carnes procesadas, clasificadas en el grupo 1 de la IARC como “cancerígenas”, relacionadas con cáncer colorrectal y de estómago. Ejemplos incluyen jamón, salchichas, tocino, salami y pechuga de pavo. 

“Estos son algunos de los alimentos más vinculados al cáncer. Generalmente contienen sustancias llamadas aminas heterocíclicas y nitrosaminas, que han demostrado ser cancerígenas. Se forman debido a las altas temperaturas y al proceso de industrialización de estos artículos. La costra que se forma en las carnes rojas a la parrilla también tiene estos compuestos. Por eso es necesario pensar en reducir la ingesta de estos productos”, explica Durval Ribas Filho, presidente de la Asociación Brasileña de Nutrología (Abran). No existe un límite de consumo seguro, por lo que se recomienda evitar al máximo su ingesta.

En cuanto a los alimentos ultraprocesados, aunque no están especificados en la tabla de la IARC debido a su variedad, su método de preparación los hace nocivos. Estos productos, listos para consumir o calentar, suelen contener grandes cantidades de aditivos, conservantes, sal y azúcar, factores que aumentan el riesgo de cáncer por su tendencia a provocar obesidad.

Las bebidas alcohólicas también están en la clasificación 1 de la IARC, asociadas con varios tipos de cáncer, incluidos los de boca, faringe, esófago, hígado, colorrectal y mama. 

“El alcohol tiene dos vías que pueden causar cáncer. Tenemos mutágenos, debido a su potencial para provocar mutaciones en las células que pueden provocar cáncer. Pero en las mujeres sabemos que también interviene una vía hormonal que puede aumentar este riesgo”, explica Andrea Pereira. No hay un límite seguro, aunque se sugiere que el consumo sea moderado: hasta dos dosis diarias para hombres y una para mujeres, donde una dosis equivale a 14 g de alcohol.

En cuanto a las bebidas muy calientes, la OMS clasifica aquellas con temperaturas superiores a 65ºC como “probablemente cancerígenas” (categoría 2A), debido a su asociación con el cáncer de esófago. El INCA recomienda consumirlas a menos de 60ºC para reducir el riesgo.

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Annette Marum, nutricionista y doctora en Genómica Nutricional, subraya que no es un alimento específico el que causa cáncer, sino un patrón dietético con excesos de ingredientes nocivos y la ausencia de protectores. 

“Hablamos mucho de un patrón alimentario, de un hábito de exposición excesiva a productos químicos, de un bajo consumo de vitaminas y nutrientes, de un estado nutricional de obesidad. Entonces la salud depende de la comida. Las frutas y verduras, por ejemplo, contienen vitaminas, minerales, compuestos bioactivos, polifenoles, que protegen contra el estrés oxidativo y protegen al organismo del estrés inflamatorio. Por eso el bajo consumo de estos alimentos también favorece la aparición de la enfermedad”, explica.

Finalmente, Durval Ribas Filho resalta la falta de educación sobre las propiedades de los alimentos en Brasil, lo que dificulta la prevención. Pamela Almeida, oncóloga, sugiere que una mejor comunicación en las etiquetas podría ayudar a los consumidores a tomar decisiones más informadas y prevenir el cáncer y otras enfermedades relacionadas con una dieta poco saludable.