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Entrevista
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‘Exponer a los niños a más microbios reduce el riesgo del desarrollo de muchas enfermedades’
Entrevista con la doctora Marie-Clarie Arrieta, autora del libro ‘Déjalo ensuciarse’.
El a microbios que son beneficiosos puede darse a través de distintos espacios, como los de juego. Foto: iStock
Los microbios están en todas partes: en el piso, el carro, la lengua, el estómago, la comida, la leche materna y durante el parto, entre muchos otros lugares. Sin embargo, no todos son dañinos; de hecho, la ciencia ha demostrado que la mayoría benefician la salud de los bebés. Exponer a los niños a estos microorganismos puede favorecer su crecimiento y fortalecer su sistema inmunológico.
La microbióloga e investigadora Marie-Claire Arrieta. Foto:Archivo particular
Según explica la científica y doctora en investigación biomédica, Marie-Clarie Arrieta, la exposición a más microorganismos beneficiosos durante las primeras etapas de vida de los menores fortalece su sistema inmune y ayuda a prevenir enfermedades como la obesidad o el asma alérgica, problemas gastrointestinales o trastornos conductuales.
Arrieta es autora, junto a Brett Finlay, del libro ‘Déjalo ensuciarse’ en el que recomiendan pautas para que los padres puedan ofrecer a sus hijos espacios donde alimentar su microbiota. Y es que acercarse a los microbios “no es solo jugar con tierra”, sino también ser alimentado con leche materna o tener una dieta variada en comidas.
La experta hace parte del grupo de médicos, pediatras, científicos y otros especialistas que entre el 20 y el 22 de febrero participaron en la cumbre Nutrition & Growth, realizada en Atenas (Grecia), donde se discutieron y presentaron los mayores avances médicos en términos de nutrición y crecimiento en menores y donde tiene lugar esta entrevista.
¿Por qué una microbióloga recomienda que los niños se ensucien y se acerquen a las bacterias?
Conforme más estudiamos de microbiología, que es lo principal a lo que me dedico en mi formación académica, nos damos cuenta que existen bacterias no nocivas, microbios que no son capaces de producir enfermedad. De hecho, en eso se ha enfocado el estudio intensivo de los microbios en la medicina moderna.
Y es que conforme avanzamos con esos estudios nos damos cuenta de que estamos colonizados con cientos de especies de microbios, y que solamente alrededor del 0,01 % de estos microbios con los que estamos en o a diario son bacterias nocivas o tienen la capacidad de producir enfermedades. La enorme mayoría de microbios no sólo no están interesados o no tienen la capacidad de enfermarnos, sino más bien todo lo contrario.
Entonces, estamos en un cambio de paradigma en cuanto a la microbiología clínica, en la que nos damos cuenta de que existen muchos más microorganismos benéficos de los que sabemos y mucho menos de los que causan enfermedades y que es tan importante cuidarnos de los que nos causan infecciones, como exponernos a aquellos que nos causan beneficios.
En su libro usted señala que cada vez tenemos un mundo más aséptico, cada vez más limpio, pero que es necesario que los niños se ensucien. ¿Cómo debería ser esa relación de los niños con los microbios?
Viéndolo de una manera más amplia, la exposición con nuestros microbios no es únicamente estas exposiciones naturales saludables de ensuciarnos, qué sé yo: de ir al parque, de ir a hacer caminatas o de ser más relajados con la ‘hiperlimpieza’. Siempre hay que tomar en consideración el prevenir infecciones, no podemos dejar que los niños estén en lugares donde pueden haber infecciones.
Pero la exposición microbiana viene desde la manera como nacemos. Desde si nacemos por un parto vaginal o parto por cesárea; o del tipo de alimentación que recibimos, ya sea leche materna o sea por fórmula; y el tipo de alimentos que recibimos cuando el niño y la niña empiezan a comer alimentos sólidos.
Todos estas son exposiciones microbianas tienen mucha más importancia o mucha mayor carga microbiana que el hecho de ensuciarnos o no ensuciarnos. Lo que comemos nosotros lo comen también los microbios. Y esta colección de microbios o la microbiota, como se conoce ahora, logra dictar en gran medida qué tipo de trayectoria en cuanto a salud y enfermedad tenemos. Y cuando me refiero a enfermedad no me refiero a enfermedades infecciosas, sino a enfermedades no infecciosas, como la obesidad, el asma alérgica, problemas gastrointestinales, trastornos conductuales, etcétera.
La garn mayoría de microorganismos son buenos para nuestro cuerpo. Foto:iStock
Ustedes hablan en el libro de que hay unas etapas en la niñez donde es clave tener esa relación con estos microbios, que son entre los cero y los tres años. ¿Por qué esas etapas son tan relevantes para esta relación que debemos tener con los microbios?
Dos razones. La primera es una razón microbiológica y es que esta comunidad de microbios con la que residimos sufre un proceso de cambios o fluctuaciones naturales en esos primeros dos años de vida. Entonces, estos cambios van a ser dictados por cosas como el tipo de lactancia, el momento y el tipo de alimentos sólidos.
En paralelo, porque nunca, biológicamente, cambiamos más que en estos primeros tres años de vida. Nuestro sistema neurológico, inmune y metabólico cambia muchísimo del momento del nacimiento a los tres años de vida. Y ese proceso de cambio es particularmente receptivo al ambiente. Lo que conocemos ahora, a raíz de las investigaciones, es que la microbiota viene a ser uno de estos factores ambientales fundamentales que logra dictaminar esa trayectoria en cuanto a salud y enfermedad.
¿Qué ventajas obtienen los niños que se exponen mucho más a los microbios?
Existen muchas ventajas. Los beneficios abarcan el desarrollo de todo nuestro sistema. Sabemos, por ejemplo, que los niños que se alimentan con lactancia materna, que tiene una carga microbial importante y que favorece la microbiota, tienen mejor desarrollo cognitivo. Son niños, además, que tienen mejor crecimiento, mejor talla y mejor peso. Son niños que tienen mejor desarrollo inmune.
Las últimas investigaciones lo que nos indican es que esto surge a raíz no únicamente del componente nutricional de la leche materna, sino del efecto que tiene en los microbios de este niño. Estos microbios son células que están produciendo sustancias activas y estas sustancias logran atravesar el intestino y comunicarse con todos nuestros sistemas y vienen a influir beneficamente. Los beneficios están en la reducción al riesgo del desarrollo de muchas enfermedades infecciosas y no infecciosas.
La 'hiperlimpieza' está afectando la capacidad de los niños de enfrentar enfermedades. Foto:iStock
Uno de los temas que se ha vuelto cada vez más común en las familias modernas es el de tener mascota y tener niños. Y se ha relacionado que tener niños pequeños junto a mascotas puede permitir que los menores crezcan con menos enfermedades y menos alergias. ¿Es esta también una forma de exposición microbiana que debería ser recomendada?
Sí, los datos lo que apoyan es justo eso. El tener un perro, únicamente perro, no es igual con otras mascotas, pero al tener un perro que además debe ser una mascota que salga de la casa, no un perro que solo esté dentro de la casa, viene a estar asociado a menor riesgo de enfermedades alérgicas.
¿Cuál sería ahora su recomendación para los padres para que en esa etapa de crianza y de crecimiento de sus niños les permitan acceder a la microbiota?
El factor más determinante en cuanto a tener una microbiota un poco más favorable es la nutrición. Entonces, para estos padres que están en esta etapa, además de leer y enterarse un poquito más al respecto, cambiar la perspectiva que cuando están dando de comer a un niño o a una niña, no es únicamente al ser humano, sino también a todos los microbios que escogieron a ese ser humano como su hospedero, como el hotel donde viven.
Entonces, está esta idea de nutrir billones. El hecho de agregar fibra a las decisiones dietéticas, el reducir los alimentos procesados y ultraprocesados, sustituir las harinas y los azúcares refinados por sus contrapartes que no son refinadas…. Este tipo de decisiones está promoviendo la salud del niño porque favorece el crecimiento de mejores microbios.