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Así funciona el fentanilo, la droga del efecto zombi
Este opioide sintético, más adictivo y mortífero que otros, tiene en jaque a Estados Unidos.
En el barrio Kensington (Filadelfia) opera uno de los mercados de droga a cielo abierto más grande de EE. UU. Foto: Getty Images
El fentanilo, un potente opioide sintético, ha cobrado notoriedad a raíz de la crisis sanitaria que afecta desde hace meses a los Estados Unidos. Pero ¿qué son exactamente los opioides y, en particular, el fentanilo?
Los opioides, como la morfina, la oxicodona y el fentanilo, son sustancias químicas derivadas originalmente del opio (opiáceos). Aunque se utilizan como anestésicos, su aplicación principal es como analgésicos potentes, especialmente para aliviar dolores intensos asociados a procesos cancerígenos o postquirúrgicos.
A corto plazo, estos opioides pueden aliviar el dolor y generar una sensación de relajación y bienestar al . Pero es importante señalar que no afectan a la causa subyacente, sino que alteran la forma en que se percibe el dolor. Eso implica que la causa persiste, y el dolor regresa una vez que cesa el efecto del analgésico.
A pesar de su eficacia clínica, el uso prolongado de opioides genera tolerancia a sus efectos, lo que implica la necesidad de aumentar la dosis periódicamente para mantener la misma eficacia. Sin supervisión médica, esta situación puede derivar fácilmente en una adicción. A dosis elevadas, la mortalidad se produce fundamentalmente por paro respiratorio. Un ejemplo conocido es la mortalidad por sobredosis de heroína, un derivado de la morfina.
La crisis actual en Estados Unidos se originó a finales de los años 90 debido a la permisiva prescripción de oxicodona (OxyContin®) e hidrocodona (Vicodin®), así como a la falta de control sobre su uso, desencadenando una epidemia de adicción. En un intento por frenar la venta de estos fármacos, resurgió el consumo de heroína y apareció el de fentanilo entre los adictos. Este opioide, totalmente sintético y económicamente accesible, ganó terreno debido a su facilidad de síntesis y a su potencia, unas 100 veces mayor que la de la morfina.
Gran parte del fentanilo que circula de forma ilícita en Estados Unidos se fabrica en laboratorios clandestinos de México (Sinaloa), utilizando materias primas procedentes de China. Su introducción en Estados Unidos rara vez es como fentanilo puro: lo más habitual es encontrarlo como adulterante en otras drogas ilegales como heroína, cocaína o anfetaminas.
Asimismo, se ha hecho popular el contrabando de analgésicos conocidos (oxicodona, hidrocodona) que contienen clandestinamente fentanilo, para suplir la falta de prescripción de esta sustancia, y también para fidelizar al consumidor.
Las muertes por sobredosis de fentanilo a menudo se deben al consumo, a veces involuntario, de esta sustancia por parte de un que cree que está adquiriendo heroína o analgésicos legales. En Estados Unidos, las muertes por sobredosis de drogas aumentaron drásticamente de 2.000 a 3.000 anuales en 2012 a 106.000 anuales en los últimos años, de las cuales más de 70.000 se deben al fentanilo (150 muertes por día).
Esta situación ha alcanzado proporciones epidémicas en ciertos sectores de la sociedad estadounidense, que se exacerba por la mezcla del fentanilo con alcohol, heroína o metadona, potenciando así los riesgos de adicción, sobredosis y muerte.
Imagen de referencia de Fentanilo. Foto:iStok
Parecen zombis
Si nos preguntamos por qué los consumidores de fentanilo se describen como “zombis” o “muertos vivientes”, la respuesta es múltiple:
- El potente efecto sedante de la sustancia provoca que los s se presenten con una apariencia extremadamente somnolienta, letárgica y descoordinada en sus movimientos.
- El fentanilo induce una supresión significativa de la función respiratoria, lo que ocasiona que los labios y las uñas de los adictos adquieran un tono azulado debido a la falta de oxígeno.
- Dada su naturaleza altamente adictiva, los consumidores de fentanilo centran su vida en la obtención y uso de la droga, descuidando aspectos esenciales como la alimentación, el sueño y su apariencia personal.
- Los adictos al fentanilo adelgazan notablemente debido al efecto supresor del apetito de este tipo de drogas por lo que, añadido al efecto adictivo, contribuye a que presenten una apariencia notablemente demacrada, con ojos hundidos y carentes de brillo.
¿Por qué las crisis con drogas ilegales son recurrentes en EE. UU. y no en Europa?
Salta a la vista que las crisis sanitarias relacionadas con drogas ilegales no son una novedad en Estados Unidos. Así pues, nos deberíamos preguntar por qué es una cuestión recurrente en la historia de ese país.
La facilidad para obtener recetas de opioides, aún sin una clara necesidad médica, ha contribuido a este problema. Algunos médicos, incluso frente a la dependencia de los pacientes, continúan recetando dosis cada vez mayores. En contraste, en Europa la prescripción de estos medicamentos está estrictamente regulada y supervisada, evitando así la magnitud de esta crisis a nivel continental, ya que la adicción es una enfermedad que no conoce fronteras.
Sin embargo, esta lucha no se limita únicamente al ámbito sanitario: sus tentáculos se extienden al campo delictivo. La creciente presencia del fentanilo en México ha transformado el mercado ilegal del narcotráfico. Cárteles y redes ilegales han inundado este mercado negro con grandes cantidades de fentanilo, desplazando a otras sustancias como la marihuana y la heroína como fuentes principales de financiación para estas organizaciones criminales.
En España, se ha observado un ligero aumento en la prescripción médica de tratamientos a base de fentanilo de liberación inmediata, la forma más adictiva, siendo que un porcentaje significativo de éstos no cumple con las condiciones de uso autorizadas. Esto podría indicar una mejora en el abordaje del dolor y, por ende, en la calidad de vida de los pacientes afectados por cuadros graves de dolor.
No obstante, la Agencia Española del Medicamento y el sistema de salud se mantienen en alerta constante, vigilando de cerca el uso de estos medicamentos. Actualmente, no se detecta un uso significativo de fentanilo entre la población adicta española. En este país, las principales adicciones a sustancias ilegales se concentran en la cocaína y el cannabis, mientras que, en el ámbito de sustancias legalizadas, el alcohol, el tabaco y los hipnosedantes continúan siendo preocupaciones prioritarias.
ELENA ESCUBEDO RAFA (*)
THE CONVERSATION (**)
(*) Profesora de la Universitat de Barcelona.
(**) Es una organización sin ánimo de lucro que busca compartir ideas y conocimientos académicos con el público. Este artículo es reproducido aquí bajo licencia de Creative Commons.
Camuflado en otras drogas
El fentanilo actúa sobre los receptores nerviosos que controlan el dolor y las emociones produciendo efectos de euforia, pero también aletargamiento, confusión, problemas para respirar y pérdida de conocimiento. La sobredosis por fentanilo puede ralentizar la respiración o detenerla por completo, generando una hipoxia (falta de oxigenación en el cerebro). Esta puede llevar a un coma, causar graves daños cerebrales o la muerte.
El Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas de EE. UU. (NIDA, por sus siglas en inglés) hace una distinción entre el fentanilo farmacéutico y fentanilo ilícito. El primero es suministrado en procesos quirúrgicos o contra el cáncer o a pacientes con dolores crónicos para controlar las aflicciones. Es proporcionado a través de inyecciones, parches o pastillas bucodispersables y su consumo es totalmente vigilado para no generar adicciones o sobredosis. Su presentación recetada se conoce como Actiq®, Duragesic® y Sublimaze®.
El fentanilo ilícito es producido por cárteles de la droga y es el que está asociado a las muertes por sobredosis. Es agregado como aditivo a otras drogas como heroína, cocaína y metanfetaminas para abaratar los costos y crear más adicción. En redes sociales y comercio digital se venden medicamentos que parecen recetados por médicos para tratar el dolor y son más económicos porque contienen fentanilo. “Este se vende ilegalmente en forma de polvo, vertido en gotas sobre papel secante, en envases de gotas para los ojos o rociadores nasales o en pastillas parecidas a las de otros opioides recetados”, dice el NIDA.
Portland, en jaque por el opioide
A finales de enero, la capital del estado de Oregón decretó un estado de emergencia por la situación de salud pública por cuenta del fentanilo. Las autoridades del condado de Multnomah, donde queda ubicado Portland, alertaron que las sobredosis mortales relacionadas con este opioide sintético incrementaron en un 533 % entre 2018 y 2022.
En febrero de 2021, el consumo de drogas fue despenalizado en el estado, coincidiendo con la epidemia por el consumo de fentanilo que se extiende por todo Estados Unidos. En ese año, murieron más de 70.000 personas por sobredosis por fentanilo.
“Te ponen una multa más alta por estacionarte en un parqueadero de incapacitados que por fumar fentanilo. Portland ha cambiado en menos de cuatro años”, dijo a la AFP Erica Hetfeld, una mujer de 42 años que se mudó del centro luego de ser víctima de un asalto. Para ella, la crisis que vive la ciudad es producto de la regulación del consumo de drogas.
Lisa Schroeder, dueña del restaurante Mother’s, cree que la despenalización no es la responsable, sino la ausencia de una estrategia de salud pública que debía de acompañar desde un principio el cambio de paradigma y previniera las muertes por sobredosis y los consumos problemáticas. También cree que la policía no ha hecho lo suficiente por atacar el delito del tráfico ilegal de drogas.
Gigantes como Nike y Target han cerrado varias sucursales en la ciudad debido a los robos, mientras que el teletrabajo vació el centro, ahora dominado por las drogas y por personas sin hogar.