En este portal utilizamos datos de navegación / cookies propias y de terceros para gestionar el portal, elaborar información estadística, optimizar la funcionalidad del sitio y mostrar publicidad relacionada con sus preferencias a través del análisis de la navegación. Si continúa navegando, usted estará aceptando esta utilización. Puede conocer cómo deshabilitarlas u obtener más información
aquí
Ya tienes una cuenta vinculada a EL TIEMPO, por favor inicia sesión con ella y no te pierdas de todos los beneficios que tenemos para tí. Iniciar sesión
¡Hola! Parece que has alcanzado tu límite diario de 3 búsquedas en nuestro chat bot como registrado.
¿Quieres seguir disfrutando de este y otros beneficios exclusivos?
Adquiere el plan de suscripción que se adapte a tus preferencias y accede a ¡contenido ilimitado! No te
pierdas la oportunidad de disfrutar todas las funcionalidades que ofrecemos. 🌟
¡Hola! Haz excedido el máximo de peticiones mensuales.
Para más información continua navegando en eltiempo.com
Error 505
Estamos resolviendo el problema, inténtalo nuevamente más tarde.
Procesando tu pregunta... ¡Un momento, por favor!
¿Sabías que registrándote en nuestro portal podrás acceder al chatbot de El Tiempo y obtener información
precisa en tus búsquedas?
Con el envío de tus consultas, aceptas los Términos y Condiciones del Chat disponibles en la parte superior. Recuerda que las respuestas generadas pueden presentar inexactitudes o bloqueos, de acuerdo con las políticas de filtros de contenido o el estado del modelo. Este Chat tiene finalidades únicamente informativas.
De acuerdo con las políticas de la IA que usa EL TIEMPO, no es posible responder a las preguntas relacionadas con los siguientes temas: odio, sexual, violencia y autolesiones
Petro: ¿Por qué se le quebró la voz en su visita a Chile?
El mandatario se conmovió en el Palacio de la Moneda, el lugar donde murió Salvador Allende.
Los presidentes Gustavo Petro y Gabriel Boric Foto: Presidencia
El presidente Gustavo Petro se conmovió profundamente en el Palacio de la Moneda, un lugar que marcó la historia de América Latina, en general; y la de él tal como lo reveló en un relato en el que incluso contó las razones que lo llevaron a tomar las armas.
Petro asoció la muerte de Salvador Allende, el martes 11 de septiembre de 1973 durante un violento golpe de Estado comandado por el general Augusto Pinochet, a la decisión de armarse.
En efecto, Petro dijo que esa condiciones políticas hicieron que terminara uniéndose a la guerrilla del M-19.
Petro, sin embargo, contó que esos acontecimientos que marcaron a toda su generación son historia y que hoy las condiciones sociales y políticas son distintas. De hecho, puso el ejemplo de la guerrilla del M-19 que tras dejar las armas optó por la vía democrática y ganó las elecciones que le dieron la mayoría de los escaños en la Asamblea Nacional Constituyente que redactó la actual Carta Magna.
El jefe de Estado, por eso, aseguró desde que la revolución armada no es necesaria e hizo un llamado para hacer un pacto político de toda Latinoamérica.
Allende propuso la nacionalización del cobre, principal fuente de ingresos de Chile, a lo cual la derecha se oponía radicalmente. Foto:Archivo Particular
“Cuando aquí entraron disparando y acabaron con el primer presidente de izquierda elegido popularmente en la historia de América de Sur, yo decidí la toma de las armas”, dijo emocionado.
Y agregó: “Ahí se fue una adolescencia y una juventud, no la mía, la de millones de latinoamericanos. Mi generación joven y Colombia quedó devorada por la violencia, nos equivocamos o no, pero creímos, esos jóvenes, que, si ese era el camino, lo tomábamos".
"30 años después, luego de dictaduras, de desaparecidos, de torturas y de millones en el exilio, de nuestra propia lucha en Colombia y, quizás de manera precursora en Colombia, un 1989 decidimos que ese no era el camino, no nos obligaron, no llegó ningún norteamericano a asustarnos, nos convencimos de que no era el camino, le dijimos a toda la generación de combatientes jóvenes que el camino de una revolución armada no era necesario”, contó.
Petro dijo: "Estamos ante un peligro. En estos recintos –no sé si este mismo– se olía en aquel 1973 indudablemente el miedo. Aquí mismo, el miedo". "Hoy también. Hoy también", reiteró.
Augusto Pinochet lideró un Golpe de Estado que derrocó al gobierno de Salvador Allende. Foto:AFP
Y contó: "Hoy también quisieran algunos que aquí cayeran las bombas, y allá y acullá. Nosotros en Colombia estamos un poco acostumbrados, lamentablemente, a que los ríos de sangre sean, en vez de la democracia y la justicia".
Estas fueron las palabras del mandatario:
"Nosotros –en el caso mío, Gabriel, porque usted es más joven que yo–, nosotros, asumimos el reto de cambiar el mundo con las armas.
Cuando aquí entraron disparando y acabaron con el primer presidente de izquierdas elegido popularmente en América del Sur en su historia, yo decidí la toma de las armas.
No había más. No respetaban el voto popular. No conocía esto.
Es más, no quise venir a Chile, ni a saber de la Casa Negra, ni de los lugares del mar del que tanto hablaba el poeta.
Y ahí se fue una adolescencia y una juventud. No la mía; la de millones de latinoamericanos. Mi generación joven.
Ahí se fue una adolescencia y una juventud. No la mía; la de millones de latinoamericanos. Mi generación joven.
Colombia quedó devorada por la violencia. Nos equivocamos o no. Pero creímos, esos jóvenes, que si ese era el camino lo tomábamos.
Treinta años después, después de dictaduras, desaparecidos, de torturas, de millones en el exilio, de nuestra propia lucha en nuestro país, Colombia –y quizás, de manera precursora en Colombia un 1989–, decidimos que ese no era el camino.
No nos obligaron, no llegó ningún norteamericano a asustarnos; nos convencimos nosotros mismos que no era el camino.
Unilateralmente le dijimos a toda la generación de combatientes jóvenes y soñadores, hombres y mujeres, de toda la América Latina, que el camino de una revolución armada no era necesario.
Y repetimos las palabras de (Salvador) Allende.
Ingenuos, nos dijeron, románticos. Va a pasarles lo mismo que a Allende.
Y terminamos ganando las elecciones de 1991 y haciendo la Asamblea Nacional Constituyente de Colombia. Como fuerza mayoritaria hicimos la Constitución.
Y después llegaron sobre nosotros más muertos, más violencia, más torrentes de sangre. 200 mil muertos en la violencia paramilitar de la década de los 90.
La Constitución se volvió letra muerta, no se aplicó. La democracia para nosotros no era.
Pero América Latina oyó. Y apareció una primavera. Y de pronto los progresismos dejaron de vestirse de verde oliva y de andar las montañas y de cargar mochilas.
Y no hubo más fusiles. Se derritieron y se volvieron monumentos y arte.
Y uno tras otro los países fueron triunfando, en aventuras políticas diferentes, en búsquedas. Que la búsqueda es el sinónimo de la Libertad.
Al final del discurso de Allende se escuchó el primer bombardeo. Foto:Archivo Particular
Se ganó, se perdió, se hizo bien, se hizo mal; se empezó a escribir la historia. 30 años de dictaduras y guerras, de armas en manos de la izquierda y uniformes en manos de la derecha se acabaron.
Y dejamos que la gente decidiera. Que votaran como quisieran. Y eligieron allá izquierdas y por allá derechas y por allá indígenas y por acá campesinos y maestros de escuela.
Y a veces no les gustaba porque no hablaban bien el español, o porque se ponían sombreros raros, o porque las parlamentarias iban con atuendos que las señoras de la sociedad nunca habían visto.
Pero fue la democracia latinoamericana la que se creó y se empezó a construir, y va en su camino.
Hoy quisieran volvernos a los tiempos de Allende. Hoy quisieran, otra vez, bombardear esas ilusiones. Hoy quisieran, porque no aguantan la democracia, la pérdida de privilegios, que como dice la canción de antaño: “el niño vaya sano a la escuela”.
Que no les gusta, que no les gusta que se pueda afrontar las nuevas realidades y problemas del mundo. Que no les gusta que la gente débil pueda decidir, que la mujer pueda decidir, que la diversidad pueda ser.
Entonces quieren usar la violencia. Lo acabamos de ver en Brasil, pero no solamente en Brasil".