Un dato positivo

Los recientes resultados del Indicador de Seguimiento a la Economía (ISE), revelados por el Dane esta semana y correspondientes a abril pasado, han causado una positiva sorpresa. Esta medición de la evolución de la actividad económica del país registró en el cuarto mes del año un crecimiento de 5,52 por ciento en comparación con la del mismo período de 2023. Esta dinámica fue jalonada por las actividades primarias –agricultura y minas y canteras–, con un desempeño del 10,24 por ciento, y las terciarias –servicios y istración pública–, con 5,09 por ciento.

Tras un casi estancamiento del PIB en el primer trimestre del 2024, este dato del ISE –aunque no estrictamente comparable– apuntaría a un arranque más favorable para el segundo semestre. Si bien el efecto del calendario de Semana Santa influye en el nivel de actividad de la economía, este resultado sin duda superó las expectativas de los analistas y del mercado. De hecho, desde el mes de septiembre de 2022 este indicador no reportaba un guarismo de esta magnitud.

Dándole la bienvenida a este dato positivo, no sobra invitar a la cautela. Se necesitarán los datos de la actividad económica correspondientes a mayo pasado para poder evaluar si este repunte es sostenible y marca una senda más sólida de recuperación frente a la desaceleración que viene afectando la economía colombiana. Asimismo, los resultados del ISE mantienen la preocupación sobre sectores tradicionalmente impulsadores del crecimiento como la industria, la construcción y el comercio.

Estas actividades secundarias son las más rezagadas –solo crecieron un 2,85 por ciento frente al dato de abril de 2023– y continúan necesitando con urgencia un paquete de medidas puntuales para reactivar su dinámica. En el caso del sector comercial, han sido 17 meses de caídas consecutivas en su desempeño que pesan en cualquier ruta a la reactivación, por su importancia tanto en crecimiento como en generación de puestos de trabajo.

Siguen presentes, además, las alarmas sobre el desplome de la inversión, los niveles de ejecución presupuestal del Gobierno Nacional y las confusas e inciertas señales a los mercados en áreas cruciales como la infraestructura. A lo anterior se añaden los urgentes llamados de los sectores empresariales al diseño y despliegue por parte de la istración Petro de un plan de reactivación económica concreto, con metas tangibles y orientado específicamente a sectores como las industrias manufactureras, los comercios minoristas y la construcción de vivienda.

La implementación de una estrategia de recuperación constituye una tarea primordial para el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, que podría coordinar al resto de entidades sectoriales y avanzar en la confianza con los empresarios. Los espacios de diálogo y concertación entre el Gobierno Nacional y actores del sector privado, que se han anunciado en días recientes, deben incorporar sin demora la discusión de estas medidas ejecutivas desde distintos sectores que trasladen estas positivas ‘sorpresas’ en una ruta más sostenible de retorno al crecimiento.