Decenas de soldados, víctimas del conflicto armado en Colombia, iban a ser atendidos en un moderno Centro de Rehabilitación Funcional, en el batallón de Sanidad Caldas, ubicado en Bogotá. Bajo el lema de que “allí se recuperarían los héroes de Colombia”, se invirtieron 34.812 millones de pesos.
La obra debía estar lista en diciembre de 2016. Pero, según lo reveló la Unidad Investigativa de este diario, lo que ahora hay es un edificio a medio hacer, con fallas en sus muros, desplazamiento de estructuras y el riesgo de colapsar ante un sismo.
Cada dato que se conoce sobre este proyecto es más desconcertante. Después de diez prórrogas al contrato de obra inicial, que incluyeron más recursos y plazos, se tuvo que declarar su caducidad por incumplimiento. Y aunque se hizo un nuevo contrato, este quedó frenado luego de que se encontraron fallas en los diseños y en construcción de paredes.
La Contraloría General estima que en esta obra fallida hay un detrimento patrimonial superior a los 27.814 millones de pesos. Y EL TIEMPO descubrió que personas mencionadas en otras indagaciones, como el escándalo de Centros Poblados y Juegos Nacionales, aparecen vinculadas a un par de compañías que intervinieron en la ejecución del Centro de Rehabilitación.
En ninguna obra pública es justificable que existan fallas de esta magnitud, y menos en una en donde intervienen tanto el Ejército como la Agencia Logística de las Fuerzas Militares. La Contraloría es clara en que las explicaciones que entregaron sobre este elefante blanco no son satisfactorias.
Pero, más allá de las investigaciones de alcance fiscal y disciplinario –que deben ubicar a los responsables–, es urgente que se evalúe cuál es el estado real de la obra y cuánto dinero se necesita para que entre a cumplir la misión que tenía.
Y aunque la obra es custodiada por militares, financieramente y en términos de construcción, está literalmente abandonada. Triste ejecución en una obra para los héroes de Colombia.
EDITORIAL