Una de las regiones más impactadas por los hechos del paro nacional, que golpeó severamente al país entre abril y julio de 2021, fue el Pacífico, y en específico el Valle del Cauca. Este departamento sufrió por múltiples y variados frentes que van desde el orden público y la seguridad territorial, pasando por la economía, el transporte, los servicios públicos más básicos, el abastecimiento de alimentos y la calidad de vida de sus habitantes.
En términos, por ejemplo, de la producción industrial, el Valle del Cauca experimentó un desplome de casi 60 puntos porcentuales en mayo de 2021 en comparación con los índices de la pre-pandemia del covid. A lo anterior se deben añadir las heridas sociales y urbanas que dejaron esos meses de las protestas ciudadanas, bloqueos ilegales y violentas manifestaciones en el tejido tanto cívico como empresarial de la región. Tras el choque del coronavirus, la situación de este departamento, jalonador de la economía de la región pacífica, quedó aún más maltrecha en el segundo semestre de 2021.
No obstante, el Valle del Cauca ha venido registrando una dinámica recuperación tanto social como económica, protagonizada por una crucial contribución desde el empresariado local. El PIB departamental habría crecido alrededor del 8,1 por ciento en 2022 frente a un 7,3 por ciento del total nacional. Esta reactivación es notable en las exportaciones regionales que, entre enero y mayo pasados, subieron un 11,7 por ciento en comparación con el mismo período del año pasado. Las ventas externas de la agroindustria siguen en cabeza de los productos vallecaucanos mientras que continúa la diversificación con bienes de mayor valor agregado y servicios de salud y basados en conocimiento.
Los empresarios vallecaucanos han venido demostrando una preocupación de mejora social clara y estratégica.
En materia social, la generación de puestos de trabajo también se vive en el Valle del Cauca. El área metropolitana de Cali registró la tasa de desempleo más baja de los últimos 17 años para el trimestre abril-junio de 2023 –11 por ciento–, de acuerdo a la Cámara de Comercio de la ciudad. La preocupación de los empresarios vallecaucanos por las condiciones sociales de su región ha venido manifestándose de manera muy clara y sonoro en los años recientes. La iniciativa de Compromiso Valle, por ejemplo, congrega a 170 empresas con 364 ciudadanos y organizaciones de cooperación internacional, que se unieron para fortalecer el trabajo con las comunidades vulnerables. Más de 62 mil millones de pesos bajo esta sombrilla se reflejan en proyectos en Cali, Yumbo, Palmira, Buenaventura, Jamundí, Buga y Candelaria.
Las señales de la desaceleración económica, que vive hoy todo el país, no son ajenas al Valle del Cauca. Las perspectivas empresariales, de acuerdo a encuestas de la Cámara de Comercio, frente a la situación económica nacional no son las mejores, aunque la mayoría espera aumentar o sostener sus niveles de ventas. En conclusión, el camino recorrido por la sociedad, las empresas y la economía vallecaucana en estos dos años ha estado marcado por la reactivación y por la concertación y el diálogo social. Los desafíos sociales, en momentos de freno económico, no son menores pero el departamento ha demostrado una fuerza para avanzar en una ruta más competitiva y con más preocupación por la equidad.
EDITORIAL