¿Qué tipo de Fiscal General necesita el país? Sin duda, Colombia necesita una Fiscal que sea una operadora judicial, no una que se convierta en una protagonista política. El poder punitivo es una herramienta poderosa en la acción política pero su uso con estos fines es innoble, inseguro e ilegal.
Necesitamos una Fiscal que haga uso responsable de las facultades de discrecionalidad y selección para definir a quién y qué se investiga. La Fiscal y la Fiscalía no pueden tener una agenda mediática con solo casos que generan titulares, pero sin ninguna relación con un conflicto real. Ese afán de figuración lleva, incluso, a odiosas sobrecriminalizaciones, que ignoran que no toda infracción de la ley es delito. Mientras tanto, miles de víctimas y comunidades esperan respuestas a montañas de expedientes que día a día crecen y se acumulan. La Fiscalía es una gran empresa, con más de 22.000 empleados, que debe ser eficiente de manera general y no selectiva.
Necesitamos una Fiscal General que entienda, igual que sus delegados, que su función principal es contribuir a la recta y eficiente istración de justicia. Una funcionaria que lidere un proceso contracultural dentro de la institución, para blindar a la institución (y a sus funcionarios) de las trampas burocráticas y de una sumisa colaboración a un agenda política, que va en contra del interés general de la justicia que demanda la ciudadanía. Para lograr esto, es necesario:
1. Respeto: que se garantice la independencia de los fiscales delegados y valorar la carrera basada en méritos.
2. Dignificación: proporcionar una capacitación continua, que tenga en cuenta aspiraciones y necesidades personales, y crear un ambiente de trabajo que refleje la importancia de la labor de los fiscales en la sociedad y el propósito fundamental de istrar justicia.
3. Exigencia: se deben establecer estándares éticos y estéticos de calidad y cantidad.
La nueva Fiscal General debe recuperar la confianza de los colombianos. El 56 % no tiene nada de confianza en la justicia en nuestro país y apenas el 8 % de la población reporta tener mucha confianza en la Fiscalía General de la Nación. Una Fiscalía que istre justicia es clave para gestionar la conflictividad en cualquier sociedad.
Desde la Constitución de 1991, el Presidente de la República envía una terna a la Corte Suprema, para que elija al Fiscal General de la Nación. El jefe de Estado cumplió y propuso tres mujeres juristas, que llenan los requisitos exigidos, de gran experiencia y garantía de independencia.
Es la primera terna integrada solo por mujeres, que presenta un mandatario de izquierda en nuestro país. No existe impedimento legal o constitucional alguno para que la Corte Suprema elija a la nueva fiscal. No se adquieren derechos por la simple nominación.
El presidente de la Corte anunció al país que el 12 de febrero de 2024 tomará posesión la nueva Fiscal. Sin embargo, por los pasillos y mentideros judiciales se mencionan supuestas maniobras para no elegir de la terna enviada por el Presidente, conforme a las reglas del Estado de derecho, que se le exigen cumplir, y propiciar y mantener una Fiscalía en provisionalidad.
Confiamos en que esas épocas de clientelismo judicial, que alborotaban esos mismos pasillos y mentideros, sean cosa del pasado y la Corte Suprema, renovada y respetuosa del Estado de derecho, ofrezca al país una lección democrática y ejemplar, como se le exige al jefe de Estado y todos los ciudadanos. Y para que se cumpla ese propósito que reclama el país, de más fiscal y más Fiscalía, están dados todos los elementos: un presidente respetuoso de la Constitución, una terna experta y capaz y una Corte Suprema electora responsable. Llegó la hora de elegir Fiscal.
MAURICIO PAVA LUGO
Conjuez de la Corte y abogado penalista