Los radioperiodistas siempre se refieren a cualquier invitado como “uno muy especial”, sea quien sea, pudiendo decir: oportuno, importante, conocedor del siguiente tema, pertinente, etc. Miles de veces, al convidado lo presentan de esa manera, a tal punto que dejan de serlo, pues, como lo define el diccionario: especial adj. Singular o particular, que no es común o general: tiene un carácter muy especial.
También suelen, de manera frívola e irresponsable, hablar de estudios de esto y lo otro. El lunes citan uno de alguna universidad que demuestra las bondades del café. La siguiente semana –y citado ceremoniosamente– presentan un informe que demuestra lo contrario. La cerveza contra el alzhéimer, dice un estudio; el alcohol acelera el alzhéimer, dice otro. Y vendrán muchos: que la pitahaya esto, que la pitahaya lo otro; el aceite de coco tal, el aceite de coco pascual.
El problema es que al hablar de un ‘estudio’ se plantea como algo serio. Lo que, evidentemente, no es así. Se mencionan importantes nombres, como Harvard, Stanford, Berkeley, MIT y Oxford.
Entiendo que los periodistas no puedan leer los trabajos, bien por largos o difíciles. Y como lo dice Julio Sánchez Cristo, a pesar de promover este tipo de ‘noticias’: para un estudio, otro estudio.
Y ahora, cambiando de tercio, yo hago parte de la turba, como nos denominó Vicky Dávila en su más reciente columna a quienes apoyamos la marcha. Una acepción de esta palabra dice que se trata de un concepto sociológico que se usa para nombrar a un conjunto de personas que en forma desordenada genera confusión y caos. Creo, por el contrario, que quienes generan confusión y caos son una minoría, lejos de ser turba, que tanto de izquierda como de derecha tienen como misión perturbar. Turbio el asunto, y enturbia las aguas. Bueno, allá ella, yo solo agradezco no tener que soportarla al mediodía en La W.
Como decía Nietzsche, hay peces que enturbian las aguas para que parezcan más profundas. Es el caso de varias mujeres que están metidas directa o indirectamente en la política, como Paloma Valencia, María Fernanda Cabal, María del Rosario Guerra, Paola Holguín, Marta Lucía Ramírez, María Isabel Rueda, Salud Hernández, la ya mencionada periodista y otras más.
La lista de políticos y periodistas turbios es mucho más larga. La dejaré para otra oportunidad.