Si ustedes los jóvenes no asumen la dirección de su propio país, nadie va a venir a salvárselo. ¡Nadie! Jaime Garzón
Por fin le hacemos caso a Jaime Garzón; por fin estamos asumiendo la dirección de nuestro propio país. Este año quedará en la historia como el momento en el que gran parte de los jóvenes colombianos entendimos que tomar el control de nuestro futuro era una decisión de la que debíamos apropiarnos, sin importar el qué dirán ni la cobardía de generaciones anteriores. Ahora que despertamos, debemos ser conscientes de que ese país con dignidad por el que tanto luchamos no lo vamos a alcanzar con violencia, sino con las armas que nos son inherentes: el arte y el voto.
Ya demostramos que somos diferentes, que tenemos un nuevo pensamiento que se dio cuenta de la importancia de sumar nuestra voz en la política y que no les tiene miedo ni les come cuento a los de siempre. Les probamos que podemos tumbar reformas, sacarlos de su comodidad y paralizar el país. Porque le respondimos la llamada al futuro con pintura, movilizaciones, música, teatro y hasta con baile.
Pintamos murales que dicen verdades y recuerdan nuestra historia, así a muchos les interese ocultarla por beneficio o por simple odio. Transformamos las calles en escenarios de ‘performance’ donde los jóvenes expresamos nuestro dolor e indignación, dándole una nueva narrativa indeleble a la ciudad que se mueve al ritmo de batucadas y canciones que luchan contra el olvido de un país sin memoria. Además, ante la emergencia sanitaria, muchos encontramos en las redes sociales un nuevo espacio libre y seguro de resistencia, convocatoria y manifestación.
Ahora bien, es momento de entender que no vale la pena seguir respondiendo con piedra a grupos armados, que están dejando muertos y desaparecidos. Escoger la violencia como camino es saltar nuevamente al abismo al que hemos caído en gran parte de nuestra historia, que solo ha dejado familias rotas y más preguntas de las que tenemos. Nuestras vidas valen mucho más que eso.
Una de las armas con las que podemos luchar frente a esto es el voto. El país que soñamos está al otro lado del miedo, pero si no votamos, de nada serviría superar ese temor. Les estaríamos entregando el poder a otros, a los corruptos y grupos pequeños que se aprovechan de la abstención para gobernar y hacer lo que deseen con nuestro país.
Ellos nos han sembrado la idea de ‘para qué votar, si de todas formas va a ganar la corrupción’. Y no, cada voto importa de igual manera, no es uno más o uno menos. Tampoco se vale la excusa de no ir a las urnas porque ‘terminan manipulando los resultados’. Si bien a veces votar no es suficiente, hay que entender que, como jóvenes, somos la fuerza electoral más grande para el próximo año. De nada sirve manifestarnos hoy y mañana abstenernos de votar. Allí es donde se verán los frutos de todo esto.
Como conclusión, debemos ser conscientes de que, como jóvenes, tenemos un papel realmente importante en nuestro presente y futuro como colombianos. El cambio de mentalidad ya se está gestando. Ahora es momento de aportar a la transformación de nuestra realidad a través de dos pilares. Por un lado, el arte, con el que no olvidamos nuestra historia o a quienes se han ido mientras defienden la idea de querer un país mejor. Por el otro, el voto, nuestra principal arma para no volver a caer en la normalidad de seguir pasando la página día a día a pesar de los muertos, los desaparecidos, las injusticias y la indiferencia. Hoy, como jóvenes tenemos la responsabilidad y el deber de darle un nuevo rumbo a nuestro país, porque es nuestra decisión y no la de nuestros padres.
KEVIN RAMÍREZ
Estudiante de Comunicación, Universidad Javeriana
N. de la D. Este diario dedicará este espacio quincenal para las voces de los jóvenes de diversas áreas y tendencias, quienes cada vez más necesitan canales de expresión.