La segunda vuelta mostró un país dividido, es posible que ya no sea uribismo y antiuribismo, pero sí un uribismo huérfano contra la izquierda. Después del error cometido por la derecha ante la imposibilidad de elegir un candidato fuerte que represente sus banderas, y que le pueda competir a Gustavo Petro, esos votantes del Centro Democrático quedaron sin norte y ahora lo más seguro es que giren hacia donde Rodolfo Hernández. Obvio que por Petro no van a votar, y esos 5 millones de la derecha y centroderecha que sacó Fico son los que van a definir lo que pasará en los próximos cuatro años.
El ingeniero se convierte en un fenómeno electoral y se le atravesó en las aspiraciones presidenciales a Gustavo Petro. Muchos dicen que el líder del Pacto Histórico ya llegó a su techo electoral y que le va a quedar muy difícil conseguir un millón y medio o dos millones de votos para ganarle a Hernández. Según las cifras que tenemos de la primera vuelta, no es claro de dónde va a sacar Petro esos votos para ganar en segunda vuelta y está en aprietos para ganarle la partida a Hernández, pero en el Pacto Histórico creen que es más fácil conseguir dos millones a que el ingeniero Rodolfo Hernández consiga cuatro.
Para Rodolfo Hernández todo es ganancia, si no llega a ser presidente, nada tiene que perder. Ya tiene definida su situación económica hace muchos años, ya fue exitoso en su profesión, logró ser alcalde de su ciudad, no tiene ninguna enfermedad que lo incapacite y cualquier situación que ocurra no lo afectará. En cambio, Gustavo Petro lleva muchos años tratando de llegar a la Casa de Nariño, ha invertido mucho tiempo, dinero, lucha para lograrlo y es el objetivo más importante en su vida. Petro ha aspirado a la Presidencia de la República tres veces, pero esta es la vez que más votos ha logrado obtener y más cerca ha estado de llegar.
Hernández dijo que iba a donar su salario, como lo hizo cuando fue alcalde de Bucaramanga, y lo hace porque realmente no necesita el dinero, y no como una estrategia para llegar a la Presidencia de la República, como lo han hecho otros candidatos a cargos públicos. Todo parece indicar que un buen día el ingeniero Hernández decidió iniciar el camino a la Casa de Nariño porque quería hacer algo por el país y simplemente lo hizo.
Muchos dicen que el líder del Pacto Histórico ya llegó a su techo electoral y que le va a quedar muy difícil conseguir un millón y medio o dos millones de votos para ganarle a Hernández.
En el país muchos dicen que si el ingeniero Hernández pudo istrar de manera honesta a Bucaramanga, puede hacerlo con el país. Otros dicen que no necesita robar porque tiene mucho dinero, otros dicen que le falta claridad a su programa de gobierno, pero agregan que un par de asesores pueden solucionar el problema.
El gancho de Hernández para llegarle a la gente fue ser él mismo. Hablar de una manera desparpajada, informal, sencilla; empleando un lenguaje de barrio, es decir, hablando como hablan los amigos, la gente en la calle, sin preocuparse por la estructura, por la utilización correcta del lenguaje, sin pensar mucho en la forma como van a salir las frases, simplemente va diciendo lo que se le ocurre. También tuvo que ver mucho la coyuntura; Uribe dejó a sus seguidores sin candidato y los puso a moverse como veletas, al vaivén del viento.
Otro factor que favoreció a Hernández fue el rechazo a los extremos. Muchas personas que querían votar por Sergio Fajardo pensaron que no era viable su candidatura, y al verse sin más opciones optaron por el candidato santandereano. Rodolfo en su vida nunca se imaginó llegar hasta estas instancias en una contienda electoral a la Presidencia de la República y menos con la fuerza y los votos que consiguió. Tampoco se imaginó poder ganarles al establecimiento, a la política tradicional, a todos esos políticos que llevan muchos años haciendo cola para acceder al poder. Es tan increíble lo que está sucediendo con Hernández que ni él mismo pensó crecer tanto en tan corto tiempo.
Max Weber menciona que “el poder significa la probabilidad de imponer la propia voluntad dentro de una relación social, aun contra toda resistencia y cualquiera que sea el fundamento de esa probabilidad”, pues parece ser que todos los caminos conducen al ingeniero Rodolfo Hernández y solo queda ver qué hará después de llegar al máximo cargo del Estado, donde va a encontrar todos los rezagos que dejó la pandemia, una deuda externa a su máximo nivel, unos ciudadanos que piden empleo, salud y educación, y una inflación disparada.
JOSÉ LUIS QUERUBÍN