En CM&, el pasado 23 de junio, Yamid Amat le comentó a su entrevistado que tiene fama de cambiar de partido, a lo que Roy Barreras, con la sangre fría de quien miente con cinismo, dijo que a él lo habían expulsado de la U por rebelde y protestar.
El asunto no tendría trascendencia si no fuera porque se trata del presidente del Senado y porque no fue una expulsión sino un burdo montaje para conservar dos curules a la fuerza. Allí varios directivos del partido de la U, en octubre y noviembre de 2020, y los senadores Barreras y Armando Benedetti cometieron delitos. Estos últimos, además, contra el patrimonio del Estado, al cobrar irregularmente miles de millones de pesos en salarios y otros beneficios. En su momento lo denuncié en dos columnas en EL TIEMPO.
El Senador Barreras no estaría haciendo gala de su desfachatez, sino hubiera sido por un arbitrario e intimidante auto de inisión de la Sala Especial de Instrucción de la Corte Suprema del 11 de febrero de 2021 por la denuncia que interpuse. Cuesta creer que el máximo órgano penal del país y el magistrado ponente, Marco Antonio Rueda, le dieran vuelta de tuerca al amplísimo número de irregularidades, con descalificaciones e insultos contra el denunciante, y acudieran a sofismas, silogismos engañosos y conclusiones falsas. Con la excepción de la magistrada Cristina Lombana quien salvó su voto.
Es imposible en una columna referirse al sinnúmero de irregularidades, pero valga mencionar algunas. La primera, el senador Benedetti se notificó en Bogotá y rindió audiencia de descargos disciplinarios el 15 de septiembre de 2020 a las 9 a.m., pero estaba en Barranquilla participando, desde las 10:19 a.m., en la sesión virtual de la Comisión Primera del Senado. ¿Cómo podía estampar la firma, cuando la misma resolución que lo citaba indicaba que en la sede del partido en Bogotá, y sin ninguna notificación electrónica, como lo indica el artículo 144 de los estatutos?
Nunca hubo un proceso disciplinario real. Se lo inventaron para salvarse de una demanda de pérdida de investidura y porque la U les incomodaba para sus ambiciones políticas.
La segunda, la supuesta queja que activa el proceso disciplinario a Benedetti es del 8 de septiembre de 2020, pero los hechos a los que se refiere ocurrieron el 9 de septiembre. Tercero, el tal Consejo Nacional Disciplinario del partido de la U procesó a los senadores sin ser competente, pues el artículo 66 de los estatutos, con toda claridad, señalaba a la bancada en primera instancia.
El montaje fue tal que el Consejo Nacional Disciplinario estaría integrado por tres que nunca aparecieron, solo el presidente, y el fallo del senador Benedetti tiene párrafos textuales iguales (páginas 7 y 8) en los que no le cambian siquiera el nombre de Roy Barreras (páginas 9 y 10).
A pesar de lo intimidante, volví a leer el auto y el amasijo de incoherencias y encontré las pruebas reinas del montaje. Recuérdese que los senadores fueron ‘expulsados’ el 9 de octubre y se notificaron el 13 de octubre de 2020. En una
entrevista a Vicky Dávila para Semana, el 15 de octubre, y frente a la pregunta de si lo había cogido por sorpresa la renuncia de Roy Barreras, el entonces senador Benedetti respondió: “Si, me cogió por sorpresa porque yo había hablado con él [Roy Barreras] ayer [14 de octubre]… hablamos, diga usted como una hora, y no me dijo nada. Cuando yo me entero de que eso está sucediendo… lo llamé y le dije que por qué…, por qué me estaba dejando solo… yo le dije que lo pensara un poco, etc. Pero él tomó esa decisión solo. La respuesta es me sorprendió bastante.”
Continúa el senador Benedetti: “Creo que era hora de tomar la decisión, que la tomo cuando la toma el doctor Roy sin decirme nada, sin avisarme nada. Me coge por sorpresa, y al cogerme por sorpresa es obvio entonces que él va para una candidatura presidencial. Repito yo no…”
Otra prueba reina es la
entrevista de Camila Zuluaga y Oscar Montes, ojo, el 19 de noviembre en
Blu Radio. Montes le pregunta a Benedetti, ¿por qué no se queda en el partido de la U y da la pelea desde adentro?, a lo que responde que “yo pongo en juego mi curul... La misma esposa mia, mi, mi, las tías mismas fueron las que, por ejemplo, protestaron que se iba a perder la curul. Yo quedo en un estado de indefensión… La curul no queda clara, la legitimidad tampoco.”
Camila Zuluaga interpela “Pero si ve que las tías suyas, senador Benedetti, están preocupadas por la curul y usted dice que está pendiente de unas resoluciones y todavía no nos ha dicho qué resolución es”. A lo que Benedetti contesta que “No, porque, porque lo que te digo, las resoluciones son posteriores a mi decisión. No es que yo sea el que las tenga armadas desde antes, no”.
Las entrevistas demuestran que nunca hubo un proceso disciplinario real. Se lo inventaron para salvarse de una demanda de pérdida de investidura y porque la U les incomodaba para sus ambiciones políticas. Pruebas hay muchas más. La pregunta entonces es si esa corrupción es tolerable para el presidente Petro.
JOHN MARIO GONZÁLEZ