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Mirada rápida sobre las pensiones en Colombia

En el país y el mundo existen 2 sistemas de pensiones: el llamado de reparto y el de capitalización.

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El tema de las pensiones constituye uno de los más apasionantes y conflictivos que deberá afrontar la agenda pública del país en los próximos años.
En Colombia y en el mundo existen básicamente dos grandes sistemas de pensiones. El llamado de reparto y el de capitalización. El primero se fundamenta en el conocido principio de la solidaridad intergeneracional, que consiste en que la generación actual –los cotizantes o trabajadores actuales– contribuye al pago de las pensiones de las generaciones o trabajadores pasados. El manejo del sistema corre a cargo de una entidad, generalmente pública, lo cual garantiza que en caso de cualquier problema el Estado garantiza su estabilidad.
Cuando el sistema arranca normalmente habrá pocos pensionados, mientras los que trabajan, los aportantes, serán relativamente numerosos. Son los años gloriosos del sistema, con fuertes excedentes financieros que permiten la constitución de reservas importantes con qué enfrentar el futuro sin mayores afugias. Cuando el sistema llega a su madurez y el número de los pensionados iguala al de los cotizantes, el escenario empieza a cambiar. Ya no se generan excedentes y, por el contrario, hay que acudir a las reservas.
Debe tenerse en cuenta que, según datos recientes de Colpensiones, se requiere de 1,8 cotizantes activos para sostener a un pensionado, con una tasa de cotización del 16 %. Hay otros factores que juegan en contra de la solidez del sistema, como períodos prolongados de desempleo, disminución de aportantes y aumentos en la esperanza de vida, que conducen a incrementos relativos de la población mayor.
Desde luego, también se presentan períodos de rápido crecimiento económico y/u otros factores favorables que invierten el curso de la situación. Sin embargo, por diferentes razones de orden económico o político, que no hay espacio para discutir aquí, el sistema empieza a erosionarse, haciéndose necesario introducir reformas. Según estimaciones del Gobierno, al día de hoy el descuadre entre ingresos y gastos es de tal magnitud que se eleva a los $ 42 billones. En Colombia, además de Colpensiones, representativa del sistema general, existen varios regímenes especiales de carácter oficial (Docentes, Policía nacional, FF. MM., Poder Judicial, etc., etc.). De estos, resulta pertinente preguntarse ¿cuál es el que relativamente más incide en el desajuste final?
El sistema por capitalización, como su nombre lo indica, funciona como un plan de ahorros de largo plazo. Las cotizaciones –consignaciones en la cuenta de ahorros– se van acumulando con lo cual, al cabo de algunos años, va formando un capital cada vez más significativo hasta llegar a un punto en que los sucesivos aportes, más las ganancias menos las pérdidas que aportan las inversiones realizada con ellos, constituyen un fondo para pensionarse y recibir una mesada, equivalente a una pensión. El sistema –el Fondo o los fondos– que istra el negocio son los encargados de la parte operativa del mismo y, lo más importante, hacer las inversiones más convenientes para los aportantes o ahorradores. A cambio de este delicado trabajo, el fondo o los fondos cobran una comisión, que sirve para pagar los gastos que ello implica y de donde salen sus ganancias.
Esto es muy importante que quede en claro. Las utilidades de los fondos de inversión provienen de su trabajo, la diferencia entre sus ingresos, la comisión que cobran, y sus gastos. Las utilidades (o pérdidas) recibidas de las inversiones que se hacen con el capital de los ahorradores pertenecen a estos. De ahí se desprende lo exigente, profesional y delicado trabajo que compete a los es del sistema, pues se requiere de una alta eficiencia técnica, repartir adecuadamente el portafolio de inversiones del fondo, de manera que obtenga las máximas utilidades con el menor riesgo posible. Así funciona el sistema y cualquier deriva que se presente es algo que compete a las autoridades respectivas.
Como es apenas comprensible, hay decisiones públicas que generan controversias e incomprensiones, especialmente si se trata de cuestiones sensibles y delicadas como las pensiones. Por ejemplo, hace algunas semanas el Gobierno expidió un decreto trasladando en calidad de préstamo unos recursos de un fondo destinado a fondear las pensiones de las regiones, cuya causación solo requiere hacia 2040.
Algunas autoridades regionales, parlamentarios, etc., protestaron dicha medida, pero personas como el senador Gustavo Petro y el exministro Mauricio Cárdenas Santamaría, situados en orillas ideológicas opuestas, apoyaron y/o explicaron el sentido de la operación como es que ante una declarada emergencia como la que hoy se vive, en Colombia y el mundo, recursos que, según versiones oficiales, están depositados en el exterior sin devengar rentabilidad alguna puedan traerse al país para contribuir a paliar, aun cuando sea parcialmente, las necesidades de gasto público que las circunstancias hacen necesario. Esa es una sensata y racional decisión, en aplicación del principio de lo que en economía se llama costo de oportunidad del dinero.
Amadeo Rodríguez Castilla y Evaristo Arrieta Pico (economistas consultores)

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