¿Y las vías de Santander?

El presidente Duque inaugura las obras del túnel de La Línea, iniciadas hace muchos años por gobiernos anteriores y complementadas en este mandato. Al mismo tiempo, a los santandereanos nos da envidia de la buena ver la terminación con billonarias inversiones de obras en el Valle, Antioquia, Quindío y los Llanos Orientales, mientras que nosotros seguimos esperando y añorando la finalización de la autopista Barrancabermeja-Bucaramanga, que lleva más de 70 años en este proceso.

Y ni que decir de la vía Tunja- Bucaramanga, que durante más de 60 años solo ha recibido reparcheos y pinturas. Hoy ocupan su tránsito miles de tractocamiones que generan innumerables trancones.

Por otra parte, transitar de San Gil a Bucaramanga, final de esta autopista en mención, se ha vuelto un suplicio por la destrucción permanente de la carretera en la zona de los ‘curos’, ocasionada por el río Manco.

Todo esto, no obstante ser Santander uno de los departamentos que más regalías entregan a Colombia.

No es serio decirle al país que el 8 de agosto de 2022 se deben suspender las exploraciones de petróleo, como lo manifiesta Gustavo Petro en entrevista con EL TIEMPO, ante el escenario de ganar la presidencia de Colombia.

Su propuesta se asemeja a cuando proponen subir salarios y bajar impuestos. Además, se estaría creando incertidumbre sobre los ingresos de la Nación y a quienes utilizan ese combustible en sus trabajos cotidianos. Dicha medida tendría que reversarse en su mismo gobierno o en el siguiente.

El daño al medioambiente lo generan, principalmente, China y Estados Unidos, y no vemos la colaboración de estas potencias con medidas tendientes a mitigar el perjuicio.

Nos ganamos la lotería con esa serie de situaciones graves, además de increíbles, con respecto a la captura de delincuentes en flagrancia y su liberación casi que inmediata por la justicia. Eso implica desconocerle a la Policía el ingrato trabajo de mantener el orden y la seguridad ciudadana. Creo que la Corte Suprema de Justicia debería intervenir en tan crítica y grave situación, que está ocasionando una abierta impunidad para el que delinque, y desengaño para la Fuerza Pública.

El aborto es un crimen grave contra la prolongación de la vida. Desde el momento en que el óvulo es fecundado hay una nueva criatura en camino, y debe ser respetada. El aborto debe ser abolido por las leyes, no amparado.

Es alarmante oír a los medios hablar de 400.000 abortos clandestinos cada año. Son cuatrocientas mil mujeres, niñas por lo general, que con esa acción también exponen su vida. Un delito que en el campo no se conoce, a pesar del sufrimiento y las dificultades que allá se viven.