SEÑOR DIRECTOR:
Qué bonita publicación nos ha hecho este 12-10-2021, en EL TIEMPO, el periodista Carlos Restrepo. El señor Fernando Ávila nos enseña cómo debemos manejar mejor nuestro idioma. Es muy importante que tengamos buena ortografía y redacción. Haber leído con mucha atención sus valiosos consejos me hizo recordar a mi gran maestro de Español y Literatura, don Hernando Elejalde Toro, por allá en los años 70, cuando nos decía: la futura universidad del mundo será una biblioteca. Hoy puedo decir que he recibido en la biblioteca Diego Echavarría Misas, en Itagüí, Antioquia, una magnífica clase de español del señor Fernando Ávila.
Aprendamos más de estos grandes maestros que tanto defienden el idioma. No se ven todos los días, ni nos van a durar toda la vida.
El libro Dónde va la coma lo deben tener los profesores de escuelas, colegios, universidades, secretarías y encargados de las comunicaciones en las empresas; porque también vemos muchos errores de ortografía y redacción en los periódicos y en la publicidad de canales de TV. Dónde va la coma sería de gran utilidad.
Ramiro Gómez C.
Basta de tanta violencia
SEÑOR DIRECTOR:
Es doloroso e indignante cómo la violencia contra la mujer sigue en aumento. En Colombia se han registrado 12.281 casos de violencia contra este género, es decir, cada dos horas una mujer es violentada. El caso reciente de la joven que en el barrio Santa Catalina, de Bogotá, fue quemada por su pareja por “no lavar los platos” nos debe doler a todos, más cuando la justicia deja a su agresor con prisión domiciliaria, mientras ella permanece en un delicado estado de salud por el nivel de las quemaduras en su cuerpo.
Es urgente hacer un llamado a los que aplican justicia en el país. No se pueden seguir impartiendo medidas “blandas”, ni que los casos se queden en simples cifras. Qué bien por la Secretaría de la Mujer que va a representar a la joven víctima judicialmente. Se necesita ayuda y protección a las mujeres. Basta ya de tanto maltrato.
Carolina Plata Gómez
Humanidad con los migrantes
SEÑOR DIRECTOR:
Por un lado, se ven las dolorosas imágenes de la tragedia del invierno: pérdidas de viviendas, de vidas, de cosechas, de animales. De allá saldrán algunas familias damnificadas que de pronto tengan que migrar o comenzar de nuevo, prácticamente de ceros. Y por otro lado, vemos ese desfile de seres sin patria, sin techo, sin esperanza, en especial de Venezuela y de Haití. También hay cubanos y de otras naciones.
Ante estos hechos, lo primero es convocar a la solidaridad. Todos podemos ayudar, pero en especial los gobiernos. Qué tristeza que un país tan rico en recursos naturales, como Venezuela, tenga a su pueblo viviendo esta tragedia. Todo por una dictadura. El hecho es que se necesita humanidad y que no se permita que atropellen a los migrantes, ni que los humillen o abusen de ellos por sus necesidades. Y se requiere urgente una mano efectiva en favor de los damnificados por el invierno. En todo caso, la tarea por los seres a la deriva es inaplazable.
Lucila González de M.