SEÑOR DIRECTOR:
EL TIEMPO (9/5/2023) nos trae una columna de la ministra de Agricultura, Cecilia López.
Nos habla de garantizar recursos crediticios para las familias del campo que no los han tenido. Se refiere a productores con ingresos inferiores a 50 millones de pesos y activos inferiores a 148 millones. Dice que hay disponibles 150.000 millones para subsidiar estos créditos.
Es conveniente la participación de entidades de la economía social solidaria y popular, con estos propósitos fundamentales, para superar las condiciones precarias de nuestras comunidades campesinas, indígenas y negras. Vale recordar el crédito supervisado del Incora, para beneficio de las comunidades citadas, logrando los fines propuestos.
Nos habla la ministra de haber diseñado 9 líneas de crédito, donde se prioriza a la mujer y a los jóvenes. Esto es importante porque los adultos mayores se están quedando solos en el campo.
Que las tasas de interés sean bajas y subsidiadas es fundamental. Igual que reciban la asistencia técnica con criterios de agricultura limpia y de economía sostenible o circular, para que de los mismos residuos orgánicos se fabriquen los abonos y otros insumos.
Por esto es importante que se vinculen las universidades con carreras relacionadas con el campo. Esto ya lo viene haciendo la Universidad de La Salle, la cual ha graduado 380 ingenieros agrónomos para zonas de conflicto, según la misma edición de EL TIEMPO.
Fidel Vanegas Cantor
Agenda legislativa: ‘el que mucho abarca...’
SEÑOR DIRECTOR:
Viendo la agenda del Congreso, que tiene 48 días para 29 proyectos, es decir, menos de dos proyectos por día, es fácil concluir que hay necesidad de priorizar, de engavetar para la próxima legislatura los menos importantes y quedarse con los cinco más trascendentales.
De no hacerse, si salen, saldrán mal hechos, se desprestigiará el Congreso, vendrán las demandas de inconstitucionalidad, etc. Porque en esto aplica aquello de que “el que mucho abarca...”.
Juan Guillermo Durán Mantilla
Puente e inseguridad
SEÑOR DIRECTOR:
Ya comenzaron las obras en el puente vehicular de Venecia, en Bogotá. Si bien es cierto que es una intervención requerida por la ciudad debido a la longevidad de la estructura, que la Alcaldía ha formulado rutas alternas para distintas clases de vehículos y destinos, y que nosotros como ciudadanos debemos ser pacientes ante las incomodidades que puedan generar estas acciones, existe un problema subyacente: la inseguridad.
Las partes solitarias de la obra y los depósitos momentáneos de desechos y escombros –todo cercado por las polisombras– se convierten en guaridas y escondites perfectos para la delincuencia, sobre todo en altas horas de la noche. Sería ideal un acompañamiento permanente de la Policía en los alrededores para garantizar la integridad de los trabajadores, comerciantes y los negocios del sector.
Mauricio Vásquez Rincón