El horror que se vive dentro de la embajada de Argentina en Venezuela asediada por el chavismo

Vino de calidad, choripanes, cortes exquisitos de carne y, por supuesto, dulce de leche. Así eran las celebraciones en la Embajada de Argentina en Caracas hasta hace dos años, pero actualmente ya suma 10 días sin servicio eléctrico, sin agua y rodeada de policías de día y noche. 

¿La razón? Seis colaboradores de la opositora María Corina Machado están refugiados desde hace ocho meses.

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El 30 de julio, dos días después de las elecciones presidenciales en las que Nicolás Maduro se proclamó ganador -aunque hasta el día de hoy no muestra las actas que validen su triunfo-, Venezuela rompió relaciones con Argentina, Chile, Costa Rica, Perú, Panamá, República Dominicana y Uruguay.

La delegación argentina abandonó el país, pero Brasil tomó la custodia de la sede para resguardar a quienes están ahí dentro: Magalli Meda, jefa de campaña de María Corina Machado; Pedro Urruchurtu, coordinador internacional de Vente Venezuela (partido liderado Machado); Omar González, exdiputado; Humberto Villalobos, experto electoral; Claudia Macero, coordinadora de comunicaciones del partido y Fernando Martínez Mottola.

Las noticias que se conocen de estas personas llegan por mensajes que escriben en la red social X. Tienen una planta eléctrica con la que se surten de electricidad, pero desde hace varios días la policía impide que ingresen los camiones cisternas y el agua por tuberías fue cortada por órdenes del Gobierno.

"Javier Milei es el fascista que gobierna Argentina (...). Yo no sé qué llama él que se esté acosando a alguien en su embajada, no sé, de verdad desconozco de qué nos acusa ahora", dijo hace una semana Diosdado Cabello, ministro de Interior y Justicia.

En una serie de publicaciones en X, Carlos Blanco, uno de los asesores de Machado, escribió: “¿Los embajadores acreditados en Caracas, valiéndose de su inmunidad, no podrían tener la amabilidad de llevar un camión cisterna a los asilados en la embajada argentina? (...) ¿El Nuncio de su Santidad no podría encabezar una caravana con un camión cisterna para llevar agua a la embajada argentina, custodiada por el desinteresado gobierno de Brasil?”.

EL TIEMPO conversó con algunos funcionarios de varias representaciones diplomáticas y todos coincidieron en algo: “miedo”. Tienen miedo de emitir cualquier comentario que les afecte y terminan expulsados y rompiendo relaciones con Caracas.

Una fuente comentó que luego del 28 de julio se ha incrementado el monitoreo y seguimiento de los cuerpos de seguridad hacia las sedes de sus embajadas y a varios funcionarios.

Pero es que ni la embajada de Brasil ha hecho comentarios sobre la sede que ellos protegen. Al menos no de manera pública.

Según las personas consultadas por EL TIEMPO, la vigilancia sobre las delegaciones diplomáticas comenzó a ser más notoria a mediados de febrero con la expulsión de la

Oficina del Alto Comisionado de los Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

Venezuela “solicita que el personal adscrito a esta oficina abandone el país en la siguientes 72 horas hasta tanto rectifiquen públicamente ante la comunidad internacional su actitud colonialista, abusiva y violadora de la carta de las Naciones Unidas”, dijo el 15 de febrero el canciller Yván Gil, al leer un comunicado ante periodistas.

En Venezuela es la primera vez que ocurre un asedio de este tipo. En 2002 hubo una situación de violencia a las afueras de la embajada de Cuba en Caracas. En medio del golpe de Estado contra Hugo Chávez, opositores asediaron y causaron destrozos a las afueras del lugar, alegando que se encontraba refugiado Diosdado Cabello, para entonces vicepresidente.

De hecho, el reconocido opositor y dos veces candidato presidencial, Henrique Capriles Radonski, estuvo cuatro meses preso en 2004, acusado de invadir la Embajada de Cuba.

Pero la situación de hoy en la embajada de Argentina no tiene precedentes en el país y esto delicado porque “se rompen tradiciones y procedimientos lo que está en la Convención de Viena sobre el principio de la extraterritorialidad del Estado y la representación diplomática. El Estado sede debe brindar las garantías para el ejercicio de las funciones y el resguardo de los bienes de esa misión”, explica a este diario Mirna Yonis, analista internacional y profesora de relaciones internacionales de la Universidad Central de Venezuela.

Para Yonis - sin entrar en temas políticos- se trata de que Venezuela debe cumplir compromisos y obligaciones de la diplomacia.

Pero la Convención de Viena no es el único texto diplomático que se estaría irrespetando. También la Convención sobre Asilo Diplomático o mejor conocido como Acuerdo de Caracas de 1954. A los seis colaboradores se les niega el salvoconducto para irse a Argentina.

“Son casi 9 meses y aquí y la alta jerarquía de nuestra iglesia ve para otro lado, se mantienen mudos. Duele el abandono de la audacia de los valientes, todos con miedo cuidando sus propios intereses y proyectos”, escribió hace unos días en X, Magaly Meda, refugiada en la embajada.

Para el codirector de la ONG a la Justicia, esta situación genera alarmas porque no es solo una sede, se habla de la integridad de personas que en este momento están sin agua y sin electricidad.

Se corre el riesgo de que se allane la sede diplomática y sería la primera vez en la historia de Venezuela que eso ocurre, ni siquiera pasó en el siglo XIX cuando el expresidente José Tadeo Monagas se refugió en la Embajada de Francia en Caracas.

Este miércoles, María Corina Machado informó en su cuenta de X lo siguiente: "Desde horas de la madrugada de hoy 4 de diciembre, más de 20 agentes de cuerpos de represión del Estado, se presentaron en la residencia oficial de la Embajada de Argentina en Caracas, bajo custodia de Brasil, en 5 patrullas y vehículos civiles. La presencia de los funcionarios, con actitud agresiva, incluyó hostigamiento e instrucciones relacionadas con un eventual ingreso a la sede diplomática, generando zozobra y terror en los alrededores, además del cierre de la calle, perjudicando el libre tránsito y la tranquilidad de los vecinos, incluyendo a otras delegaciones diplomáticas que residen en la misma calle".

ANA MARÍA RODRÍGUEZ BRAZÓN - CORRESPONSAL EL TIEMPO - CARACAS