La última vez que los neozelandeses votaron en unas elecciones generales, eligieron entre dos feministas autodeclaradas. Tres años más tarde, como señal de lo bruscamente que ha oscilado el péndulo, elegirán entre dos hombres llamados Chris.
Antes de las elecciones del 14 de octubre, y 130 años después de que Nueva Zelanda se convirtió en el primer país en conceder el voto a las mujeres, el panorama político es, en muchos sentidos, irreconocible de la era de la ex Primera Ministra Jacinda Ardern, cuya búsqueda de los derechos de las mujeres y el control de armas transformó la imagen de su país.
Problemáticas como la equidad salarial, la pobreza infantil y la prevención de la violencia doméstica rara vez han aparecido en la campaña actual. Las mujeres políticas de todo el espectro ahora dicen que enfrentan abusos extraordinarios por parte de un sector misógino y a veces aterrador de la población. Algunas mujeres dicen que no buscaron cargos por temor a su seguridad.
Es probable que el próximo Gobierno sea significativamente menos diverso que el liderado por Ardern y el más conservador en una generación. Las encuestas sugieren que el Partido Laborista de centroizquierda de Ardern y su sucesor como Primer Ministro, Chris Hipkins, quedarán fuera. Se anticipa que el actual líder de la Oposición, Christopher Luxon, del Partido Nacional de centroderecha, forme un Gobierno de coalición con Act, un partido libertario.
“Para las mujeres en la política sí parece una época de miedo —lo cual es increíblemente decepcionante cuando se piensa en lo esperanzadoras que parecían las cosas”, dijo Michelle Duff, quien escribió una biografía de Ardern.
Es un legado desalentador para Ardern, quien se convirtió en un ícono liberal global, pero cuyo Gobierno fue criticado en su país por no lograr el cambio transformador que prometió. Después de guiar a Nueva Zelanda a través de múltiples crisis, Ardern fue reelecta de manera aplastante en el 2020. Su Gobierno luchó con problemas de vivienda, inflación y aumento de la delincuencia.
En enero, Ardern dijo que dejaría la política después de cinco años y medio en el cargo. Desde su salida, su partido ha tropezado. Cuatro ministros dimitieron repentinamente.
Cuando Ardern se retiró formalmente en abril, Heather du Plessis-Allan, una comentarista conservadora, la describió como “una de los peores” Primeros Ministros en la historia del país y cuestionó si había logrado algo durante su mandato.
Quienes abogan por las mujeres discrepan. Bajo el Gobierno de Ardern, dicen, Nueva Zelanda amplió el permiso por alumbramiento remunerado de unos cuatro a seis meses, despenalizó el aborto, introdujo productos gratuitos para la menstruación en las escuelas y fortaleció las leyes de equidad salarial y violencia doméstica.
Marama Davidson, líder del izquierdista Partido Verde, dijo que ha sentido el cambio.
“Como mujer morena en la política, las cosas son particularmente hostiles”, dijo Davidson, que es maorí.
Nicola Willis, la dinámica vicedirigente del Partido Nacional que se anticipa lidere el partido, dijo que el abuso afectó a mujeres de todo el espectro político.
“Me han lanzado todo tipo de abusos —algunos adjetivos bastante selectos”, dijo el año pasado. “Cuando estoy luchando tenazmente por algo, la gente dice que debe ser esa época del mes. He aprendido a reírme de la mayor parte de eso, pero, por supuesto, no está bien”.
Por: Natasha Frost
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