En lo que alguna vez fue un bosque primario de secuoyas muy talado en 1968, un guardabosques del Servicio de Parques Nacionales de EE. UU. señala a una maraña de árboles larguiruchos, 2 mil 200 por hectárea, tan apretujados que es difícil pasar entre ellos.
No muy lejos hay una sección que fue sometida a raleo hace 20 años, a menos de 700 árboles por hectárea. Las secuoyas allí son mucho más grandes y robustas, y el sotobosque es más verde y diverso.
“En el bosque sin tratar, los árboles no son vigorosos y son susceptibles a factores estresantes —fuego, viento e insectos”, dijo Jason Teraoka, el guardabosques.
El raleo del bosque es parte de un proyecto llamado Redwoods Rising. Realizado por Redwood National and State Parks y Save the Redwoods League, una organización sin fines de lucro, cuadrillas utilizan motosierras, equipo de tala y quemas prescritas para imitar las características de un bosque joven y saludable de secuoyas y deshacer el daño de décadas de tala desenfrenada y resiembra indiscriminada.
Los investigadores creen que las arboledas de bosques tratados, o comunidades de árboles similares, se convertirán en las clásicas arboledas de secuoyas tipo catedrales en los próximos siglos.
Los conservacionistas y los funcionarios del parque también esperan que la labor ayude a combatir el cambio climático. Las secuoyas almacenan más carbono que cualquier otro árbol, en gran parte porque son los más altos, alcanzando más de 100 metros, y tan longevos, con algunos de más de 2 mil años.
California es hogar del único bosque nativo de secuoyas costeras del mundo, que se extiende más de 700 kilómetros hasta el sur de Oregon, y se dirige a un futuro incierto. Un estudio reciente encontró que el bosque se está secando a medida que aumentan las temperaturas.
Las secuoyas de California son una selva tropical, nacida de pies mojados y copas envueltas en niebla. A medida que se elevan las temperaturas, aumenta el déficit de presión de vapor, esencialmente la sed de la atmósfera. A medida que la atmósfera consume más agua, los árboles cierran los estomas de sus hojas, reduciendo la fotosíntesis que puede causar mortalidad o acronecrosis.
Los incendios forestales también plantean mayores riesgos. Un objetivo del proyecto es dar a los árboles suficiente espacio para aumentar su diámetro con una corteza más gruesa, incrementando la resistencia al fuego.
El proyecto de raleo de Redwoods Rising, que inició en el 2020 con un presupuesto anual de 10 a 12 millones de dólares, también está abordando las consecuencias de la resiembra desenfrenada vía helicóptero por parte de la industria maderera que creó la congestión de bosques de secuoyas y abetos Douglas de hoy.
No todos los investigadores creen que el raleo es la mejor forma de manejar estos bosques. En un estudio reciente, Will Russell, profesor de estudios ambientales en la Universidad Estatal de San José, en California, argumentó que eliminar grandes cantidades de árboles puede compactar el suelo, invitar a especies invasivas y abrir el dosel, conduciendo a temperaturas más altas.
No intervenir, dijo, finalmente dará como resultado un bosque de secuoyas saludable, aunque lleva más tiempo.
“Muchos brotes pequeños pueden poner nerviosas a las personas por la densidad de los árboles pequeños”, dijo Russell. Pero “las secuoyas con el tiempo las eliminarán gradualmente, y los abetos Douglas terminarán disminuyendo en términos de su dominio”.
Los bosques con demasiada vegetación no son el único legado de la tala. Las retroexcavadoras dejaron a su paso tocones gigantes y profundas cicatrices en los caminos. Se han recuperado unos 35 kilómetros de caminos, restando 480 kilómetros.
La reforestación realizada por de la tribu yurok ayudará a estabilizar los márgenes de las vías fluviales, reviviendo los arroyos. Se han visto salmones regresando.
Hay otras formas de ayudar a asegurar un futuro para las secuoyas. Steve Sillett, profesor de ecología forestal de secuoyas en la Universidad Politécnica del Estado de California, en Humboldt, propone identificar “potenciales árboles mayores”, o secuoyas de bosque secundario, o renoval, que tienen las mejores características para convertirse en titanes rascacielos con ramas vastas y complejas en su copa que albergan la mayor cantidad de biodiversidad.
“Podemos identificar estos árboles excepcionales y promoverlos por medio de eliminar la competencia”, dijo. “Se trata de crear un árbol que va a durar mil años, permitiendo que un árbol alcance su potencial”.
Por: JIM ROBBINS
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