En el 2017, Michael Moritz, el capitalista de riesgo multimillonario, envió una nota a un inversionista potencial sobre la posibilidad de invertir en la creación de una nueva ciudad.
El sitio estaba en un rincón del Área de la Bahía de San Francisco donde el terreno era barato. Moritz y otros soñaban con transformar miles de hectáreas en una metrópolis bulliciosa y peatonal que podría generar miles de empleos.
Pintó una especie de pizarra urbana en blanco donde se podría replantear todo, desde el diseño hasta los métodos de construcción y nuevas formas de gobernanza. Y estaría cerca de Silicon Valley.
Desde entonces, una empresa llamada Flannery Associates ha estado comprando tierras en una región principalmente agrícola 100 kilómetros al noreste de San Francisco. La empresa, que tiene poca información pública sobre sus operaciones, ha comprometido más de 800 millones de dólares para asegurar tierras agrícolas, reflejan documentos judiciales. Flannery hizo ofertas a todos los propietarios de tierras en una amplia zona, pagando varias veces el precio del mercado.
Las compras por parte de una empresa de la que nadie en el área había oído hablar y cuyo negocio era un misterio se convirtieron en tema de especulación y noticias, inquietando a los dueños de tierras, los supervisores locales, la cercana base de la Fuerza Aérea y los del Congreso de Estados Unidos. ¿Lo estaba comprando Disney para un nuevo parque de diversiones? ¿Podrían las compras estar vinculadas a China?
Detrás de Flannery está Jan Sramek, de 36 años, un ex corredor de Goldman Sachs que calladamente ha cortejado como inversionistas a algunos de los nombres más importantes de la industria tecnológica. Las ambiciones de la compañía son tomar una zona árida de colinas marrones y convertirla en una comunidad con decenas de miles de residentes, energía limpia, transporte público y una vida urbana densa.
Los inversionistas son figuras destacadas de Silicon Valley, de acuerdo con tres personas que no estaban autorizadas a hablar sobre los planes. Entre ellos figuran Reid Hoffman, cofundador de LinkedIn; Marc Andreessen y Chris Dixon de la firma de capital de riesgo Andreessen Horowitz; Patrick y John Collison, hermanos cofundadores de la empresa de pagos Stripe; Laurene Powell Jobs, fundadora del Colectivo Emerson; y Nat Friedman y Daniel Gross, empresarios convertidos en inversionistas.
Flannery compró tanta tierra, tan rápido, que asustó a los residentes locales. John Garamendi, un demócrata que representa a la región circundante en el Congreso, dijo que tenía cuatro años de estar tratando de descubrir la identidad de la empresa. “No pude encontrar nada”, dijo.
El 25 de agosto, dijo que eso cambió. Los representantes de Flannery lo aron a él y a otros funcionarios electos para solicitar juntas.
El terreno no está zonificado para uso residencial y en la propuesta del 2017, Moritz dijo que el rendimiento financiero podría ser muchas veces la inversión inicial sólo por la rezonificación, y mucho más cuando iniciara la construcción. Dijo en el correo electrónico que su grupo había asegurado unas 560 hectáreas por menos de 13 mil dólares por hectárea.
Las compras más recientes se han acercado a los 50 mil dólares por hectárea, reflejan los documentos judiciales.
Las compras salieron a la luz pública esta primavera cuando los abogados de Flannery presentaron una demanda en el Tribunal de Distrito de Estados Unidos, acusando a los propietarios de tierras de colusión para inflar los precios.
El mes pasado, un abogado que representa a los dueños de los terrenos presentó una moción para desestimar el caso. En julio, tres propietarios dijeron que habían llegado a un posible acuerdo. No se pudo ar a otros propietarios para comentarios, o se negaron a hacerlo.
Las ofertas de Flannery estaban generando multimillonarios, pero nadie parecía saber qué pretendía hacer la empresa.
Eso cambió el mes pasado, cuando los residentes comenzaron a recibir mensajes de texto y correos electrónicos con una encuesta. Una pregunta comenzaba con una descripción del voto a una posible iniciativa para un proyecto que “incluiría una nueva ciudad con decenas de miles de viviendas nuevas, una gran granja de energía solar, huertos con más de un millón de árboles nuevos y más de 4 mil hectáreas de parques nuevos y espacios abiertos”.
La zona es propensa a sequías y presenta un alto riesgo de incendios forestales. “Suena como un sueño guajiro”, dijo Catherine Moy, Alcaldesa de Fairfield, California.
Yiwen Lu contribuyó con reportes a este artículo.
Por: CONOR DOUGHERTY y ERIN GRIFFITH
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