LAKEWOOD, Colorado — Colorado se distingue, entre otras cosas, por gloriosos picos montañosos, vívidos colores de temporada y una compulsión generalizada por hacer ejercicio y comer bien. Pero para generaciones de niños de Colorado, la experiencia compartida más comúnmente involucró Casa Bonita, un restaurante enorme, sucio y mal iluminado con comida que muchos comensales consideraban apenas comestible.
Casa Bonita —que entonces ocupaba 4 mil 800 metros cuadrados en Lakewood, un suburbio de Denver, servía tacos y enchiladas a miles de personas al día, estilo buffet. El entretenimiento de la cena era el sueño febril de un niño: cascadas, clavadistas, la Cueva de Black Bart, minas de oro falsas, espectáculos de marionetas y una persona disfrazada de gorila perseguida por un sheriff.
El curioso atractivo infantil de Casa Bonita fue narrado en un episodio de “South Park”, la serie de comedia animada. Después de que se transmitió ese episodio, a Trey Parker y Matt Stone, los creadores del programa, se les preguntaba regularmente si ese lugar realmente existía. “Oh, sí es un lugar”, respondía Parker, dijo recientemente.
Luego, en el 2020, Casa Bonita quebró, golpeada por la crisis de la pandemia. El lugar ya estaba en mal estado, desmoronándose por mantenimiento postergado. Aún así, se lamentó su fallecimiento.
Pero en las próximas semanas, reabrirá con nuevos dueños: Parker y Stone, nativos de Colorado que han gastado más de 40 millones de dólares para demolerlo, reconstruirlo y, bromean, mantener todo igual, salvo que ahora limpio.
“Podríamos haber reconstruido esto el doble de grande, por la mitad de dinero”, dijo Stone, “pero gastamos mucho en restaurarlo, como una obra de arte”. “Y la comida es excelente”, agregó Parker.
Casa Bonita regresa como uno de los restaurantes mexicanos más grandes del mundo, y la nueva chef ejecutiva, Dana Rodríguez, ha sido nominada seis veces al Premio James Beard. Más de 100 mil personas se han anotado para una reservación, dijo Stone.
El 2 de junio, se invitó a unas 400 personas a una prueba. Rick Johnson, de 44 años, había venido al restaurante cuando era niño y ahora había traído a sus hijos. “No sé si alguna vez lo he visto más emocionado”, dijo su hijo Isaac, de 10 años. Isaac acababa de unirse a otros niños para ver un espectáculo de títeres, durante el cual un simpático títere de tacos presentó a un sombrío títere de burrito que cantó un aria italiana. El escenario de marionetas estaba ubicado junto a la Cueva de Black Bart. Cada 20 minutos, clavadistas saltaban desde falsos acantilados a una piscina azul. “Esto es el cielo en la Tierra”, dijo Isaac.
El costo original de las renovaciones fue proyectado en 10 millones de dólares. Cuando la cifra alcanzó los 20 millones de dólares, sus asesores exhortaron a Stone y Parker a retirarse. Ahora, dijo Stone, la inversión se acercaba más a los “dólares infinitos”.
Casa Bonita ocupa un edificio color rosa característico que se cierne sobre un complejo comercial al aire libre. Abrió por primera vez en el mismo lugar en 1974. Encontrar el tono correcto de rosa fue uno de los desafíos más benignos. “Veintisiete intentos”, dijo Scott Shoemaker, quien supervisó las renovaciones. Algunos elementos, como las 62 palmeras falsas, podrían simplemente retocarse: se quitaron las hojas, se limpiaron, se volvieron a pintar los árboles y las hojas fueron recolocadas. Otros, como la antigua piscina, eran verdaderos peligros.
Resultó que los clavadistas, una vez que saltaban a la piscina, sólo podían salir a través de un túnel submarino de 76 centímetros de ancho, dijo Shoemaker. Emergían en una sala eléctrica. “Cuando vi eso, llamé a Matt y le dije: ‘Esta es la habitación más peligrosa que he visto en mi vida’”, dijo.
La calidad de la comida está siendo abordada por Rodríguez, quien emigró de Chihuahua, México, en 1998 y solicitó su primer trabajo en Casa Bonita, pero fue rechazada por no estar calificada. Su personal de 110 personas cocinará todo desde cero en una cocina moderna. Cada noche se harán 750 litros de mole para el pollo. También habrá enchiladas con salsa roja y verde; brisket con chile verde y chiles rellenos, con opciones veganas y vegetarianas.
“Lo que nos hemos dado cuenta en los últimos meses es que ahora tenemos mucho trabajo por hacer para convertirlo en un negocio sostenible”, dijo Parker.
Sin mencionar equilibrar el peso de la tradición y la nostalgia, y sus propias altas expectativas. “Es un lugar tan visceral”, dijo Parker. “Eso es lo que espero que lo haga tan genial”.
“Eso vale dólares infinitos”, dijo Stone.
THE NEW YORK TIMES. MATT RICHTEL
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