La nueva tensión en Latinoamérica por supuesta presencia en la región de Hezbolá, un grupo aliado clave de Irán

Una nueva tensión se desató esta semana en Latinoamérica. Esta vez, por cuenta de Argentina. En una entrevista con un canal de ese país, la ministra de Seguridad del Gobierno de Javier Milei, Patricia Bullrich, aseguró que "en el último tiempo" el grupo chií libanés Hezbolá ha sido detectado en la ciudad chilena de Iquique, además de en la Triple Frontera entre Paraguay, Brasil y Argentina. 

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Como era de esperarse, países de la región no tardaron en reaccionar con firmeza a esas declaraciones, al tratarse de un grupo que Estados Unidos considera terrorista y que figura como aliado clave de Irán, hoy en disputa abierta con Israel. 

Estas son las claves del nuevo incendio diplomático de Latinoamérica.

Patricia Bullrich es una política argentina de derecha con una larga trayectoria. Su carrera recoge más de 50 años de experiencia, y en especial los últimos 20 como protagonista de la escena política. En las elecciones generales del 22 de octubre del año pasado se presentó por primera vez como candidata a presidenta del movimiento Juntos por el Cambio, quedando en tercer lugar con el 23,81 % de los votos.

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Un día después de esa derrota, Bullrich anunció su apoyo al candidato presidencial de La Libertad Avanza, Javier Milei, de cara a la segunda vuelta, en la que finalmente el líder libertario fue elegido presidente. Milei, en retribución, la designó como ministra de Seguridad de su gobierno.

La actual ministra ha enfrentado varias polémicas, pero esta en particular escaló al plano regional. Bullrich fue invitada al programa del periodista argentino Eduardo Feinmann. El propósito de la conversación era abordar el apoyo del gobierno de Javier Milei a Israel tras el ataque de Irán el sábado pasado. Feinmann le preguntó sobre la posibilidad de "represalias" que Argentina podría afrontar por esa postura. Ella no negó que pudiera ocurrir y alertó sobre la existencia de células iraníes en países limítrofes.

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"Nosotros tenemos células de Hezbolá en la Triple Frontera (Argentina, Brasil y Paraguay). Pero es en la frontera de Bolivia donde nosotros vemos el máximo nivel de alerta y seguridad del país, porque ha habido un memorándum firmado por Bolivia e Irán. Ese pacto permitió la presencia de iraníes de las fuerzas Quds, que son fuerzas combatientes e integran las ramas armadas de Irán, en el territorio. Estamos investigando si hay personas que no hablan español y que tienen pasaporte boliviano", respondió Bullrich.

La ministra de Seguridad señaló, además, que ningún miembro de Hezbolá ha ingresado a Argentina, y puntualizó: "Más allá de todo, hay que plantear las cosas desde una perspectiva global. Argentina y el gobierno de Milei han tomado una decisión que es estratégica e histórica que es no jugar a medias tintas".

Por último, añadió: "Estamos del lado del mundo. Va a traer muchos réditos a Argentina. Ahora, si uno lo quiere mirar desde la perspectiva de la seguridad, diría que hoy el continente latinoamericano no está fuera de la zona de problemas que puede tener la realidad de Medio Oriente".

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Con el fin de evitar un enfrentamiento directo, al menos hasta el sábado pasado, las autoridades de Irán habían operado desde la sombra al ayudar a formar y potenciar durante más de cuatro décadas a una red de grupos armados en Oriente Próximo, conocida como el "eje de la resistencia", que ha tenido un creciente papel en el conflicto en esa región, especialmente a raíz del estallido de la guerra en Gaza tras los ataques perpetrados por Hamás el 7 de octubre en Israel. 

Desde la Revolución Islámica de 1979, la influencia de Irán se expande en esa región a través de una red de grupos proxy, con los que comparte valores anti-Occidente y anti-Estados Unidos. 

A través de la Fuerza Quds -el grupo militar de élite de Irán-, el apoyo de los ayatolás se extiende por territorios que integran la llamada 'Media Luna Chiita' y se expresa en entrenamiento, financiamiento y envío de armas a milicias e incluso a algunos grupos que tienen poder político.

Uno de estos grupos es precisamente Hezbolá. Su nombre significa "Partido de Dios", y fue creado por la Guardia Revolucionaria de Irán en 1982 con el objetivo de luchar contra las fuerzas israelíes que habían invadido Líbano. En la actualidad, sigue siendo un enemigo jurado de Israel, que ve al grupo como la mayor amenaza en sus fronteras.

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Hezbolá ha entrenado a grupos paramilitares en Siria e Irak e inspirado a otras fuerzas como los hutíes de Yemen, también aliados de Irán. En paralelo, se cree que Irán le ha entregado a Hezbolá potentes misiles que podrían impactar en la mayoría de las ciudades israelíes para obligar a Israel a enfrentar una guerra de doble frente.

Estados Unidos considera a Hezbolá un grupo terrorista. No obstante, el grupo también es un partido político que busca ganar adeptos con su retórica antiisraelí.

Desde una perspectiva internacional, el asunto se remonta a Oriente Próximo. Irán viene redoblando desde el fin de semana las advertencias contra posibles represalias de Israel al ataque del sábado pasado -hecho por el cual Argentina se solidarizó con Israel-. El presidente iraní, Ebrahim Raisí, volvió a alabar el ataque, el cual incluyó con 300 misiles y drones y que fue represalia por el bombardeo israelí contra el consulado de Irán en Damasco el 1°. de abril.

Mientras tanto, el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, insistió en que el Estado hebreo debe preservar su derecho a la autodefensa.

En ese sentido, es clave recordar que la comunidad internacional espera que la respuesta de Tel Aviv contra Teherán no agrave el conflicto en una región ya marcada por la devastadora guerra en Gaza y con un intercambio de fuego diario entre Israel y Hezbolá en la frontera norte del país, enfrentamientos que constituyen la escalada más grave en esa frontera desde 2006, cuando se libró otra guerra.

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Esa es la gran pregunta que quedó en el aire luego de las declaraciones de la ministra Bullrich. Para dar luces en ese camino, el director del Observatorio de Asuntos Internacionales de la Universidad Finis Terrae de Chile, Alberto Rojas, apuntó en una entrevista reciente con el medio digital Ex-Ante que el hecho de "estar ubicados en América Latina no impide llegar a ser un blanco del terrorismo".

Rojas advirtió que las versiones sobre la supuesta presencia de Hezbolá en la llamada Triple Frontera (Argentina, Brasil y Paraguay) no son nuevas y que incluso se ha hablado de que se extenderían al norte de Chile. Al respecto, el académico señaló que el foco también debería centrarse en otras aristas del problema.

"Me parece que más allá de las presunciones, es importante reconocer que nuestro control fronterizo (el de Chile) es muy deficitario y que eso no solo es un problema por la inmigración indocumentada, sino también por la posible amenaza que puedan representar operativos de grupos terroristas en nuestro territorio", comentó el también periodista.

Rojas dijo que, en los últimos años, "un número importante de grupos extranjeros del crimen organizado se han instalado en Chile, generando una crisis de seguridad que están causando graves consecuencias". 

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Otros analistas, por su parte, consideran que la presencia de Hezbolá en Latinoamérica sí está documentada desde la década de 1990.

En 1992, se registró un atentado en la Embajada de Israel en Argentina y dos años más tarde uno más en la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA), atribuido a de Hezbolá que contaron con apoyo logístico desde la Triple Frontera. La Fiscalía argentina supone incluso que los autores materiales continúan refugiados en esa zona. Por esos casos, Argentina declaró a Hezbolá organización terrorista en julio de 2019. Una medida que Paraguay emuló meses después.

Emanuele Ottolenghi, del instituto de investigación FDD (Foundation for Defense of Democracies) en Washington, explicó en entrevista con DW que Hezbolá se ha expandido por el mundo en parte por las comunidades libanesas que se han formado tras el éxodo que provocó la guerra civil entre 1975 y 1990.

"Es importante enfatizar que no todos los de estas comunidades participan en las actividades de apoyo y financiación a Hezbolá. Pero siempre que hay presencia de redes vinculadas al 'Partido de Dios' se encuentran mezcladas y mimetizadas en esas comunidades chiitas", afirma Ottolenghi. 

A su juicio, "sería más fácil decir en qué países no tiene presencia porque tiene una red bastante bien establecida" en Latinoamérica, que abarca desde México hasta Chile, pasando por Guatemala o Costa Rica. No obstante, agrega el experto, "hay centros que son particularmente importantes", como la zona fronteriza entre Colombia, Panamá y Venezuela, o la llamada Triple Frontera, que ha ido tomando el relevo como el centro de operaciones de Hezbolá en la región, sobre todo Ciudad del Este, en Paraguay.

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La llamada Triple Frontera, entre Argentina, Brasil y Paraguay, es una zona comercial donde se mueve mucho dinero. Cuenta con infraestructura destacada, tres aeropuertos internacionales y atractivos naturales como las cataratas de Iguazú. Es decir, se trata de una zona de interés turístico relevante y, en ese sentido, con una amplia circulación de visitantes.

Sin embargo, el criminólogo Juan Martens, director de Inecip Paraguay e investigador de la Universidad Nacional de Pilar de ese país, señala que es también una zona que resulta ideal para las organizaciones criminales, en parte porque son fronteras donde circula contrabando -alrededor de veinte mil millones de dólares al año en tráficos ilícitos de drogas y armas- y se tienen indicios de que organizaciones dedicadas al lavado de dinero podrían tener vínculos con el grupo chií libanés.

"No es que el Estado no esté presente, pero está muy permeado por distintos grupos dedicados a lo ilegal o lo criminal", apunta Martens, quien advierten que en los tres países hay una suerte de "fragilización institucional".

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En Paraguay es un tema que sí inquieta a las autoridades. De hecho, luego de la controvertida declaración de la ministra Bullrich, el comandante de la Policía Nacional de ese país, Carlos Benítez, dijo a medios locales que si bien desde hace tiempo existe una alarma regional por la presencia del grupo terrorista en la zona de la Triple Frontera, ahora , con la alerta de Argentina, esta estrategia fue elevada de nivel, lo que implica un monitoreo más constante e intensivo.

Lo señala también el investigador y coronel en retiro argentina Gustavo A. Visceglie en 'Crimen organizado transnacional en América Latina. Las particularidades de los espacios fronterizos, la convergencia del Crimen Organizado y vinculaciones con el terrorismo internacional', un artículo que escribió al respecto el año pasado: 

"La Triple Frontera es considerada el mayor foco de amenaza de insurgencia criminal latente de la zona del Cono Sur, en la cual está asentado el yihadismo, constituyendo un polo de atracción de actividades ilícitas. A su vez se caracteriza por ser una región donde se llevan numerosas y variadas actividades criminales, llevadas adelante por el crimen organizado, liderado por las mafias de las diferentes etnias que conviven en este espacio geográfico, como la árabe y la china".

En cualquier caso, analistas y expertos en seguridad coinciden en que, en vista de que la amenaza en la región podría ser real, los gobierno deben fortalecer los controles en las fronteras y la cooperación regional, así como invertir en inteligencia y otorgar más recursos para frenar las actividades ilícitas que financian propósitos terroristas.

Las declaraciones de la ministra argentina no cayeron nada bien entre los países de la región, en particular en Chile, al punto que este miércoles se confirmó que la ministra argentina se disculpó por lo que dijo.

La reacción más enérgica vino del presidente de Chile, Gabriel Boric, quien anticipó este martes que su país enviaría una nota de protesta al Gobierno argentino por las palabras de Bullrich. 

En efecto, lo hizo este miércoles. La nota de protesta le fue entregada al jefe de Cancillería de la Embajada de Argentina en Chile, Javier Lareo.

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"La ministra de Seguridad del Gobierno de Argentina, Patricia Bullrich, afirmó que un grupo terrorista llamado Hezbolá estaría con presencia en el norte de Chile y otros países de la región. Yo le exijo a la ministra de Seguridad de Argentina que si tiene antecedentes que los entregue y que colabore, pero que no haga antecedentes así a la rápida sin probar absolutamente nada", afirmó el mandatario chileno en entrevista con una radio local.

La ministra chilena del Interior, Carolina Tohá, señaló este miércoles que aceptó las "excusas" dadas por la ministra de Seguridad de Argentina, Patricia Bullrich, durante una conversación que mantuvieron en la tarde sobre la supuesta presencia del grupo chií libanés en Chile. 

Tohá señaló que "no hay elementos de amenazas inminentes para el país en esta materia".

Por su parte, el Gobierno de Bolivia anunció este martes que convocará a la "representación diplomática" de Argentina en el país para que les brinde explicaciones sobre las "equivocadas y desaprensivas" declaraciones de la ministra de Seguridad.

La Cancillería de Bolivia emitió un comunicado ante lo que llamó las "equivocadas y desaprensivas declaraciones" de Bullrich en el sentido de que "Argentina estaría en el máximo nivel de seguridad" por la supuesta presencia de "fuerzas combatientes de las ramas armadas de Irán en Bolivia". "Desmentimos y rechazamos enfáticamente que Bolivia proteja en sus fronteras a personas que siembren el terror, la inseguridad y la zozobra. Estas acusaciones carecen de evidencia o documentación y se realizan sin fundamento alguno", indica parte del comunicado.

Es por ello que llamarán a la representación diplomática, que en este caso es el embajador de Argentina en Bolivia, Marcelo Masson, para que explique las declaraciones de la ministra Bullrich; además recuerdan que las relaciones políticas con el país vecino "son más fuertes y sólidas" que las "desafortunadas expresiones de funcionarios".

"Observamos con preocupación una campaña que busca generar confrontaciones entre Estados, gobiernos y pueblos latinoamericanos, provocando innecesarias fricciones entre países hermanos", indica el boletín.

Agrega que esto va "en contrasentido" de lo que se ha trazado en la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) de consolidar la región como "una zona de paz". Y pidió a los otros "pueblos latinoamericanos" a "no caer en provocaciones que solo buscan afectar las relaciones de hermandad entre Estados".

WILLIAM MORENO HERNÁNDEZ - REDACCIÓN INTERNACIONAL - EL TIEMPO