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La pérdida de Barbados, otro golpe para la corona británica
Se trata de un gesto político y simbólico que reavivaría los vientos republicanos en otras naciones.
El príncipe Carlos recibe la Orden de la libertad de Barbados por parte de la presidenta Sandra Mason. Foto: RANDY BROOKS / AFP
La reina Isabel II vio impávida esta semana cómo su Imperio Británico se debilitaba aún más, luego de que una de sus quince colonias, la isla caribeña de Barbados se declaró república independiente.
Se trató de un golpe simbólico y un gesto político que reabren la puerta para que otras de las naciones súbditas que aún juran lealtad a la soberana de 95 años sigan la misma ruta y se constituyan en repúblicas, dejando atrás casi 400 años de lazos de colonialismo y esclavitud.
El pasado martes 30 de noviembre, mientras la bandera británica era arriada de la asta y la barbadense se izaba, la atención mundial se centró en cómo será la experiencia republicana de la nueva nación. Al mismo tiempo, los ojos internacionales se posaban sobre la monarquía británica, que a comienzos del siglo XX dominaba a 412 millones de súbditos, y representaba el 23 por ciento del total de la población mundial, y ahora difícilmente se reconoce como “Imperio”.
El príncipe Carlos, heredero a la corona británica, quien representó a la reina en la ceremonia inaugural en Barbados, puso el dedo al reconocer la dolorosa herida dejada por el pasado de esclavitud que cimentó al Imperio Británico, de la que aún se resienten millares de descendientes africanos, que sirvieron en las plantaciones de las colonias caribeñas.
Barbados cuenta con un 90 por ciento de su población de 287. 873 habitantes, descendientes de esclavos africanos que fueron llevados a la isla para trabajar en las plantaciones de azúcar, las mismas enriquecieron las arcas de la corona británica durante más de tres siglos.
“Desde los días más oscuros de nuestro pasado y la espantosa atrocidad de la esclavitud, que mancha para siempre nuestra historia, la gente de esta isla forjó su camino con extraordinaria fortaleza”, dijo el príncipe Carlos, gesto que fue recibido cálidamente por la primera ministra de Barbados, Mía Mottley, quien había anunciado la decisión de cortar los lazos con la monarquía en 2020.
La Reina Isabel ya no es la jefe de Estado en Barbados. La isla ahora es república independiente. Foto:AFP
¿Habrá más secesiones? Se duda que se repita pronto
De cara al futuro, el paso de Barbados de monarquía constitucional a república reaviva el sentimiento de secesión colonial que ya había hecho tambalear en el pasado a la endeble herencia imperial que aún representa la reina Isabel II.
Algunos creen que Jamaica podría ser el próximo en seguir los pasos de Barbados, aunque hay quienes dudan que esos movimientos secesionistas se repitan pronto, dadas las disputas al interior de la región.
“Una vez que una de las partes dice que está a favor de algo, la otra parte dice que está en contra”, comentó a la prensa local Sir Ronald Sanders, investigador principal del Instituto de Estudios de la Mancomunidad de la Universidad de Londres.
De hecho, para algunos políticos aún sigue siendo tentador remover a la reina como soberana, pero en la práctica no ha sido tan fácil.
De hecho, los referendos republicanos de 1999 en Australia y en 2009 en la nación caribeña de San Vicente y las Granadinas sufrieron contundentes fracasos.
En marzo pasado, se dio a conocer una encuesta en Montreal, Canadá, en la que la mayoría de los consultados por la empresa Leger dijeron que la monarquía está desactualizada. No obstante, eliminar la monarquía en Canadá requeriría alterar la constitución y ratificar el cambio en 10 provincias y tres territorios, un proceso complejo en el que los líderes políticos canadienses han mostrado poco interés.
Eso demuestra que el tema del republicanismo se puede politizar fácilmente, refirió Kristina Hinds, jefa del Departamento de Gobierno, Sociología, Trabajo Social y Psicología del Campus Cave Hill de la Universidad de Indias Occidentales en Barbados.
Lo que no está en discusión, según los expertos, es que la decisión separatista del yugo imperial no desvincula a Barbados de la Mancomunidad de Naciones, la organización de 58 , que integran las excolonias y que preside Isabel II, pero bajo premisas de igualdad e independencia.
La cantante Rihanna, la nueva ‘reina’ de Barbados
Otro guiño más de desvinculación con la corona, la famosa cantante Rihanna, de descendencia barbadense, fue declarada heroína de la novel república, lo que llevó a que algunos la consideraran como “la nueva rena de Barbados, en reemplazo de Isabel II”.
Ya en noviembre del 2020 se había dado un episodio que marcaba un distanciamiento con el pasado colonial y esclavista representado por la monarquía. Al calor del movimiento Black Live Matter fue retirada de una plaza de la capital, Bridgetown, la estatua del héroe naval británico Horatio Nelson, defensor de la trata colonial de esclavos.
Ambos eventos fueron interpretados por algunos observadores como un “ajuste de cuentas” que debió haberse dado hace mucho tiempo, en esta isla anglófona, que algunos llamaban la pequeña Inglaterra, por mantener costumbres muy “inglesas” como conducir por la izquierda y jugar cricket.
Y es que desde la década de los años 70 no se habían producido rupturas de colonias con la corona británica.
Rihanna en la ceremonia para declarar a Barbados una república. Foto:AFP
"El sentimiento anticolonial se había cocinado desde 1966, cuando corrían vientos republicanos y prevalecía un ambiente de animosidad, encabezado por el entonces primer ministro, Errol Barrow”, dijo a El TIEMPO, la experta en tema de la realeza británica, Monica Elliston, al identificar, en el último año, dos momentos claves para el corte de los lazos con la corona por parte de Barbados:
Por un lado, el asesinato del afroamericano George Floyd en Estados Unidos en mayo del 2020, que provocó el movimiento de protestas internacionales de Black Lives Matter; y por el otro, los escándalos del Windrush, que vio la deportación de miles de barbadenses, supuestamente indocumentados, que habían llegado a Inglaterra en los 50, tras el fin de la Segunda Guerra Mundial.
En eso coincide Guy Hewitt, exalto comisionado de Barbados en Londres, al comentar que las deportaciones injustas del Windrush dejaron en evidencia la divergencia “irreconciliable” entre la reina, como ‘reina de Gran Bretaña’, y su papel como ‘reina de Barbados’.