Se cumple un año del rey Juan Carlos de España en el exilio

Hace un año salió el rey Juan Carlos de España empujado por los escándalos que se habían levantado por el descubrimiento de manejos opacos de dineros y por los detalles que se filtraban sobre la relación amorosa que mantuvo con la alemana Corinna Larsen. Y por la mezcla de ambos, porque le transfirió a ella 64,8 millones de euros que recibió del rey de Arabia Saudita. Todavía se investiga si se trató de donaciones o comisiones encubiertas con sociedades en el extranjero y participación de testaferros.

El 3 de agosto de 2020 se supo que el rey emérito se había marchado del país, aunque se desconocía el destino; pocas semanas después se supo que estaba en Emiratos Árabes Unidos.

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A lo largo de estos doce meses se han filtrado más detalles sobre su nueva vida. Ha permanecido en la isla de Zaya Nuray, en un complejo hotelero de lujo, con restaurantes y locales para ocio. En el lugar hay once mansiones y él ocupa una de ellas, que mide 1.050 metros cuadrados y se ubica en un terreno de 4.100. Consta de seis habitaciones y siete baños. Tiene piscina y privado a la playa. El canal TeleCinco logró filmarla en febrero de este año y en las imágenes se ven la amplitud y lujo de cada espacio.

El rey emérito mantiene una rutina tranquila, impregnada sobre todo de nostalgia y ganas de volver a su país. Lee la prensa española y se interesa especialmente por la información relacionada con él. Realiza dos horas de gimnasia y rehabilitación todas las mañanas. Y recibe visitas de mandatarios locales u occidentales que viven allí. Prefiere las películas a los libros y goza de un salón con pantalla gigante. Sigue las regatas de barcos y también dedica largas horas a conversaciones telefónicas.

Sus hijas, las infantas Cristina y Elena, viajan a verlo a menudo. En una de esas visitas recibieron la vacuna contra el coronavirus, lo que provocó críticas, pues lo hicieron cuando en España todavía no les correspondía a las personas de su edad.

El rey emérito sale poco del complejo hotelero. Ha realizado algunos paseos cercanos y de vez en cuando va a cenar a Abu Dabi.

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Con 83 años, ha estado bien de salud, pese a haber sido operado del corazón en agosto de 2019. Ya recibió la vacuna del covid-19 y se ha sometido a varias revisiones. Eso sí, necesita ayuda para caminar, pero se rehúsa a usar silla de ruedas. Se filtró en enero una foto en la que aparecía apoyado en dos escoltas, lo que despertó rumores sobre sus condiciones físicas. Y rápidamente se publicaron un par de fotografías, donde se veía en mejor estado: una con una familia emiratí y otra con el príncipe heredero de Abu Dabi. Era mediados de febrero y fueron las últimas imágenes que se han visto de él.

Cuenta con un equipo de asistencia. Cuatro guardias civiles le sirven de escoltas, por cuenta del Ministerio del Interior, que les paga dietas y traslados. Y tres ayudantes de campo, que hacen parte del personal de la Casa del Rey, se turnan para atenderlo, con fondos de Patrimonio Nacional. De acuerdo con el diario El País, “su estancia en el Golfo cuesta decenas de miles de euros mensuales a las arcas públicas y nadie sabe cuánto tiempo va a prolongarse”.

Varias veces han corrido rumores sobre una posible visita suya a España. El gobierno ha sido asegurado que puede venir cuando lo desee. Pero no es tan fácil. Hay tres investigaciones judiciales abiertas.

Una se centra en la posible comisión recibida de Arabia Saudita, por haber intervenido en la concesión a un consorcio de empresas españolas para la construcción de una línea férrea entre La Meca y Medina; es la misma que involucra a Larsen como receptora de una suma equivalente de parte de Juan Carlos I. Otra se basa en el uso de tarjetas opacas a nombre de terceros para gastos personales y familiares. Y otra más, en posibles cuentas millonarias en paraísos fiscales.

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Cada vez que el vendaval parece amainar, el viento que sacude la figura del rey emérito vuelve a tomar impulso. Lo último que ha surgido ha sido la demanda de Larsen por acoso y las peticiones de Unidas Podemos y otros socios del gobierno ante el Congreso para que investiguen la “opacidad en la venta de armas a países no democráticos y las comisiones ilegales vinculadas”, que enredarían a Juan Carlos I. Según el periódico Público, el rey emérito habría fraguado su fortuna mediante la venta de armamento a algunos países árabes.

Lo cierto es que en la actualidad su presencia en España ahondaría la crisis de la monarquía, la misma que intentó proteger al irse al exilio hace un año.

JUANITA SAMPER OSPINA

CORRESPONSAL DE EL TIEMPO

MADRID