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Sesenta años de Elena de Borbón: la infanta que no llegó a reinar en España
La hija mayor de Juan Carlos I estaba llamada a ser reina hasta que nació su hermano Felipe.
La infanta Elena, a su salida de la comida de un restaurante madrileño. Foto: EFE
La infanta Elena, hija de los reyes eméritos Juan Carlos I y Sofía, y hermana del rey Felipe VI, celebró el miércoles su sexagésimo cumpleaños, en medio de preguntas y cuestionamientos sobre el papel de la mujer frente al hombre en la sucesión a la Corona española.
Elena de Borbón y Grecia, la hija mayor de Juan Carlos I, estaba llamada a ser reina. Hasta que nació su hermano, el hijo varón, Felipe de Borbón, que le arrebató de inmediato su condición de primera heredera al trono.
Fue el rey Carlos IV, quien en 1789 aprobó la llamada Prágmatica Sanción, que estableció que la mujer podría reinar mientras no tuviera hermanos hombres.
La Constitución española, vigente desde 1978, consagra el modelo político de monarquía con democracia parlamentaria y contempla entre su normativa la igualdad entre el hombre y la mujer. No obstante, creó en el artículo 57 la excepción en el caso de la sucesión a la Corona.
La norma, que mantiene el principio de la pragmática de 1789, da preferencia al varón sobre la mujer. Significa que si nace un hijo varón, este estará destinado a ser el sucesor, aunque hubiese hermanas mayores. De manera automática se produce el desplazamiento. Es lo que le ocurrió a la infanta Elena desde el 30 de enero de 1968 cuando nació su hermano Felipe y ella contaba con 5 años de edad.
Lo sorprendente de la normativa que desplazó a la infanta Elena, que ostenta el título de duquesa de Lugo concedido por su padre, es que Carlos IV de Borbón era su sexto abuelo. En su tiempo, sin embargo, fue un avance en materia de igualdad, pues una norma anterior, promulgada en 1713 por Felipe V –su octavo abuelo-, prohibía el de la mujer al trono.
Los reyes Felipe y Letizia a su salida de la comida celebrada por el 60 cumpleaños de la infanta Elena. Foto:EFE
El rey emérito Juan Carlos I, desde su aprobación, ha sido partidario de la norma constitucional que dejó por fuera de la sucesión inmediata a su hija Elena. Los motivos del rey eran claros: tanto él como su padre, el conde de Barcelona, tuvieron hermanas mayores y no querían problemas de tipo sucesorio y de legitimidad dinástica.
La infanta Elena es, en la actualidad, tercera en la línea de sucesión, después de sus sobrinas, la princesa Leonor, primera en la lista, y la infanta Sofía, su hermana. Durante el reinado de su padre, no obstante, nunca fue relegada y ocupó un lugar destacado en multitud de actos de representación real.
La princesa Leonor, heredera de la corona española, el rey Felipe VI y toda la familia real. Foto:AFP
El perfil particular de la infanta Elena
Casada en el año de 1995, y luego separada de Jaime de Marichalar y Sáenz de Tejada, un noble de origen soriano, tuvo dos hijos: Felipe Juan Froilán y Victoria Federica. El primero suele aparecer en noticias por su comportamiento díscolo y la segunda se ha convertido en una destacada influencer. En la actualidad, Elena trabaja en la Fundación Mapfre.
Amante de los caballos —fue muy buena jinete—, también siente pasión por los toros y acude a menudo a las corridas en Madrid. “Tiene una enorme personalidad, un carácter muy fuerte. Es muy noble y directa y por eso muchas veces no encaja. Pero es muy buena persona, un encanto cuando está en confianza”, aseguró la periodista Beatriz de Orleans en declaraciones al diario El País.
Se dice que es la más parecida a su padre, con quien está muy unida. De hecho, el rey emérito viajó expresamente desde Abu Dabi a la celebración de sus sesenta años.
La infanta logró congregar a la mayor parte de su familia. Acudieron a un restaurante de Madrid los reyes Felipe y Letizia; Juan Carlos y Sofía; su hermana —la infanta Cristina— con tres de sus hijos: Juan, Pablo e Irene; y sus hijos Froilán y Federica, así como la princesa Irene, hermana de la reina Sofía. A la celebración no llegaron la princesa Leonor, que cumple su formación militar en la Academia General de Zaragoza, ni la infanta Sofía. Se trató del segundo encuentro de la familia Borbón y Grecia desde la celebración reciente de la mayoría de edad de la Princesa de Asturias.
La despedida a la salida del restaurante de la infanta Elena y su padre, frente a los medios, se ha hecho viral y ha sido blanco de noticias y memes. Se dan dos besos, uno en cada mejilla, como se acostumbra en España; luego ella hace una genuflexión, un gesto que hace parte del protocolo de saludo ante los reyes; después él le dibuja con el dedo gordo el signo de la cruz en la frente, como persignándola, y ella hace lo mismo en la de él; terminan con un juego de manos y dos palmaditas que cada uno da en el pecho del otro, como en ánimo de complicidad, un poco al estilo de lo que harían dos jugadores de baloncesto de Nueva York. Es un paseo por la historia y los lugares en un movimiento, que, obviamente estaba planeado y ensayado. Entre especulaciones y chismes, algunos medios han resaltado que se trata de un saludo antiguo y con raíces en su familia.
La infanta Elena, que en su juventud habría tenido un romance con Cayetano Martínez de Irujo, hijo de la entonces duquesa de Alba, y una estrecha relación con varios caballistas, optó finalmente por casarse con Marichalar, de quien se separó en 2007.
Durante los primeros años de matrimonio, la infanta y el economista vivieron en París. En 1998, tras su regreso a Madrid, Marichalar se convirtió en uno de los hombres más fotografiados por su estilo de vestir, que muchos calificaron de excéntrico, y por aparecer en los desfiles de moda de Louis Vuitton, Dior, Loewe y Fendi. De hecho, se decía que trató de renovar el estilo discreto de su entonces esposa, que durante un tiempo mostró modelos más atrevidos.
Es consejero del grupo LVMH y, desde hace algunos años, vive una vida discreta, alejada de los focos, dedicado a promover su propia firma —B Corner— de ropa para hombre. “Seguir la moda es no tener personalidad”, dijo Marichalar a la revista Vanity Fair en 2018.
Cristina, la otra infanta
La infanta Elena no ha tenido que afrontar los graves problemas que padeció su hermana, la infanta Cristina, cuyo marido, Iñaki Urdangarin, fue condenado a cinco años y diez meses de prisión. Ella misma tuvo que pagar una multa de casi 137.000 euros (unos quinientos millones de pesos). Urdangarin fue acusado de delitos de malversación, prevaricación y fraude a la istración pública. La infanta Cristina fue hallada responsable, a título lucrativo, en los delitos de malversación y fraude de su esposo.
Con posterioridad, fue apartada de la Casa Real y se le retiró el título de duquesa de Palma, que ostentaba con su marido.
Su separación creó una revuelo social y mediático, pues se supo que su marido le fue infiel mientras estuvo en la cárcel. Los detalles del idilio se airearon en la prensa.
La princesa Leonor en su formación militar en España. Foto:EFE
La infanta que no reinó en España ha sido comparada estos días con su sobrina la princesa Leonor, sucesora oficial de Felipe VI, que, ante la ausencia de hermanos varones, será probablemente reina de España.
La norma constitucional, que favorece al hombre sobre la mujer, sin embargo, vuelve a ser centro de discusión con motivo del sexagésimo cumpleaños de Elena. Muchos españoles se preguntan hasta cuándo se mantendrá la discriminación, en contra de la propia Constitución que marca como principio básico la igualdad entre el hombre y la mujer.