
Osama Bin Laden, fundador del grupo Al Qaeda, y su estela de terror
Fue considerado el criminal más buscado del planeta. Los servicios de inteligencia trataron de dar con su paradero durante 10 años. Finalmente, el 2 de mayo de 2011, un comando especial del Ejército de los Estados Unidos acabó con la vida de Bin Laden.
Lo cierto es que este extremista fundador de Al Qaeda cambió radicalmente el curso de la historia del siglo XXI cuando apenas despuntaban los primeros años del nuevo milenio.
Hijo de uno de los empresarios de la construcción más ricos de Arabia Saudí, su carrera terrorista se inició en 1979, tras la invasión soviética en Afganistán. Allí luchó con los muyahidines contra el Ejército de la URSS.
Bin Laden, junto con el yihadista palestino Abdullah Azzam, cofundaron la organización terrorista, paramilitar y yihadista Al Qaeda en 1988, después de que la Unión Soviética se retiró de Afganistán. “Tan solo un año después, Bin Laden consolidó el control de la organización después de que Azzam fuera asesinado”, explica el experto.
Esta organización fue fundada como una plataforma para exportar la ideología yihadista y el entrenamiento de guerrillas desarrollado en Afganistán a los movimientos militantes islamistas de todo el mundo. En ese sentido, Osama Bin Laden trató desde finales de los 80 y principios de los 90 virar hacia una estrategia de yihad global.
Jonathan Wood
experto de
Control Risks.
“Bin Laden culpó a EE. UU. por los conflictos, el subdesarrollo y la represión política en todo el mundo musulmán”.
Jonathan Wood
experto de
Control Risks.
Más que cualquier otro blanco, Bin Laden tenía una atracción especial por Estados Unidos. “Lo culpó específicamente por los conflictos, el subdesarrollo y la represión política en todo el mundo musulmán. Basándose en su experiencia en Afganistán y en las observaciones de las guerras de Checha y los Balcanes, a principios de la década del 90, Bin Laden argumentó que era necesario forzar la retirada militar de las potencias extranjeras de los países musulmanes para establecer estados islámicos”, advierte el experto.
Tras los atentados del 11S, y la invasión en octubre de 2001 a Afganistán por parte de tropas estadounidenses, Al Qaeda y sus líderes tuvieron que huir a Pakistán. Refugiado en las montañas fronterizas entre ambos países, en los años siguientes Bin Laden se dedicó a divulgar videos en los que se congratulaba de los ataques y amenaza con nuevos actos terroristas en los países que participaran en la ocupación de Irak.
Con la muerte de Bin Laden y la intervención de occidente en Oriente Próximo, Al Qaeda fue uno de los grupos más golpeados durante estas últimas dos décadas. Aunque la muerte de su máximo líder no provocó su disolución, hoy la organización terrorista es la “sombra de lo que fue”, según dijo Barak Mendelsohn, profesor de la Universidad de Haverford, en Pensilvania.
El actual líder de la organización terrorista, el egipcio Ayman al-Zawahiri, quien fue discípulo de Bin Laden, lleva años escondido y ha tenido que multiplicar las “franquicias” de la organización para que sobreviva.
Hoy este grupo tiene células repartidas desde la península arábiga hasta el Magreb, desde Somalia hasta Afganistán, en Siria e Irak. Al Qaeda, sin Bin Laden, también ha perdido protagonismo con el surgimiento del Estado Islámico.
Otro nombre que también parece emerger para dirigir Al Qaeda en un futuro próximo según los expertos es Saif al-Adel, antiguo teniente coronel de las Fuerzas Especiales egipcias. “Para algunos, la organización dirigida por Osama bin Laden es una reliquia de una época pasada. Pero ha demostrado su resistencia en el pasado. Es demasiado pronto para escribir el obituario del grupo”, dijo Colin Clarke, director de investigación del centro de estudios de EE. UU. Soufan Center.
“A diferencia de muchos grupos yihadistas sigue centrado en ataques transnacionales, en particular contra EE. UU. y otros países occidentales. Los afiliados de Al Qaeda han seguido evolucionando y perfeccionando sus tácticas, desde la inserción en las comunidades locales hasta la incitación al terrorismo local en los países occidentales”, sentencia el Wood al considerar la latencia del legado de Osama bin Laden en la actualidad.