En una modificación al código penal del estado,
Kathy Hochul, gobernadora de Nueva York, en Estados Unidos,
derogó una ley poco aplicada en la actualidad que estaba vigente desde el año 1907 y tenía como objetivo
castigar a las personas que cometían adulterio.
El pasado viernes 22 de noviembre,
la gobernadora tomó la decisión y firmó los documentos que dejaron sin efecto para siempre a la norma que regía hasta entonces y pretendía regular las relaciones personales, marcando un punto de inflexión para la justicia estadounidense. La legislación definía al adulterio como "mantener relaciones sexuales con alguien mientras uno o la otra persona tenía un cónyuge vivo", y fue
promulgada en la época en la que demostrar una infidelidad era el único camino para divorciarse legalmente.
A pesar de la importancia que tuvo la ley en sus primeros años de vigencia, desde 1970 solo se aplicó en una docena de casos, por lo que estaba prácticamente inactiva. Luego de firmar la derogación de la ley, la gobernadora, casada hace cuatro décadas, dejó de lado su situación personal y reconoció que "las personas a menudo tienen relaciones complejas", por lo que la legislación quitaba cierta libertad a los individuos para dirimir sus asuntos en la intimidad.
"Estos asuntos deberían ser claramente manejados de forma personal y no por nuestro sistema de justicia penal. Eliminemos este estatuto absurdo y anticuado de nuestros códigos de una vez por todas", declaró.
Las diferentes posturas sobre la controvertida ley en Nueva York
La primera vez que los legisladores plantearon derogar la ley ocurrió en la década de 1960, pero tras una serie de debates, decidieron mantener su vigencia dado que la eliminación podría interpretarse "como un respaldo a la infidelidad". La reciente quita de la regulación nace de una iniciativa impulsada por el legislador Charles Lavine, quien sostuvo en un comunicado de prensa compartido en sus redes sociales: "Las leyes están destinadas a proteger nuestra comunidad y disuadir comportamientos antisociales; la ley de adulterio de Nueva York no cumplía con ninguno de estos objetivos".
En esa línea, Lavine se refirió a los informes internacionales que determinaron que el adulterio no debería ser un delito penal por distintas razones y concluyó asegurando que "las leyes sobre adulterio estigmatizan, castigan injustamente y victimizan a las mujeres y sus familias". Además de Nueva York, los estados de West Virginia, Pensilvania, Colorado, Nuevo Hampshire, Massachusetts, Utah, Idaho y Minnesota eliminaron leyes similares de su código penal.