'Me divorcié a los 40 años y esto es lo que más me costó; es impactante'

Divorciarse a los 40 años puede ser una experiencia transformadora. Recientemente, una mujer de Estados Unidos compartió su experiencia con el medio Business Insider, donde destacó las dificultades emocionales y prácticas que enfrentó después de la separación. A pesar de contar con el apoyo de amigos y familiares, vivió situaciones que la dejaron devastada.

Según comentó, uno de los mayores retos que enfrentó fue la sensación de soledad, especialmente durante momentos cotidianos que antes compartía con su pareja. “Recuerdo la primera vez que fui a hacer la compra después de la separación. Estaba en el pasillo de frutas y verduras con una amiga y me encontré llorando porque no podía decidir qué comprar. Fue como un golpe repentino de soledad”, sostuvo.

Además, la presión financiera también resultó ser un desafío extra. Con el final del matrimonio, toda la responsabilidad económica recayó sobre ella. Como propietaria de una pequeña empresa y escritora, tuvo que enfrentar la realidad de tener que cubrir sus propios gastos médicos y asegurarse de que sus clientes le pagaran a tiempo: “El estrés financiero es abrumador. Ahora tengo que manejar todo por mi cuenta, desde el seguro médico hasta la estabilidad de mi negocio. Es una carga que antes compartía con mi expareja y ahora tengo que enfrentar sola”.

El impacto en la planificación a largo plazo también fue notable. Anteriormente, había diseñado un futuro compartido con su expareja, incluyendo planes de jubilación y metas a largo plazo. Ahora, se encontraba sin un plan de jubilación significativo y sin una visión clara de cómo sería su vida en el futuro.

“Antes teníamos un plan claro para nuestra jubilación y metas a largo plazo. Ahora, no tengo idea de cómo será mi vida el próximo año, y mucho menos en los próximos 25 años. Aunque es emocionante redibujar mi futuro, también es un desafío enorme”, resalta.

Si bien los proyectos a largo plazo complicaron su día a día, los pequeños momentos cotidianos demostraron ser los más difíciles de enfrentar. Ella recuerda claramente su primera experiencia de hacer la compra después de la separación: “Cuando fui al supermercado sola por primera vez después de la separación, me sentí perdida y abrumada. Era algo tan simple como comprar alimentos, pero sin mi expareja, esos momentos se sentían vacíos y desalentadores”.

En su esfuerzo por reconstruir una nueva vida, tomó medidas para separar su pasado del presente: eliminó fotos y objetos que recordaban su matrimonio, reorganizó su hogar y adquirió nuevos elementos para transformar su espacio. Si bien consideró mudarse, optó por renovar y adaptar su casa actual para que reflejara su nueva identidad. 

A pesar de los obstáculos, también encontró consuelo en el apoyo continuo de amigos y familiares. En un reciente incidente que sufrió con un autobús, a pesar del miedo inicial, el respaldo de sus seres queridos le recordó que no estaba sola. “Cuando tuve el accidente, me asusté mucho. Pero el hecho de que mis amigos y familiares estuvieran allí para ofrecerme su apoyo inmediato me hizo sentir que, aunque muchas cosas han cambiado, aún tengo una red de apoyo que me sostiene”, concluyó.