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Inmunidad de rebaño en Estados Unidos: ¿un sueño inalcanzable?
Pese a que sobran las vacunas para el covid, el país está lejos de alcanzar la anhelada meta.
Viajeros se dirigen a tomar sus vuelos en el aeropuerto internacional Jorge Chávez en Lima (Perú). Foto: Paolo Aguilar / EFE
Estados Unidos está nadando en vacunas para el covid-19, literalmente. Hay tantas dosis disponibles que ya estados como Florida y Nueva York eliminaron el requisito de la residencia y han abierto sus puertas tanto a indocumentados como turistas que deseen inmunizarse.
Sin embargo, el país está lejos de alcanzar la anhelada inmunidad de rebaño. Un concepto del que se viene hablando desde que la pandemia comenzó a azotar al mundo y al que se llega cuando determinado porcentaje de la población se vuelve inmune al virus, bien sea por vía de la vacuna o porque contrajo la enfermedad de manera natural.
No vamos a llegar a un punto en el que podamos volver a vivir como vivíamos en el 2019. Lo que veo pasando es que iremos volviendo gradualmente a una nueva versión de normalidad.
La teoría es que una vez se llega a ese punto, el mal ya no tiene víctimas suficientes para sobrevivir y va desapareciendo. Y cuando se presenta algún pico, por lo general es focalizado y se puede atender con facilidad sin colapsar el sistema de salud.
Eso sucedió en el pasado con el polio y otras enfermedades que en su momento arrodillaron al planeta pero que hoy son solo un mal recuerdo de otra generación.
Cuando arrancó la pandemia, en marzo del año pasado, los expertos hablaban de que era necesario que al menos un 60 por ciento de la población desarrollara defensas para alcanzar ese nivel de inmunidad.
Pero con el correr de los meses y a medida que los científicos han comenzado a entender mejor como se comporta el covid-19, ese número ha ido creciendo. A comienzos de este año, cuando las vacunas comenzaron finalmente a distribuirse en masa, el doctor Anthony Fauci, director del Centro para las Alergias y Enfermedades Contagiosas, hablaba del 75 al 80 por ciento de la población.
Algo viable, al menos para EE.UU., si se tiene en cuenta que el cálculo era que para abril tendrían dosis suficientes para cada una de las 330 millones de personas que viven en EE.UU.
Los turistas pueden vacunarse en las playas de Miami, Estados Unidos, sin presentar mayores documentos. Foto:Alicia Vera/ Bloomberg
Pero esta semana el mismo Fauci actualizó el dato con un baldado de agua fría. En este punto, dijo, sería necesaria la inoculación de más del 90 por ciento del país para materializar la inmunidad. Algo que, señaló, parece imposible de lograr.
Para este epidemiólogo, la mejor apuesta a estas alturas es asumir que el coronavirus no va esfumarse de la noche a la mañana y que el país tendrá que aprender a vivir con su amenaza permanente.
"No hay un número mágico a partir del cual se puede decir que obtuvimos la inmunidad de rebaño. No vamos a llegar a un punto en el que podamos decir, a partir de ahora podemos volver a vivir como vivíamos en el 2019 antes de que esto sucediera. Lo que veo pasando es que iremos volviendo gradualmente a una nueva versión de normalidad en la que a veces tendremos que volver a elevar las medidas de precaución, como uso de máscaras y distanciamiento, y en otras ocasiones podremos bajar un poco la guardia", dijeron el doctor y otros expertos de la Casa Blanca durante una entrevista con McClatchy esta semana.
Un giro radical a su versión de hace apenas unos meses cuando la vacuna era vista como un remedio milagroso que pondría fin a la pandemia.
Muchos no se quieren vacunar
Cómo se llegó a este punto es una historia con varios ángulos y explicaciones. Algunos tienen que ver con el mismo virus y la manera como ha mutado a lo largo de este año. Pero otros apuntan a razones políticas y la misma naturaleza humana.
Actualmente, en EE. UU. unas 156 millones de personas han recibido una dosis de la vacuna. Eso equivale a casi el 47 por ciento de la población. De ellas 115 millones, o el 35 por ciento, ya recibió su segunda dosis y se considera plenamente inmunizada (En EE.UU. dos de las tres vacunas disponiblesModerna y Pfizer, requieren una segunda aplicación mientras que Johnson y Johnson solo una).
A ese número se suman unas 50 millones de personas que contrajeron el virus de manera natural (32 millones reportados oficialmente y otros 18 millones aproximadamente entre asintomáticos o que nunca documentaron su enfermedad).
En otras palabras, entre vacunados plenamente o con una dosis y ya infectados sumarían unas 200 millones de personas con algún nivel de protección o el 60 por ciento de la población.
Esa cifra probablemente va crecer en las próximas semanas ahora que la FDA acaba de aprobar la vacunación para menores de edad entre los 12 y los 15 años.
En Nueva York, así como en el resto de ciudades, los adultos pueden acceder a las vacunas anticovid. Foto:JUSTIN LANE / EFE
Pero aún quedaría lejos del 75 o 80 por ciento inicialmente calculado por Fauci y aún más del 90 por ciento del que ahora se habla. El problema central, sin embargo, es que hay un gran componente de la sociedad que no quiere vacunarse.
De acuerdo con encuestas recientes, cerca de un 30 por cientode las personas en el país se muestran reacias al procedimiento. En su mayoría son conservadores y-o individuos que se asocian con el partido republicano.
Aunque las explicaciones son múltiples, el "pecado original" de esta tendencia recae en el expresidente Donald Trump y otros políticos de esta corriente que optaron por minimizar los peligros del covid a pesar de que ya ha matado a casi 600.000 personas en un año (10 veces más de las vidas que se cobra anualmente un virus como la influenza).
Como se recuerda, Trump incluso llegó a decir que el virus era un invento de los demócratas para desprestigiarlo y se opuso al uso de máscaras y el distanciamiento social.
Y si bien el expresidente fue de los primeros en ponerse la vacuna -pese a que contrajo la enfermedad el año pasado- la desconfianza quedó sembrada en un vasto segmento de la población.
Pero a esos se han sumado los llamados "anti vaxxers", un movimiento que en EE. UU. es grande y que en general están en contra de las vacunas por que creen que pueden ocasionar efectos adversos a la salud en el largo plazo.
Jornada de vacunación en Miami. Foto:EFE/EPA/CRISTOBAL HERRERA
La desinformación, el otro gran problema
Así mismo pululan las noticias falsas sobre supuestos peligros asociados con la medicina. Entre ellos que causa infertilidad, lo que ha alejado a muchas mujeres jóvenes que quieren tener hijos en el futuro próximo.
También hay temor, por desinformación, entre minorías de afroestadounidenses y latinos y a estos se suman los que por descuido o desidia se pusieron la primera dosis pero no han regresado por la segunda.
Sin ellos, en su conjunto, no es posible sobrepasar la meta de la inmunidad global.
Y es algo que ya se está viendo en el terreno. De estar vacunando a casi tres millones de personas diarias durante los primeros dos meses, la cifra en EE. UU. ha caído a solo dos en las últimas semanas pese a que hay dosis ilimitadas y ya ni siquiera se necesitan citas para adquirirlas. Y seguirá cayendo una vez se llegue al tope de los que sí querían y aparezca la muralla de los que no.
Foto:EFE
Pero eso es solo parte de la explicación. De acuerdo con Marc Lipsitch, epidemiólogo de la universidad de Harvard, en estos meses el virus ha mutado varias veces. Y estas nuevas variantes son más transmisibles y letales que el covid original, para el que fue desarrollada la vacuna.
Por lo menos ya hay cinco variantes del covid recorriendo el mundo, varias de ellas en EE. UU. Si bien tanto Pfizer como Moderna sostienen que sus productos han mostrado un alto nivel de defensa frente a las variantes de Gran Bretaña, y Sudáfrica es incierto si brindan protección contra otras como la B1351 y P1, que fueron detectadas en Brasil.
Los primeros estudios, de hecho, indican que si bien la vacuna ofrece algo de protección, no es tan eficiente frente a ellas. Según Moderna, la defensa caería del 95 por ciento actual al 50 por ciento que ofrece frente al B1351 o el P1.
"En la medida que el virus se siga propagando sin control, como estamos viendo en la India, seguirán apareciendo nuevas variantes más resistentes a las vacunas actuales. Variantes, que terminarán llegando a EE. UU. y al resto del mundo dado el nivel de interconexión que existe hoy día", afirma Lipsitch.
Incluso, ya hay evidencias de cepas que evaden completamente los anticuerpos creados por la vacuna y personas que se están re infectando pese a tenerlos.
Eso en el caso de Moderan o Pfizer, que por el momento son los productos con más altos niveles de éxito para frenar la pandemia. Pero nadie sabe que tan efectivas frente a las nuevas variantes serán otras, como las desarrolladas por Rusia o China.
La vacunación debe ser global
Según este experto, la única manera de poner en cintura al coronavirus era atajarlo antes de que comenzara a mutar de manera masiva. Y para eso era necesario un esfuerzo de vacunación mundial y homogéneo. Algo que no está sucediendo.
Mientras países como EE. UU. ya tiene al menos el 30 por ciento de su población inoculada, hay otros que no superan ni el 1 por ciento. De hecho, se estima que actualmente menos del 2 por ciento del planeta ha sido vacunado.
Por eso muchos ya hablan de la aplicación de una tercera dosis más adelante que incluya protección contra esas nuevas versiones del virus y está comenzado a asentarse la idea de que el coronavirus se tornará en algo como la influenza. Es decir, que habrá que inocularse cada año para contrarrestar las mutaciones.
"La meta del 80 o 90 por ciento de vacunación en EE. UU., en teoría, era algo posible. Pero hay que aceptar que eso no va a suceder y diseñar estrategias con esa mentalidad2, sostiene el epidemiólogo.
Eso, sin embargo, no quiere decir que el virus seguirá estrangulando al país y al mundo como lo ha hecho hasta ahora.
De acuerdo con Rustom Antia, biólogo de la universidad de Atlanta, si bien el virus no va a desaparecer -como prometió Trump- en la medida que más personas se vacunen y el remedio llegue a todos los rincones del planeta, el covid irá perdiendo letalidad y se transformará en una enfermedad de impacto moderado y tratable, así nunca se llegue la inmunidad de rebaño. O eso, al menos, es a lo que todos le apuestan ahora.