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El poderío de Xi Jinping, quien está a las puertas de un nuevo mandato en China
De ser ratificado para un tercer periodo se convertirá en el hombre más poderoso del país. Crónica.
Xi Jinping se refirió a temas como Taiwán o el covid-19. Foto: EFE
La voz del presidente chino, Xi Jinping, retumbó en el Gran Palacio del Pueblo. Con un decidido y entonado “¡Camaradas!”, el mandatario saludó a los 2.379 delegados y dio inicio del Congreso del Partido Comunista de China (PCCh).
El cónclave, que comenzó hace una semana y finalizará hoy, ocurre cada cinco años y es una cita clave para el gigante asiático. Allí se traza la hoja de ruta del país para el siguiente lustro. “Ahora entregaré el informe al XX Congreso Nacional”, inició Xi.
Minutos antes, los aplausos pausados de los dos millares de asistentes marcaban el ritmo para la entrada al recinto del presidente, quien se apresta a conseguir un tercer mandato como Secretario General del Partido Comunista y, de paso, dirigente del país.
Se trata de un hecho inédito, ya que los líderes chinos suelen estar solo dos periodos consecutivos. Pero, tras siete días, mañana (hacia las 10 p. m. de hoy en Colombia) se espera que Xi sea nuevamente ratificado en el cargo, convirtiéndose en el líder chino más poderoso desde Mao Zedong. Y, si no hay ninguna sorpresa, las decisiones que se anuncien tendrán efecto a partir de marzo de 2023.
EL TIEMPO es uno de los pocos medios extranjeros autorizados en el Congreso del PCCh para reportar lo que pasa dentro del evento. Según el Gobierno, al menos 750 reporteros del mundo y otros 1.750 de China se registraron, pero solo algunos pudieron acceder (entre ellos este diario) a las salas de prensa y a la apertura.
Los periodistas llegaron dos días antes a una “burbuja sanitaria”, un lugar del que no se puede salir por medidas de bioseguridad por la pandemia del coronavirus. Es una especie de cuarentena grupal. Todos los días hay que hacerse prueba PCR y al hotel se ingresa con los ojos, a través de un registro biométrico.
La mañana de ese domingo fue fresca en Pekín. El invierno se siente con fuerza por estos días: con mucho viento, bajas temperaturas a primeras horas y fuertes vientos. Las calles estaban cerradas y las autoridades dispusieron de un corredor especial para entrar al llamado primer anillo, donde está la histórica plaza de Tiananmén.
En algunos puentes peatonales se veían carteles rojos con caracteres amarillos citando frases del presidente Xi Jinping y hablando de los logros del PCCh. Para presenciar el evento, los periodistas entran por la imponente puerta de Zhengyang, a unos 250 metros de la puerta de Qianmen, otro lugar emblemático de Pekín.
El color rojo durante el Congreso ha sido predominante. A cada lado de la puerta de Zhengyang, en la parte externa, había 15 astas con una estrella en la punta que sostenían 15 banderas de China. El control de seguridad a la entrada exige la presentación del carné de prensa y pasar por detector de metales.
Llegada del presidente chino al Congreso del Partido Comunista. Foto:AFP
Antes de que Xi diera su esperado discurso, ocurrió un milimétrico y calculado protocolo que protagonizaron sobre la tarima principal los del Buró Político y funcionarios del Comité Central.
Se trataba del protocolo para servir el té, algo coordinado de forma previa y con una precisión impresionante. Parecía un reloj de pulso y con una armonía que denota una preparación previa rigurosa. La bebida de ese día había sido preparada de forma exclusiva para ese momento. Era una mezcla entre té de jazmín y té negro.
Justo después, a las 9:40 a. m., sonó un timbre que puso a todos en alerta. En una pantalla azul, a la derecha del escenario, apareció un número: 2.379, que hacía referencia al número de delegados e invitados en el lugar. El timbre duró al menos un minuto. En broma, algunos colegas pensaron que parecía uno de los timbres que anticipan el comienzo de una obra teatral. Y no era para menos. Diez minutos después, sonó el segundo timbre. En ese momento entraron los del Comité Central y se ubicaron en sus puestos.
En ese instante, el presidente Xi Jinping ingresó al recinto. Vestía traje azul oscuro, camisa blanca y corbata roja. Caminó hasta sentarse en la silla central de la mesa larga del frente. Su asiento era el más grande y estaba más separado que el resto. A su derecha estaba Li Keqiang, el premier actual —o máximo dirigente del Consejo de Estado de China— y quien se encargó de dar la introducción.
El discurso del mandatario fue transmitido en todo el país. Foto:AFP
El discurso
También estaban el expremier chino Wen Jiabao, con 80 años; el expresidente Hu Jintao, con 79 años, y el ex consejero de Estado y exmiembro del Comité Permanente del Buró Político del PCCh, Song Ping, con 105 años.
Causó sorpresa para varios periodistas la ausencia del expresidente Jiang Zemin, quien hace cinco años estuvo presente y usó una lupa para leer el discurso del presidente. Luego de unos actos protocolarios adicionales, Xi Jinping dio inicio a su discurso.
Su alocución duró una hora y 44 minutos, menos que el del anterior congreso en 2017 cuando habló durante tres horas y media. Sus brazos y manos siempre estuvieron firmes sobre el atril. Levantaba la cabeza por ocasiones porque sabía que tenía una cámara al frente.
La mayor ovación que se escuchó fue cuando el presidente Xi se refirió a la “reunificación pacífica de Taiwán” —como han catalogado la situación desde el PCCh—. Pero también, cuando dijo que con la “dinámica de covid cero” se puso “la vida de las personas por encima de muchas otras cosas”. Su voz aumentaba el tono en ciertos fragmentos, como cuando dijo que “el mundo se encuentra de nuevo en una encrucijada histórica” y hacía referencia a la “hegemonía y autoritarismo” en varios actos internacionales.
El mandatario repitió al menos 91 veces la palabra “seguridad”, muy por encima de “economía”, una de las que más pronunció hace cinco años. La palabra “covid” solo la dijo en tres ocasiones y “desarrollo” la mencionó 183 veces.
Destacó los tres grandes momentos de la última década durante su mandato: el centenario del Partido Comunista de China que se celebró el año pasado; la instauración del socialismo con características chinas de la nueva era —el nombre que se le dio a su pensamiento y que podría ser elevado al mismo nivel del de Mao Zedong con posibles reformas a la constitución—, y lograr que la sociedad sea “modestamente acomodada” y se haya erradicado la pobreza extrema en el país.
El mandatario prepara el camino para liderar China por tercer periodo consecutivo. Foto:AFP
También habló de Taiwán, Hong Kong, Macao, haciendo énfasis en los “logros de la política de un país, dos sistemas”; la lucha anticorrupción, descrita como una de sus más grandes banderas en la última década; las claves ideológicas del partido basadas en el socialismo con características chinas de la nueva era —como se ha catalogado su pensamiento— y los objetivos trazados para que China sea un “Estado socialista moderno” en 2035.
Cuando terminó el discurso, las miles de personas en el lugar lo volvieron a aplaudir hasta que se sentó en su silla en la mesa central. Li Keqiang tomó la palabra y dijo que se daba por iniciado el nuevo congreso comunista. Al instante, la banda militar volvió a interpretar el himno y la sesión terminó. Se espera que entre los anuncios, que se conocerán en las próximas horas, se den detalles sobre la remodelación de la cúpula del partido, el destino del próximo primer ministro y que Xi sea ratificado.